Cons estas palabras comenzaba su ministerio episcopal en la tierra que el 4 de Agosto de 1976 regaría con su sangre:
“Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro, que les habla el mismo lenguaje también de tierra adentro. Un hombre que quiere identificarse y comprometerse con ustedes. Quiere ser un riojano más. Por eso, desde ahora les dice: mi querido pueblo riojano”.
Mons. Angelelli fue un enamorado de Jesús, al que le entregó su vida e imitó hasta su muerte.
“Este hombre siente y experimenta interiormente el peso de la responsabilidad, de haber sido ungido por el Espíritu del Señor y de ser enviado por Jesucristo para pastorear este pueblo de Dios. Aquí tienen al obispo, hermano en la debilidad de todos los hombres, un cristiano como ustedes, sacerdote en la plenitud del sacerdocio de Jesucristo.”
De Monseñor Angelelli muchas cosas se dijeron y otras muchas se callaron. Nosotros queremos rescatar lo que le dio sentido a su vida y a su muerte: obispo católico al servicio de su pueblo. A esto él lo tenía muy claro, cuando nos enseñaba que
“la Iglesia posee una misión “de orden religioso”. A ella le toca proclamar proféticamente el mensaje de salvación, del que derivan tareas, luces y energías capaces de dotar a la actividad diaria de los hombres de un sentido y de una significación mucho más profundos. La iglesia tiene fundamentalmente una sola misión, que no es de orden político, económico o social. Pero ella ofrece lo que posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad, según el modelo que encuentra en Cristo; y esta visión rige toda la vida de los hombres y del mundo: las ciencias, las artes, las ideologías, la política, la actividad económica y social, cada vez que comprometan al hombre en toda su dimensión.”
Ese mismo día decía que
“en este contexto, el obispo asume su responsabilidad pastoral. No vengo a ser servido, sino a servir; a todos, sin distinción alguna de clases sociales o modos de pensar o de creer. Como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres; de los que sufren espiritual o materialmente; de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana, como hijos del mismo Padre que está en los cielos; de los que reclaman el afecto y la comprensión de sus hermanos… Cuenten con este hermano, que es también padre en la fe. Quiero estar junto a cada riojano que desinteresadamente se brinde por servir a sus hermanos; quiero ser servidor de los adultos y especialmente de la juventud.
Ayúdenme a que no me ate a intereses mezquinos o de grupos; obren para que sea el obispo y el amigo de todos: de los católicos y de los no católicos; de los que creen y de los que no creen; de los de la ciudad y de los que viven en los lugares más apartados. El obispo no trae segundas intenciones, sino que tiene una sola: servir amando.”
El 18 de julio de 1976 envió su última carta a sus comunidades. El título era muy sugestivo: “Dios, nuestro Padre, tiene caminos distintos a los que solemos construir los hombres”. Tiene todo el sabor del testamento espiritual de un santo. Allí trata dos asuntos: la misa radial y su diócesis que se ha puesto en estado de oración. Explica, con ternura de madre y firmeza de padre, que desde el 24 de marzo la Misa no se transmitía más, por “orden de la superioridad” que desde ese momento gobernaba a la Argentina.
Al mismo tiempo, le informa a su pueblo que toda la Diócesis había sido puesta en estado de oración, pidiendo por la patria y las familias. Y no como una estrategia humana sino porque creemos
“firmemente en la fuerza de la oración de todo un pueblo, ante tantos problemas que vivimos los argentinos, las familias riojanas y las de todo el país.”
Sus últimas enseñanzas, en este sentido son profundamente cristianas:
“Prepárense bien para la celebración de los sacramentos. Participen de la santa misa. No dejen de reconciliarse en el sacramento de la penitencia y acérquense a recibir a Cristo en la eucaristía. Descubran cada vez más a Cristo en la vida de ustedes. Recen en familia. Recuerden el padrenuestro en familia, tomados de la mano. Recen el rosario a la Virgen María, nuestra Madre; ella no abandona jamás a sus hijos, y a ella le hemos consagrado la diócesis. No dejen de saludarme a los enfermos, a los ancianos, a las familias, a los jóvenes y a los chicos. Un saludo afectuoso a mis hermanos sacerdotes, a las religiosas, a los catequistas y a las asociaciones parroquiales.”
A tantos años de su partida, no podemos dejar de sorprendernos de la actualidad de las palabras de este mártir beato:
“Somos convocados no para resucitar el pasado, sino para construir el futuro. Tensionados en la paz interior y la esperanza cristiana ubicados entre la tradición y el futuro, sigamos la marcha tratando de descubrir, en una búsqueda comunitaria, la imagen verdadera y auténtica del dinamismo del presente; sus gozos y esperanzas; sus aspiraciones y limitaciones; sus realizaciones y sus potencialidades; sus riquezas y pobrezas; su vocación y misión de futuro.”
He llegado casi por casualidad --mejor dicho Providencia- a este artículo y me sorprende que aún no haya comentarios. ¿el silencio es salud? Ummm, parece que los resabios de una época oscura están muy presentes.
Poco sé de Monseñor Angelelli a través de una pequeña e interesante biografía que leí hace 6 años, pero ese poco me ha resultado muy interesante para reflexionar sobre la dimensión global de nuestra fe católica que tantas veces se marchita en la soledad de nuestras oraciones mezquinas, a la sombra de las necesidades de tantos hermanos a los que no servimos. ¿cómo sería nuestra iglesia si cada uno de los fieles hiciéramos carne al menos un poquito ese "No vengo a ser servido, sino a servir; a todos, sin distinción alguna de clases sociales o modos de pensar o de creer." Lectores del blog ¿qué conocen de Monseñor Angelelli? ¿qué opinan?...
Que opina usted de los asesinatos de Jordan Bruno Genta y Carlos Sacheri?....por las dudas le recomiendo el libro de este ultimo...."La Iglesia clandestina", le dara muchos datos que aparentemente desconoce
¿Qué opino? Algo que a vos no te gusta que diga: un asesinato o un homicidio, es un asesinato o un homicidio, venga de donde venga y lo haga quién lo haga. Es mucho más horreondo cuando se hacen por "ideas" (léase ideologías), sean estas de derecha o de izquierda.
Te mandaría leer el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, porque hay datos que aparentemente desconocés, pero seguro que me dirás que no es un documento de magisterio...