¿Los católicos "debemos" rezarle a los santos?
A veces se formula mal la pregunta. No se trata de que debamos rezarle a los santos, como si fuera una obligación. En realidad, no “debemos” rezarles: el único deber de oración que tenemos es hacia Dios. Solo a Él se le adora, se le rinde culto y se le dirige la alabanza.
Si pusiéramos a los santos en el lugar de Dios, caeríamos en idolatría, algo que la Iglesia siempre ha rechazado con claridad (CIC 2112-2114).
Pero si en lugar de preguntar “¿por qué debemos?”, decimos “¿por qué podemos rezarle a los santos?”, la respuesta cambia por completo. Sí podemos hacerlo, porque no se trata de adorarlos, sino de pedir su intercesión ante Dios, igual que pedimos a un amigo que rece por nosotros.
En la vida de fe, aprender a rezar con los santos no es una imposición, sino una expresión de confianza: la certeza de que ellos, ya en la presencia de Dios, siguen acompañando a la Iglesia peregrina.
Fundamento bíblico de la intercesión de los santos
Toda oración de la Iglesia está dirigida al Padre, a través de Jesucristo, en el Espíritu Santo. No hay oración legítima fuera de esa comunión trinitaria. Por eso, la Iglesia enseña que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5; Hch 4,12). Los santos no reemplazan esa mediación: la iluminan y participan de ella de modo subordinado, por gracia.
La Biblia nos ofrece múltiples ejemplos de intercesión:
- María intercede en las bodas de Caná (Jn 2, 1-11).
- El centurión ruega por su servidor enfermo (Lc 7, 1-10).
- La mujer cananea suplica por su hija (Mt 15, 21-28).
Estos pasajes muestran que Dios escucha también las oraciones que otros hacen por nosotros. Del mismo modo, los santos —que viven plenamente unidos a Cristo— presentan nuestras súplicas ante Él.
La comunión de los santos: una familia que ora unida
El libro del Apocalipsis ofrece una imagen hermosa:
“Y vino otro Ángel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió desde la mano del Ángel hasta la presencia de Dios.” (Ap 8, 3-4).
Esta visión nos revela dos verdades profundas:
- Jesús ha abierto la puerta del cielo, y muchos ya participan de la vida eterna en la presencia del Padre.
- Los santos no se olvidan de nosotros, sino que siguen intercediendo por quienes aún peregrinamos en la tierra.
Esa unión espiritual es lo que confesamos en el Credo como la comunión de los santos: una Iglesia que no se limita al mundo visible, sino que une a los creyentes del cielo y de la tierra.
En esa comunión, los santos son hermanos mayores que, movidos por el amor de Dios, oran por nosotros y nos ayudan a avanzar hacia la meta del Reino de Dios.
Comprender la comunión de los santos cambia la manera de rezar: ya no oro solo, sino con toda la Iglesia, acompañada por quienes han vivido plenamente el Evangelio.
Cómo pedir la intercesión de los santos correctamente
Rezarle a los santos no significa hablarles como si fueran dioses, sino pedir su ayuda para que presenten nuestras peticiones al Padre.
Es una práctica que expresa humildad y confianza: sabemos que ellos ya gozan de la amistad divina y pueden acompañar nuestras luchas.
Algunas pautas formativas para hacerlo correctamente:
- Comienza siempre dirigiéndote a Dios, en el nombre de Jesús.
- Invoca al santo con una intención concreta (“San José, acompáñame en mi trabajo”).
- Pide su intercesión, no su poder. El poder proviene de Dios.
- Concluye dando gracias al Padre, reconociendo que todo bien viene de Él.
Esta práctica puede vivirse en oraciones breves, novenas o simplemente en el silencio del corazón.
Lo esencial es mantener clara la orientación: toda oración se dirige a Dios, con la ayuda de sus amigos, los santos.
Objeciones comunes y respuestas claras
No. La idolatría consiste en adorar a alguien que no es Dios. Cuando rezamos a los santos, no los adoramos; los veneramos, que es distinto. Los reconocemos como ejemplos de vida cristiana y pedimos su intercesión, tal como pediríamos a un amigo que rece por nosotros.
Claro que sí. Podemos y debemos orar directamente a Dios. Pero al pedir la intercesión de los santos, no restamos nada a la oración directa, sino que la enriquecemos con la comunión de la Iglesia entera. En palabras sencillas: rezar con los santos es rezar más en comunidad.
La oración a Dios es de adoración y culto, mientras que a los santos se les pide su intercesión. Los católicos distinguimos entre adoración (latría), reservada exclusivamente a Dios, u la petición de ayuda o intercesión (dulía) dirigida a los santos.
Que los santos en el cielo no se olvidan de nosotros y siguen intercediendo por la Iglesia peregrina.
Rezar a los santos es crecer en comunión con Dios
Podemos rezarle a los santos porque su oración llega al Padre y porque, al hacerlo, expresamos nuestra fe en Cristo Redentor. Ellos no son mediadores en lugar de Jesús, sino frutos de su redención.
Rezar con los santos nos recuerda que nadie se salva solo: formamos parte de un mismo cuerpo, animado por el mismo Espíritu. En esa comunión, aprendemos a vivir la fe con esperanza, apoyados por quienes ya han alcanzado la plenitud del amor divino.
En definitiva, rezar a los santos no nos aleja de Dios: nos acerca más a Él, porque nos une a todos los que, en Cristo, viven y oran por nosotros desde el cielo.









Araceli Carranza Excelente , clara la explicacion . Gracias Padre que Dios lo bendiga
Gracias Aaacelli. Me alegra poder ser claro, porque a veces en estas cosas nos confundimos y terminámos dándole la razón a los que nos tratan como idólatras. Bendiciones.
Gracias, padre. Su explicación ha sido muy clara y oportuna. Bendiciones.
Gracias! Por su aclaracion y su ayuda espiritual!! Bendiciones!
Bastante acertada y CLARA su explicación.....Dios lo Bendice!!!
Muy buena y clara la explicación para orar bien. Gracias por su ayuda.
Gracias Padre. Leo y releo casi todos los dias. es una ayuda espiritual parami. Bendiciones!!!
Me ha gustado su planteamiento ahora lo descubro es para mi una bendicion que Dios continue dando ese don...
Muy clara la explicación gracias padre