En estos días ha cumplido años Mons. Cecilio como lo conocemos aquí en la curia. Durante mucho tiempo ha sido nuestro Vicario General, pero para nosotros más que un superior ha sido parte de esta familia.
Los que llevamos años trabajando en este lugar, hemos aprendido a conocerlo, a ver que tras su gesto adusto, estaba el hombre sencillo, cordial, siempre dispuesto a escuchar, a aconsejar, a compartir nuestros encuentros fuera o dentro del trabajo.
A estar en los momentos gratos como en los tristes, de los que compartimos con él nuestra jornada laboral.
En este momento, ya retirado de nuestra casa y viviendo con otros sacerdotes mayores en la casa que atienden las hermanas, no hemos festejado su cumpleaños como si lo hemos hecho en años anteriores, pero eso no significa que no lo recordemos con cariño.
De los que estamos en la casa, debo ser la que lleva más a tiempo aquí, y por lo tanto la que más tiempo, valga la redundancia; también ha compartido.
No puedo hablar de él desde otro lugar que no sea este, ya que no pertenecí a ninguna de las comunidades donde ha estado. Pero del trabajo cotidiano puedo hablar y mucho. Del tiempo que dedicaba a su trabajo acá en la casa, de la memoria y predisposición permanente para ayudarme a escribir las historias de los sacerdotes que conocía, como de los hechos que había vivido.
De la buena onda que tenia siempre para sumarse a nuestras locuras, de cuando jugaba con nosotros al amigo invisible o era el primero en llegar a los asados que organizamos entre los compañeros de trabajo de vez en cuando y uno de los últimos en irse.
No recuerdo haberme cruzado con él en la casa, sin que mediara un saludo cordial, un comentario, una pregunta sobre como estaba. Siempre sonriente, fanático de Boca.
No es mi costumbre escribir de sacerdotes vivos, pero siempre nos pasa que reconocemos lo bueno que fue, cuando ya no está. Ya que este año no pudimos festejar su cumple como a él le hubiera gustado, (todavía estamos a tiempo) pensé que sería bueno que otros conozcan esta faceta de él, esta otra cara.
Nació en Viale el 1 de julio de 1922, Cecilio Silvestre, hijo legítimo de Francisco Paul, natural de Rusia y de Catalina Seib, natural del país. A los pocos días de nacido fue bautizado en la parroquia San José de Crespo el día 8 de ese mes y año y fueron sus padrinos Silvestre Seib y Cecilia Paul, como consta en el libro 17 de bautismo, folio 150.
Ingresó al seminario de Paraná el 10 de enero de 1935. Cursó allí todos sus estudios eclesiásticos. Recibió el orden del subdiaconado el 27 de julio de 1947, el diaconado de manos de Mons. Guilland el 20 de septiembre de 1947 y el presbiterado el 20 de diciembre de 1947.
Fue Profesor en el Seminario Arquidiocesano entre 1947 y 1986; Capellán del Hospital San Roque de Paraná de 1948 a1969.
Ecónomo del Seminario Arquidiocesano desde 1952 a 1969. Vivió en Roma por estudios entre 1970 y 1971. Licenciado en Filosofía, otorgado por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, Roma.
Desde el 1 de marzo de 1972 Rector del Instituto Secundario del Seminario Arquidiocesano y Rector del Seminario Arquidiocesano desde 1972 al 1985.
Fue además Asesor del Movimiento Familiar Cristiano y Asesor de los Profesionales de Acción Católica.
Ecónomo Arquidiocesano entre 1985 y 1987. Se trasladó después a la Diócesis de Santo Tome, Corrientes, con permiso de residencia desde 1987 a 1991. Allí también ejerce el Cargo de Vicario General de Santo Tomé.
Prelado de honor de Su Santidad (27 de septiembre 1991). En 1992 vuelve a Paraná y es nombrado Ecónomo Arquidiocesano desde el 02/02/1992); Vicario General de la Arquidiócesis de Paraná (desde el 02/02/1992 hasta 2003).
Desde ese momento, yo ya trabajaba en la curia y es cuando empiezo a conocerlo. Era el Administrador, por lo tanto mi superior. Y yo como todos al principio veíamos en él al hombre serio, que imponía respeto solo con su presencia y así poco a poco descubrimos al otro, a ser sencillo, cálido, al padre dispuesto.
Miembro del Colegio de Consultores; Asesor del Consejo Arquidiocesano de Profesionales de Acción Católica Miembro del Consejo Económico Arquidiocesano Miembro del Consejo Arquidiocesano de Pastoral.
Vicario General de la Arquidiócesis de Paraná, con la llegada de Mons. Maulion, se le renueva el nombramiento, 2003 - 2010. Miembro del Consejo de Órdenes y Ministerios. Miembro del Consejo Presbiteral.
En este momento su salud está deteriorada, por eso está en la casa de los Sacerdotes enfermos que atiende las Hermanas de Don Uva. Allí comparte sus días con los otros sacerdotes, con el Cardenal que también está ahí en este momento.
Mucho les debemos a ellos, que han dedicado su vida a seguir a Jesús, dejando su familia, sus amigos y hoy están solos, sin sus afectos de antes.
Qué bueno sería que podamos visitarlos o acompañarlos cuando celebran la eucaristía, o a lo mejor dejarle una carta, para que sepan que los recordamos, que rezamos por ellos.
Querido monseñor Paul! Lo lamento mucho. Que en paz descanse y rezaremos por su eterno descanso.
MONSEÑOR PAUL, soy la hermana del Padre Cristian Torres, sentimos mucho su partida, siempre estuvo presente en nuestra familia desde hace ya más de treinta años. Nunca lo olvidaremos.
Ahora ya está con Dios.
FLIA TORRES.
Primo de mi mamá, lo conocí en casa de una tía. Excelente persona, hoy descansa en el cielo, por lo que ha dado toda su vida. La semana pasada también se fue otro primo de mamá, el padre Alfonso Schönfeld de la congregación del Verbo Divino. Para ambos brille la luz que no tiene fin. Amén
El Padre Paul fue el primer profesor de Filosofía, que me enseñó las primeras nociones de la reflexión filosófica, cuando fui seminarista en Paraná, en el año 1976, siendo titular de la asignatura de Cosmología. Siempre lo recordaré como a los demás sacerdotes con gran cariño a pesar de nuestras diferencias sobre distintos tópicos. Hoy soy profesor y Doctor en Filosofía, guardo con afecto muchos apuntes y cuadernillos del querido Seminario de Paraná a los que de vez en cuando c onsulto y entre ellos los del P. Paul. Que brille para él la Luz que no tiene fin. Guillermo Eduardo Spiegel Sosa.