Como toda institución, sea de la Iglesia o no, tiene generalmente un lugar físico donde funciona. Esta Diócesis en particular también la tuvo y me gusta recordar algo del camino recorrido. La importancia para la vida de la Iglesia de tener esta categoría episcopal, la de poder contar la historia del país desde nuestra mirada de ciudad del interior.
Reconocer el valor, la entrega, la fe de quienes hicieron posible escribir esta historia. Hoy quiero compartir más que el momento, los lugares físicos en que estuvo la casa y donde sucedieron estas historias.
La Residencia Episcopal, lugar de vivienda y oficina de las primeras autoridades electas para este Obispado Paranaense, también conocido por Obispado del Litoral, porque así lo había pedido el Gral. Urquiza: un obispado para el Litoral. Estaba ubicado en calle su santidad Francisco 77, antes Monte Caseros y primeramente Pronunciamiento esta casa fue construida con fondos del gobierno nacional para oficina y vivienda de las autoridades de la nueva Diócesis.
Un largo camino como comunidad de fe
Diócesis que no nació de la noche a la mañana, como decimos a menudo cuando algo llevo su tiempo. Desde las primeras misiones de sacerdotes y religiosos que acompañaron el primer poblamiento en la ribera del rio en el siglo XVII hasta llegar la primera parroquia Nuestra Señora del Rosario en 1730, hubo un largo camino.
Y en este camino, acompañando la vida de la villa, la colonia más tarde y de la Capital de la Confederación con el Gral. Urquiza llegamos en 1859 a convertirnos en la quinta diócesis creada en el país.
Fue el 15 de agosto de 1858 a las 11 de la mañana, cuando se instaló el Vicariato Apostólico Paranaense, para el trabajo previo de la nueva diócesis a crearse. Poco tiempo después, el 13 de junio de 1859, el Santo Padre va a expedir la Bula del Obispado con sede en Paraná.
En el texto de la Bula, se especificaba el territorio que debía abarcar, la construcción de un nuevo templo y en su consecuencia, con la misma autoridad Apostólica indicaba que todos los instrumentos y cualesquiera escritos relativos a los habitantes, bienes eclesiásticos, lugares, cosas, derechas, causas, privilegios, gracias y favores de esta nueva Diócesis Paranaense, se extrajeran de inmediatamente de la Curia Episcopal de Buenos Aires, para colocarse y conservarse fielmente en la del Obispado para cualquier ocurrencia ulterior que pudiera surgir. “Se aceptaba la promesa del Gobierno Nacional de adjudicar un edificio cercano a la Catedral para casa habitación del Obispo y su Curia.”
Y esta es la historia que queremos contar.
La primera casa episcopal de Paraná
En el ángulo Sud Este de la Plaza de Mayo, comprendida entre Monte Caseros, 25 de mayo, 9 de julio y Alem, estaba el terreno y casa ,perteneciente a fines del siglo XVIII al caballero santafesino Antonio de la Torre, comandante de Paraná en 1812 y a su esposa Isabel Iturri. Fallecido don Antonio, la viuda vendió una parte sobre 25 de mayo a su yerno, el Coronel Evaristo Carriego, militar y político casado con Isabel de la Torre. La parte vendida seria la contigua al Correo donde están las oficinas del municipio.
Allí funciono desde su instalación, la casa destinada para residencia y el establecimiento de su Curia y el Gobierno había pagado el alquiler.
En 1840 esta casa estaba ocupada por la Cámara de Diputados de la Provincia. poco después va adquirir el terreno del vecino Seguí en la esquina que hoy ocupa la Escuela Normal para comenzar a construir esta casa de la Cámara de Diputados, contigua a la ya existente Casa de Gobierno.
Cuando vienen Mons. Segura y Cubas, acompañado por Fray Mamerto Esquiú en 1860, a organizar la naciente Diócesis Paranaense, van a vivir ahí.
La segunda residencia y curia episcopal
En 1839 el salteño Toribio Ortiz, hacendado y político, casado con la otra hija, Juliana de la Torre, compro a la sucesión de su suegra, la esquina de ese mismo terreno, donde estaba edificada la casa principal de los De La Torre. Monte Caseros y 25 de mayo, lugar actual del correo.
Allí vivió muchos años la familia, hasta que fallecido el Sr. Ortiz en septiembre de 1856, el Canónigo Juan José Álvarez en su carácter de tutor de las menores hijas del Sr, Ortiz, vendió al Gral. Urquiza la casa en 4.500 $. La casa mencionada tenía 28 varas sobre calle Industria, hoy 25 de mayo y 84vs. sobre Pronunciamiento, hoy Monte Caseros.
La Casa de Toribio Ortiz, es demolida por Urquiza cuando la compra y construye el edificio donde residió durante el ejercicio de la Presidencia de la Nación.
Después de terminar su periodo gubernativo (5 de marzo de 1854 a 5 de marzo de 1860) la enajenó al Gobierno Nacional para Residencia de Presidentes. La operación se hizo por la cantidad de 64.651 pesos. Trasladada la Capital a Buenos Aires, el edificio lo ocupó el Obispado y después la Oficina de Correos. Esta será la segunda casa que ocupó la curia mientras se construía la definitiva.
Desde 1884 va a vivir Mons. Gelabert y van a funcionar las oficinas del obispado en esa esquina, en la nombrada casa de Urquiza y enajenada para los presidentes.
Por la Bula Vel a Primis, se erige en Catedral la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, pero como el Gobierno se propone edificar un nuevo templo para Catedral, se trasladan los derechos inherentes a la catedralidad, desde este decreto y hasta que la obra se termine al nuevo templo, dice el texto de citada Bula. La Curia funciona en esa residencia presidencial en su planta baja hasta 1892.
La tercera casa episcopal
En 1882 el Gobierno Nacional requirió ese edificio para destinarlo a Oficinas del Correo y mediante un subsidio de $20.000 permite que la Sede Episcopal comience a edificar su propio edificio junto a la Catedral local.
Hacia fines del Siglo XIX, el mismo arquitecto que diseñó la nueva Catedral, el italiano Juan Bautista Arnaldi, diseñó el edificio de la Curia. El proyecto inicial contemplaba que ambos edificios estuvieran separados entre sí por una cierta distancia de modo que sus laterales fueran visibles y pudieran lucir su belleza. Lamentablemente fueron construidos prácticamente sin separación, cosa que, según se cuenta, disgustó al arquitecto.
El Palacio Episcopal comenzó a construirse en 1889 siendo Obispo Monseñor Gelabert y Crespo y se concluyó en mayo de 1898, año en que llega Monseñor Rosendo de la Lastra. Fue habilitada por partes y dicen que cuando llega Monseñor de la Lastra, es la primera vez que la casa ya terminada es iluminada totalmente.
En sus inicios la casa contaba con dos patios abiertos. En el primero encontramos las oficinas en la planta baja. Tenía dos accesos, el principal sobre calle SS. Francisco y la otra al atrio de la Catedral. Al lado de este ingreso se hallaba la escalera para el segundo piso donde estaban las habitaciones privadas del Obispo.
Las modificaciones posteriores de la casa
La casa ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, de acuerdo a las necesidades que se fueron presentando.
La planta del edificio responde al esquema tradicional de la casa romana, una sucesión de patios alineados, rodeados de habitaciones. En este caso el primer patio se transforma en un gigantesco vestíbulo de doble altura con iluminación central de donde arranca una gran escalera lateral que lleva a la planta alta. Del mismo se accede a un patio interno, donde Mons. Bazán tenía su jazmín y donde actualmente queda una de las cuatro parras plantadas por el Padre Herminio Vidal. Pero sabemos por la documentación que desde los inicios ya existían parras en ese segundo patio acompañando el jazmín que tanto gustaba a Mons. Bazán.
Al acceder por el zaguán, bellamente decorado por Orfeo Zanini encontramos la puerta de vidrio con el escudo. Por la documentación sabemos que fue realizada en madera de cedro, con cristal grabado de la Casa Aranguren Hermanos de fecha 30 de noviembre de 1901 donde consta:
3 hojas cedro a vidriera para la puerta cancel, con ferretería, colocadas y convenidas 140 pesos
1 cristal grabado con escudo para la puerta cancel de 215 x 70 cm 67,50
2 cristales grabados de 215 x 54 ½ cm 57 ½
2 vidrios dobles 215 x 54 ½ cm grabados
3 vidrios dobles opacos para el abanico
Y el 28 de setiembre de 1903 se canceló la deuda de la puerta.
El salón, un gran espacio abierto. ¿Que había en este lugar? Pues un primer patio abierto. Se encuentra la referencia de una Purísima, destinada a este patio a la que en otra documentación consta:
Pagado a H. Barelli por la estatua de la Purísima que está colocada en el patio del Palacio y comisión del banco, 1 de diciembre de 1904…pesos, 150,50 y del 11 de noviembre el pago del flete a Sarsotti por esta imagen.
Las imágenes que hoy vemos fueron colocadas mucho después, ya que este Hall cerrado corresponde a la época de Mons. Bazán, como la mayoría de las obras de la Casa son de su colección
Como mencionamos anteriormente, el hall se cerró durante el gobierno de Mons. Bazán y Bustos, ya que le preocupaba el problema del espacio, de manera que hubiera más disponibilidad para oficinas.
Durante la gestión de Mons. Martínez, se construye en la terraza un pequeño departamento para vivienda de la Obispo.
Destino final: oficinas de la Curia de Paraná
Fue residencia de los Obispos hasta el 28 de junio de 1943 en que Mons. Guilland, toma posesión de la casa de Costanera Alta, quedando el edificio para las oficinas y vivienda de Mons. Rossi, su Obispo Auxiliar.
Hoy, es lugar de oficinas, archivo, salas de reuniones, ya no vivienda. Guarda un rico patrimonio de obras pictóricas y tallas de mármol de la Colección Bazán y Bustos, de muebles de época, imágenes religiosas, libros, documentos de su importante archivo. Una capsula del tiempo, que guarda y custodia un pedazo de nuestra historia.