José Gabriel Segura y Cubas  fue el primer Obispo del Litoral, Luis José Gabriel nació en el Hospicio, Distrito de San Antonio,  Departamento de Piedra Blanca el 21 de agosto de 1803.Fueron sus padres José Luis Segura y María Francisca Cubas. Descendía de por ambas ramas de dos antiguas y distinguidas familias  de la región, los Segura y los Cubas.

Fue bautizado por su pariente el Pbro. Maestre  Bernandino Segura, siendo sus padrinos José Obregón y Josefa Cubas. Hizo sus primeros estudios  y los cursos de gramática y retorica en las escuelas del Convento de Franciscanos bajo la dirección del Padre Fray Ramón de la Quintana  y el Hermano Fray José de Archeverroa en Catamarca.

José Gabriel Segura y Cubas

El inicio de su sacerdocio

José Gabriel Segura y Cubas en 1818 se trasladó a Córdoba, en cuyo colegio Monserrat completó la carrera eclesiástica. “Coronada está con gran brillo”, dice un artículo de la junta de estudios eclesiásticos de Catamarca, “se ordenó sacerdote en Arequipa, Perú, adonde fue llevado por el mismo Padre Ramón de la Quintana”.

De regreso a su tierra, celebró la primera misa en la Iglesia del Señor de los Milagros, en piedra Blanca, llamada durante la época colonial Capilla de los Segura, por haber sido sus antepasados quienes la construyeron.

Fue su primer destino ministerial el de ayudante del Padre Agustín Colombres. En 1840, fue nombrado cura y vicario interino del curato Rectoral, confirmado en 1846 y cargo que mantuvo hasta su nombramiento de Obispo de Paraná.

Un perfil evangélico

En todos los momentos de su vida, el Padre José Gabriel Segura y Cubas fue un apóstol en el más amplio sentido de la palabra. Daba ejercicios espirituales todos los años unas veces a los hombres y otras a las mujeres en su propia casa, costeando todos los gastos de su peculio.

Pero por sobre todas las cosas era un gran devoto y propagador del culto de Nuestra Señora del Valle. Procuraba siempre que las festividades de la virgen alcanzaran la mayor solemnidad posible. En 1854 consiguió que la iglesia matriz de Catamarca, fuese agregada a la Basílica Liberiana de Santa María la Mayor de Roma.

En 1857 ya acariciaba la idea de construir un nuevo templo en su querida iglesia de Catamarca y contrato los servicios del Arquitecto Caravatti para hacer el plano del templo que quería edificar. El contrato de la ejecución de la obra recién fue firmado el 16 de abril de 1859, entre el Vicario Luis Gabriel, Don Javier de Castro por el gobierno y los arquitectos  Carlos Tanivella y Natalio Balloca. La obra dio comienzo de inmediato y así el vicario antes de viajar a Paraná en abril de 1860 para tomar la nueva diócesis, pudo ver iniciada la obra soñada.

La relación de José Gabriel Segura y Cubas con los jesuitas

Fue además gran amigo de los padres jesuitas, empeñándose con ahínco para que se radicaran en Catamarca. Trabajo con el Padre Zenteno, influyendo en el ánimo de los legisladores y del propio gobernador Nieva y Castilla. Al dar esta noticia al Superior en Córdoba, el P. Fonda y solicitarle una misión le escribía:

“Hoy pues, postrado en tierra y besando los pies de S.R. le pido que no se niegue de modo alguno y por ningún motivo a la súplica que, a nombre del gobierno, del clero de esta provincia y a todos los fieles que la habitan, hago a S.R. de que nos conceda una misión para toda la provincia… “

La compañía de Jesus fue restablecida en Catamarca el 13 de agosto de 1844. El gobierno le asigno el antiguo Hospicio de la Merced y le devolvió las fincas de Guazan que poseyera en la colonia. Los hijos de San Ignacio habían iniciado una gran obra espiritual sobre todo con las misiones y los ejercicios espirituales, tanto en la ciudad como en la campaña. Lamentablemente  las obras se vieron interrumpidas por las dificultades que surgieron entre los padres jesuitas de Buenos Aires con el Gobierno de rosas, quien decretó nuevamente la expulsión.

Participó en la vida política de Catamarca

No se limito solo a sus tareas religiosas y apostólicas, sino que tomo parte en la vida cívica secundando toda inquietud cultural que surgía a su alrededor. Cuando los hombres dirigentes de Catamarca se propusieron adquirir una imprenta para editar el primer periódico local, el padre José Gabriel Segura y Cubas puso 25 pesos, cantidad importante para esa época. En 1857 integra la comisión de la imprenta del pueblo que fue la primera editorial catamarqueña.

Perteneció al partido Federal, que reunía en su tiempo a los hombres más representativos y valiosos del medio. Desde 1840 y por varios periodos fue legislador provincial, en 1855 formo parte de la Asamblea Constitucional. Fue presidente de la Junta Electoral que eligió al Dr. Santiago Derqui, segundo Presidente de la Confederación.

José Gabriel Segura y Cubas Obispo

Mientras las autoridades de la Confederación realizaban activas gestiones para la creación de la nueva Diócesis del Litoral, S.S. Pio IX había resuelto enviar un delegado apostólico ante el gobierno de Paraná. La designación recayó en el Arzobispo de Palmira Mons. Marino Marini.

Este Delegado Papal después de arribar a Entre Ríos y habla con el Presidente Urquiza se instalo en Paraná en febrero de 1859. En virtud de las facultades que tenia, creo el Vicariato Apostólico Paranaense con jurisdicción en las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y Misiones.

Las gestiones se concretaron el 13 de junio de 1859 y el 20 del mismo mes y año fue preconizado Primer Obispo de Paraná el Vicario Foráneo de Catamarca, nuestro José Gabriel Segura y Cubas.

Gran sentimiento de pesar causo la noticia en Catamarca, se escribía de él:

una silla episcopal fundadora le aguarda al que en su ministerio por largos años ha sido irreprensible, de una piedad en el corazón y de una mansedumbre amabilísima…  otros dirían: tanta solicitud por las almas, tanta piedad y celo por la religión, tanta eficacia en el mejoramiento y decoro de los templos no habían de poder menos que su humildad ante la merecida recompensa de la virtud…”

En septiembre de ese año le escribía una larga carta al Vicario Capitular de Salta Isidoro Fernández:

juzgo que más tarde o más temprano, tendré que dejar mí patria, y creo que no pasará de febrero o marzo del año entrante. Por esto me anticipo a suplicarle que si es posible, trate de abreviar el tiempo de la visita, pues es mi deseo ser visitado por mi prelado antes de dejar el curato.

Con fecha 23 de diciembre de ese año le contesta una carta al Presidente Urquiza y le manifiesta que

sus consideraciones y respetos lo ayudan a aceptar el cargo, cuya inmensa responsabilidad con los hombres es lo más llevadero en comparación de lo que en si debo a Dios y a mi conciencia… llevare el consuelo de haber cumplido la voluntad de V.E. en medio de mis justos temores de no servir como debo a las causas de la religión y de la patria.

Escribía de él, Mons. Marini en su informe:

”es un excelente eclesiástico, que con sus virtudes se ha granjeado la estimación universal, no solo en Catamarca, la provincia de su nacimiento, sino en todas las demás de la confederación… si bien no está condecorado con ningún grado académico, por haber cumplido sus estudios superiores en Catamarca, donde no hay universidad, posee sin embargo la doctrina suficiente para administrar decorosamente su diócesis.

Juzgo que el gobierno no pudo indicar en bien de esta nueva iglesia un sujeto mas a propósito para gobernarla.”

Su vida en Paraná

El nuevo Obispo José Gabriel Segura y Cubas viajo a Paraná el 17 de abril de 1860, siendo acompañado por Fray Mamerto Esquiú, los presbíteros Victoriano Tolosa y Miguel Araoz y los diputados Benedicto Buzo y Candor Lazcano. La despedida congrego a todo Catamarca, dice el diario El Ambato, sin excepción de rango, de clases sociales, estaba reunido allí, mostrando su pesar por ver ausentarse a su pastor. Llegó a Paraná el 23 de mayo y el 30, el gobierno dio el pase a la Bula que lo instituía Obispo

El 21 de agosto dirigió su primera carta pastoral al clero y al pueblo de sus Diócesis. Todo el documento es una invitación a la caridad y a la mutua correspondencia en el cumplimiento de los deberes entre el obispo y los feligreses.  Después de organizar los cuadros de sus colaboradores, emprendió una larga visita pastoral por su extensa diócesis. Se interesó por la fundación de un seminario para formar nuevos operarios para la viña del señor, pero no pudo concretarse. No obstante creo el 7 de junio de 1861 una cátedra de Teología moral en la casa rectoral. A ella asistían los jóvenes que deseaban llegar al sacerdocio y los presbíteros que se designarían, dirigidos por el Canónigo José Marial Velasco.

Por auto de 5 de octubre de 1860 disponía la santa visita pastoral, comenzando con

la Catedral y el Cabildo, las iglesias parroquiales, capillas, oratorios, lugares píos, personas, eclesiásticas, seculares y regulares que vivan fuera del claustro, beneficios curados y no curado”.

Comenzó el 28 de octubre por la Catedral y el 3 de noviembre por los curatos de la provincia, hasta concluir la gira en marzo del año siguiente. En el intervalo de estas fechas lo encontramos en Coronda administrando confirmaciones.

De junio a septiembre de 1861 estuvo en Corrientes, en Santa Lucia, Mburucuyá, San Luis del Palmar, San Cosme. El 7 de agosto se quedo en Itatí unos días y en septiembre estaba de vuelta en Corrientes.

Seminario y nuevas parroquias

Como decíamos al principio, el seminario fue una de sus grandes preocupaciones, mientras visitaba Corrientes le encomendó al Canónigo José María Velazco la búsqueda de un terreno para su edificación, hizo planes sobre el inmueble que había pertenecido a los jesuitas y mercedarios de Santa Fe junto a la plaza y tenía hasta designada las personas para dictar las cátedras. Pero las dificultades políticas de esos años y la prematura desaparición de Mons. Luis impidieron su concreción.

Lo desvelo también la provisión de parroquias, para lo que intento librarse de la injerencia civil. Le decía en una carta a Urquiza,

estoy dispuesto a complacer a V.E. en todas sus indicaciones, pero le ruego, invocando para ello la amistad, que me deje siempre salvar los principios de mi conciencia.

Problemas con el gobierno

Ausente Urquiza y gobernando la provincia el Gral. Urdinarrain, surgió una desavenencia porque informó de un cambio en la parroquia de La Paz, sin presentación del sustituto, dice un escrito del Pbro. Cayetano Bruno, que provoco disgusto a tal punto que Mons. Segura ya pensase en volver aunque sea temporariamente a Catamarca.  Quería viajar para ver a su familia, pero carecía de lo indispensable para pagar los gastos.

Mons. José Gabriel Segura y Cubas dejó Paraná en la segunda mitad de 1861. Estando en Rosario se reunió con el gobernador de Buenos Aires Bartolomé Mitre, quien le encomendó una misión  pacificadora en Catamarca: convencer a los federales de deponer todo intento de resistencia ante la invasión a las provincias del interior por parte de las fuerzas porteñas. Logró la renuncia del gobernador Samuel Molina, y su sucesor, Francisco Rosa Galíndez, fue forzado a ceder el poder a un unitario, Moisés Omill. El partido federal fue proscrito.

El 13 de abril de 1862 José Gabriel Segura y Cubas le escribe a Urquiza, diciéndole que la causa de su demora era de carácter financiero.

A pesar de la aflicción y el demasiado conflicto que me causa tan notable demora, no puedo remediarlo, porque faltando el gobierno nacional y siendo este a quien corresponde pasarme los socorros necesarios para mi subsistencia, no puedo contar con ningún recurso ni para mi marcha ni para mi permanencia… para remediar este mal estoy practicando todas las diligencias a fin de ponerme en marcha cuanto antes y a este objeto me dirijo con esta fecha al General Mitre, rogándole me proporcione los recurso necesarios para la marcha.”

Debió de conseguirlos ya que en septiembre de ese año, paraba en Rosario y el 8 de octubre ya en Paraná, asumía nuevamente el gobierno de la diócesis. Por lo demás, aparte de visitar algunas de las principales y más cercanas parroquias, no alcanzó a realizar casi nada recordable, ya que su mandato coincidió con la crisis política que alcanzaría su máxima expresión en la derrota de la Confederación en Pavón y la violenta reunificación nacional.

La partida final

Con fecha 13 de octubre de 1862 falleció, a las seis de la mañana. Fue repentino, a los 59 años, su corazón no aguanto. Seguramente las desazones de la agotadora gira debieron de abatir su frágil salud. Fue sepultado en la Catedral vieja, que fue demolida al construirse la nueva.

Hay mucho mas para decir de José Gabriel Segura y Cubas, de su vida, de su entrega, aunque fue poco el tiempo que ejerció el gobierno de la nueva diócesis, trato de organizar, recorrer, llegar a todos los habitantes de su extenso territorio.

Descansan hoy sus restos en el lateral sud de la Catedral, entre los altares de San Pedro y la Virgen de Itatí, según consta en las actas de su legajo. No hay fotos de esa época, pero si tenemos un cuadro en nuestra casa, de la que adjuntamos la copia.

Espacio de publicidad automática - No necesariamente estamos de acuerdo con el contenido