“Caminando juntos”. Es lo que significa la palabra sínodo. Y ayer se hizo realidad esta palabra en “el” acontecimiento que marca de manera definitiva este comienzo de siglo… de milenio.
Lo soñamos desde hace dos años. Lo comenzamos a preparar hace un poco más de un año. Y es ya una realidad: ¡estamos sinodiando!!!
Para quienes ven desde afuera… simplemente… una Misa en la Catedral… una reunión de 377 personal en un aula de la UCA… otro grupo de gente que se queda rezando en la Catedral… nada más: ¡cosas de curas! Pero la realidad de lo que ocurrió, y sigue ocurriendo, va más allá de los curas, y los laicos, que se reunieron. Tal vez con el transcurrir del tiempo lo dimensionaremos justamente.
No les voy a contar la previa de todo el año, porque en este blog ya lo he hecho varias veces. Quiero, sí, contarles mi experiencia.
Una semana linda
En la parroquia terminamos este viernes la tercera Experiencia de Kerygma y Vida. Ya les conté de la primera aquí y durante esta semana les subo algo de la última. Eso hizo que mi corazón estuviera un tanto aplacado en cuanto a la ansiedad que generaba la llegada de la sesión inaugural del sínodo. Demasiado tranquilo… aunque me costaba conciliar el sueño cada noche y era tentado en varias cosas grosas. Fue, en este último sentido, una semana de combate que perdí por goleada yo frente a la tentación pero ganó por goleada el Dios de la Misericordia el viernes. Y si ganó mi Dios, yo gané con Él.
Para colmo, el viernes terminaba la entrega digital de los aportes de los Grupos Sinodales de Estudio referentes a la segunda cuestión que tratará el Sínodo. Y como soy el encargado de recibir y reconducir ese material… hasta la medianoche de ese día estuve con la cabeza también ocupada allí.
Y el sábado… todo lo que podía pasar pasó para tenerme ocupado. Hasta tuve que hacer un bautismo entre Misa y Misa de la tarde… Cuando terminé las actividades, cerré todo, cené… y me fui a dormir bastante molido. Si lo pienso bien, una bendición.
El domingo me desperté, mateé, recé, celebré Misa, hice tres bautismos y… empezaron los nervios y ansiedades. Terminé de preparar el material, mis ornamentos para la Misa, la cámara de fotos… y los minutos no pasaban… Eran las 13.00 y ya tenía ganas de salir rapidito para la Catedral.
Y llegó el momento
Fui de los primeros en llegar. Recién se estaban instalando los de Radio Corazón y abrían las puertas de la Curia. Así que me dediqué a sacar fotos hasta que comenzara la ceremonia. Les comparto casi todas esas fotos en mi página del face “Sinodiando”.
La verdad, me sentía algo raro. Creo que no terminaba de dimensionar el momento histórico que la Iglesia de Paraná, mi Arquidiócesis, estaba comenzando a vivir. Desde ese momento disfruté todo como un regalo, como un nuevo paso de Dios en mi vida (Pascua).
Y se armó la procesión de entrada de los curas. Algo que siempre cuesta y retrasa la ceremonia… cinco minutos antes ya estábamos formados como para ingresar a la Catedral. Conté 70 sacerdotes con nuestras casullas rojas. Más los últimos tres Arzobispos y varios sacerdotes que se quedaron durante la ceremonia confesando en las naves laterales. Avanzamos hacia el altar cantando al Espíritu Santo. Cuando estamos por la mitad del camino, casi me largo a llorar de la emoción, pero me controlé…
Llegamos, besamos el altar, nos ubicamos en nuestros lugares. Me tocó estar sentado en el sector del altar por ser de la Comisión Central. Con el Padre Mario Taborda nos reíamos de la situación ya que para los dos era la primera vez de estar en ese lugar.
La homilía de Monseñor Puiggari
Si bien la pueden leer completa del este sitio web del Arzobispado, les quiero contar lo que a mí me llegó. Estuve tomando apuntes y desde ellos es que les comparto estas impresiones.
Algún medio digital local se enojó por lo que el Arzobispo no había dicho. Es que ese ¿periodista? Esperaba que dijera lo que a él personalmente le interesaba, que satisficiera sus expectativas de no-creyente. Y la homilía de mi arzobispo fue para los que estábamos allí, para el pueblo creyente que ama a su Iglesia Local y la quiere mejor, más convertida. Por eso tocó nuestras mentes y movió nuestros corazones.
Ubicado desde la fiesta litúrgica que estábamos celebrando, Pentecostés, el Espíritu y su acción en la Iglesia fue el eje motivador. Pero no fue una postura ”estratégica” o de “oportunidad”. Quienes lo hemos seguido de cerca recordamos que ya desde la misma convocatoria recordó que este acontecimiento será obra del Espíritu Santo o no será (palabras mías que resumen lo que percibí en ese momento y que pueden releer desde este link).
Nos animó a constatar que estamos en las manos de la omnipotencia del Amor Divino: suceda lo que suceda no nos abandona. Y el Sínodo es convocado siguiendo una moción del Espíritu. Por eso debemos responder con magnanimidad a la obra de la Ruaj Santa. Frente a la pereza espiritual o pastoral, enmarcada en el gris pragmatismo de continuar haciendo automáticamente las mismas cosas de siempre aunque no conduzcan a resultados positivos, nos recuerda que nos apremia la Nueva Evangelización.
Me llamó mucho que utilizara repetidas veces la expresión “Nueva Evangelización” en lugar de “Misión”. Y me alegró que así fuera porque creo que es una expresión más acertada y más clara para definir lo que se está queriendo vivir en la Iglesia de hoy. Ya me detendré, en otro momento a hacer la diferencia de estos dos términos. Pero fue una opción terminológica que comparto plenamente.
Para que esta Nueva Evangelización sea posible debe tener los cimientos correctos. Nos recordó que el hecho de ser cristianos tiene su origen en un encuentro personal con un acontecimiento, con una persona: Jesucristo. Y que a partir de allí comenzamos a darle a nuestra vida una dirección nueva, distinta. Este es el origen de toda conversión espiritual y pastoral: la acción del Espíritu que nos recuerda la enseñanza de Jesús y nos muestra los caminos nuevos. Por eso necesitamos un permanente Pentecostés en nuestra Iglesia. La Iglesia de Paraná necesita de urgentes reformas pero no debemos olvidar que no hay reforma sin una tensión a la santidad.
Luego se detuvo en el tema central del Sínodo: la parroquia. Recordando que no es una estructura caduca nos invitó, en palabras de Francisco, a que se organice en salida, a que se expresa en misericordia. Es ahí que nos abre nuevamente su corazón y nos dice que “por este motivo he convocado el Sínodo de la Arquidiócesis de Paraná: buscar una más intensa y activa comunión eclesial a través de propuestas para una adecuada pastoral de conjunto en el contexto de la Nueva Evangelización dando continuidad a su peculiar tradición.”
Enseguida también nos dice que el Sínodo es el resultado de una corajeada apostólica que se ha mandado. Textualmente: “‘Pero, padre, ¿por qué meterse en tantos problemas?”, se preguntaba el Papa, También me lo he preguntado. Hagamos las cosas como las hemos hecho siempre, que estamos más seguros…" Me impresionó lo de “también yo me lo he preguntado”…
Termina hablando de la Virgen María. Pero no como algo de ocasión sino como un modelo para lo que estamos realizando. Entre otras cosas, nos recordó que no hay Nueva Evangelización si no es profundamente mariana, con las actitudes y el espíritu de María.
Rumbo al aula sinodal
Terminamos la Misa y se nos exhortó a los sinodales que partiéramos raudamente a las aulas de la UCA, a unas cinco cuadras. Mientras el resto del Pueblo de Dios permanecía en la Catedral, frente a Jesús Eucaristía, pidiéndo la efusión del Espíritu para los que comenzábamos a sinodiar.
Yo había dejado mi autito a media cuadra de la Universidad. Así que me saqué los ornamentos, me calcé mi pulóver y partí raudamente a dejar las ropas del culto en el vehículo y a retirar mi netbook para lo que se venía. Era muy lindo ver la cantidad de gente que estaba haciendo el mismo caminar que yo. Todo un signo precioso de ese “caminar juntos” que ya está ocurriendo.
Cuando llegué, el cuerpo de secretarias (20) estaba inscribiendo a cada sinodal, le entregaba sus credenciales y el libro del sinodal, corroboraban que estaba bien escrito su email… Ya adentro, comenzaban a sentarse para la sesión inaugural.
Mientras se terminaba de organizar el escenario, las secretarias de actas ocupaban sus lugares, armábamos la proyección, se instalaba y recomenzaba su transmisión Radio Corazón… Todo con el nerviosismo de una novedad pero con el gozo de que ya estábamos haciendo lo que habíamos proyectado en tantas y tantas reuniones.
El coro de la Parroquia de Santa Lucía, que hacía la animación en la previa, comenzó con el himno del Sínodo. Luego Monseñor Puiggari presidió la oración en la que se invocaba al Espíritu Santo y que rezamos todos juntos. Es la misma oración que se usó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II (ya se las compartiré en algún momento).
La plática del Cardenal Karlic
Fue el plato fuerte de la sesión inaugural. Se las comparto desde los apuntes que pude tomar. Pero sé que los apuntes míos son muy pobres porque el Cardenal dice muchas cosas muy lindas e interesantes y es complicado escribir todo. De todos modos, sé que la gente de Radio Corazón grabó la conferencia, así que si la comparten se los comunicaré.
Mons. Karlic nos ubicó a todos en el fundamento primario, básico, fundamental, de porqué estábamos allí reunidos. Nos dijo que todo esto no tiene significado sino no es desde la fe. Nos reunimos como creyentes. Por eso la última palabra que debemos decirnos es una palabra que es Palabra de Dios. Aquí ya está operando Dios. Aquí ya tiene un proyecto que está cumpliendo para nosotros.
En esta reunión se propone a la Iglesia. Se propone una parroquia, el misterio de una parroquia. Para que comprendamos esto último recordemos que con el término “misterio” los creyentes designamos algo que solamente lo podemos entender desde la fe, porque es un dato revelado, es decir, un dato que Dios mismo nos ha dado a conocer y lo aceptamos como tal porque, justamente, viene de Él.
Lo segundo fue proponernos ver la Parroquia desde la Iglesia tal como la propone el Concilio Vaticano II. Desde allí comprendemos que nuestra parroquia es una realidad dinámica: recibida del amor creciente de Dios nosotros respondemos con un amor también siempre creciente. Somos un grupo de creyentes que tiene la inquietud de hoy ser mejor. Por eso la parroquia es un lugar de encuentro de los inquietos, con la inquietud del Dios infinito. Levantarse es levantarse para lo nuevo, en la verdad y en el amor.
Así la razón primera del cambio en nuestras parroquias es desde la verdad de Dios y el amor infinito.
La segunda razón es según las circunstancias: la necesidad que nos exigen tomar nuevas posiciones y nuevas actitudes. Dentro de estas causas circundantes, destacó cuatro.
La primera es la del secularismo, la de vivir como si Dios no existiera. Recordó la preciosa frase del Concilio, tan citada por Juan Pablo II, de que el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo Encarnado. Y nos dio una fórmula para la acción pastoral: las verdades de la fe nunca se deben imponer; nunca se deben suponer sino que siempre se deben proponer.
Además rescató, con una excelente explicación de cada una, otras tres causas: el relativismo beligerante; la globalización de la cultura científica y la absolutización del poder político.
Pasó luego a reflexionar que es la parroquia desde una cita, leída y explicada, de la Chistifideles laici. Rescato desde mi memoria aquello que somos la Iglesia Universal que nos reunimos aquí y ahora en nuestras parroquias. Así la parroquia es la Iglesia que vive entre las casas de sus hijos.
También nos invitó a revisar la Lumen Gentium, el documento central del Concilio Vaticano II. Rescató varios puntos, sobre todo el primero que presenta a la Iglesia como sacramento.
Nos hizo descubrir que atreverse a hacer un sínodo es atreverse a creer que se puede hacer un mundo nuevo. Pero hay que tener el coraje de los humildes, porque Dios está antes que nosotros en todos los amores. Y hay que tener un coraje que nazca de la verdad, esperando desde la fe. El coraje de educarnos en la sabiduría. Y una meta: si no amamos hasta la muerte, no amamos como somos amados por Dios.
Lo último que rescato, desde mis pobres apuntes, es que el futuro es hoy: porque la Gracia, Cristo, llega hoy.
Las últimas "cuestiones formales"
Luego de la plática, hicimos unos diez minutos de recreo. Nos convocó al aula el Padre payador Marcelino Moya. Acompañado por la guitarra de Ezequiel y el charango de Luis, nos deleitó con las décimas que compuso sobre el Sínodo y luego con algunos trozos de los versos que le dedicó a la Evangelii Gaudium de Francisco, las dedicadas a la parroquia y a la diócesis. En algún momento voy a tomar mi camarita y grabarlo para compartir con ustedes esta inmensa riqueza de los contenidos presentados de esta manera.
Tocó el turno a las cuestiones prácticas. El Secretario General, Mario Haller, presentó el reglamento en general y se detuvo en el artículo dedicado a los sinodales. Los moderadores Pablo Cassano y Fabiana Cachy Minatta presentaron el protocolo de funcionamiento del aula sinodal. Cerré yo hablando del funcionamiento de los emails, ya que nos comunicaremos con los sinodales privilegiando este instrumento.
Terminamos con una cuestión muy importante: la profesión de fe. Nos decía Mons. Puiggari, al introducirla, que esto es un signo de pertenencia cordial a la Iglesia, no es una imposición sino una proclamación libre de lo que hemos recibido y profesamos como creyentes. Fue muy emocionante como los 377 sinodales, junto a nuestro arzobispo, hicimos resonar en el aula sinodal nuestras voces creyentes.
Luego hicimos la oración del Sínodo, que la presidió nuestro anterior Arzobispo, Mons. Maulión, que antes tomó la palabra y nos felicitó y felicitó a nuestro arzobispo actual por la corajeada de llevar adelante este sínodo.
Y si, señores y señoras, ¡ya estamos Sinodiando!!!
Que bueno Padre me hubiera gustado mucho ser parte del sinodo!
gracias a DIOS y que el ESPIRITU SANTO los ilumine, evocando siempre a NUESTRA MADRE CELESTIAL; de todo corazon adelante en el camino que en la colmada catedral se inicio con la SANTA MISA.- ALELUYA POR EL SINODO.-
Graciela, hay muchas maneras abiertas para ser parte del Sínodo. Una, la de los 377 sinodales convocados por el Arzobispo. Otra, espiritual: a través de tu oración de intercesión. Y la tercera, a través de tus aportes desde los Grupos Sinodales de Estudio (podés leer de que se trata aquí: http://padrefabian.com.ar/como-funcionan-los-grupos-sinodales-de-estudio/ ). No te quedes afuera: sinodiá con nosotros.
Que el Espiritu Santo los ilumine, por el bien de la iglesia, como creyente y practicante oro por que nuestra madre iglesia haga los cambios que necesite para enfrentar esta nueva era. Yo fui casado por la iglesia y estoy divorciado, pero no espero que la iglesia diga, lo que Cristo no dijo. Así que lo que digan los de afuera me importa poco, o nada. Creo que me sentiría mal de tomar el Cuerpo de Cristo con algún forzado modernismo que me lo permitiera, Creo sin embargo que hay cosas que si se podrían hacerse mas simples como que solo un confirmado pueda ser padrino, incluso que para confirmación un divorciado no pueda ser padrino. Yo no recibo la ostia, pero creo que después del fallido matrimonio cuando era casi un adolescente, he llevado mi vida de acuerdo a lo que Dios me pidió y mis consejos pueden ser iguales, o mejores que los de alguien que no pasó lo que yo pasé. Confío plenamente en lo que hagan mis pastores y respeto mucho lo que Ud hace especialmente, aún sin conocerlo.
Un honor ser colaboradora en este Sínodo. Las palabras de nuestro Cardenal Mons. Karlic ¡emocionantes! Es un orgullo ser parte de ésta "Iglesia que camina" hacia el Señor. Laura.
Gracias por compartir el tercer Sínodo.Que bueno haberlos acompañado desde mi pequeña localidad, Conscripto Bernardi, con Adoración al Santísimo,por moción del Espíritu Santo en este día de festejos de la Iglesia
Felicitaciones por el escrito, refleja lo que sucedió y como lo vivió.
Pensaba cuando finalizo todo, lo bendecida que me sentía, ser parte de este momento histórico, participar, rezar junto a tantos hermanos, reencontrar a tanta gente... Pensaba en la gracia de recibir la comunión de manos de "un cardenal" que esta cerca de su pueblo, de poder decir yo pude ver peregrinar a San Pablo II en Paranà. Escuchar a Monseñor Karlic, con esa claridad hablarnos... Realmente, el domingo fue un día lleno de gracia y agradezco infinitamente a Dios que me haya elegido para ser parte de este tiempo. Que el Espíritu nos ilumine
Ya viví una experiencia sinodal. Me alegra su esperanza y me uno en la oración. Adelante
Gracias querido padre, que el Espiritu Santo continue iluminandolo todas sus publicaciones nos ayudan y nos fortalecen para continuar en la Evangelizacion. Dios lo bendiga.
una bendicion poder compartir todps estos momentos