El cardenal Daniel Sturla, de Montevideo (Uruguay), días atrás expresó unas ideas en su habitual participación semanal en el espacio El Aporte de la Iglesia de Montevideo que se transmite en Radio Oriental. Accedimos a ellas a través del sitio digital Sentido Común.
Si bien habla sobre la realidad de su país, Uruguay (el más laicista de Latinoamérica), sus palabras nos hacen pensar a todos los creyentes que somos, también, ciudadanos.
Y resuenan muy fuerte en estos momentos de pandemia, en los cuales la Misa es un “acto privado” sin participación de fieles. Se están permitiendo volver a determinadas actividades… pero la celebración del culto al Señor está todavía vedado a los católicos. Tal vez porque quienes tienen que tomar estas decisiones consideran que Dios ni es útil ni es práctico para la vida social.
Este es el artículo del cardenal. Nos hemos permitido subtitularlo solamente para que podamos seguir más fácil su lectura a través de la web.
Dios no es útil, Dios no es práctico
Queridos amigos, para muchos de nosotros, y el Uruguay parecería que lo estuviera demostrando en estos días con algunas decisiones que se toman: Dios no es útil, Dios no es práctico.
Si es práctico que funcione el comercio, la industria, la construcción. Que haya movimiento de dinero, es decir, que el Uruguay no se quede económicamente. Eso resulta práctico, útil, necesario; en cambio Dios…
Se acerca el día de la madre y parecería que el mejor homenaje a la madre es abrir los shoppings, así se pueden hacer los regalos, y hay un movimiento de dinero. En cambio, para los que somos creyentes, pero no solo para nosotros, sino desde nuestra visión del mundo: nada hay más práctico, más útil que Dios. Y obviamente Dios se escapa a todas estas categorías donde de algún modo lo queremos poner. Pero también en esto: la fe en Dios, creer en Él, resulta lo más práctico y lo más útil para el hombre.
¿Tiene Dios que ver con nuestras necesidades reales?
El Papa Benedicto hace unos años decía: se habla mucho más de los problemas político, económicos, culturales, sicológicos; se piensa que Dios es conocido y que son más urgentes los problemas prácticos de la sociedad y del individuo.
Dicho con otras palabras, no parece que hablar de Dios sea hablar de una realidad práctica, de algo que tenga que ver con nuestras necesidades reales. Y aquí Jesús nos corrige, sigue diciendo el Papa Benedicto: Dios es lo más práctico y urgente para el hombre.
Vestigios de un deísmo
Frente a un cierto deísmo que a veces también se nos cuela a los cristianos, nosotros como discípulos de Cristo mantenemos esta realidad: Dios no es lejano; Dios interviene en nuestra vida. Creer en Él, nos da un ordenamiento de nuestra vida; nos da el sentido de lo que somos y para qué estamos; nos habla de una luminosidad; nos habla del amor concreto a la vida; nos habla de la paz. Nos da los mandamientos que son para la vida práctica.
Esa sencilla base antropológica de la visión del hombre y del mundo, de una moral basada en cosas fundamentales: no matar, no mentir, no robar, no hacer daño al prójimo. Todo eso viene de esa tradición cultural judeo-cristiana.
Qué pasa cuando Dios no está
Cuando no está Dios, la depresión, la falta de sentido, el relativismo moral, llevan a cosas trágicas. Pensemos en lo que fue el domingo pasado en nuestro Uruguay. Pensemos en ese marinero desertor que llegó a matar a tres de sus antiguos compañeros, o en ese padre que advirtió a su mujer que iba a matar a sus dos hijos, y que lo hizo y luego se suicidó. O en ese juez pura sonrisa como lo mostraban las fotos de estos días, que termina siendo asesinando por robarle.
Entonces: ¿no es práctico Dios?, ¿no es necesario Dios en esta sociedad uruguaya con dos suicidios por día en promedio?, ¿no es importante que la gente, que todos, encontremos que la vida tiene sentido, que la vida es bella, que la vida vale la pena de vivirse?
Qué realmente la vida es un don de Dios, del que no somos dueños absolutos. Qué el mundo no gira sobre sí mismo. Y que no somos hechos solo para que nos realicemos en un sentido egoísta, que puede tener el término narcisista, hedonista, sino que somos hechos para los demás, y que ahí se juega nuestra vida y nuestro sentido.
Que si Dios nos ha colocado en el mundo es porque tenemos una misión; porque tenemos un porvenir que no se queda solamente en el final de la muerte, sino que se abre a una vida eterna, que si bien es regalo de Cristo por su sangre en la cruz, es un regalo del cual él mismo Señor nos quiere hacer partícipes con nuestra libertad responsable.
Que aquí sí, debe responder al amor con amor, que está llamada a aceptar esa invitación a la vida plena, haciendo ya plenitud de vida, en el amor concreto que se hace servicio a nuestros hermanos y honra y gloria a Dios.
La necesidad de los templos abiertos
Por eso, es tan necesario que nuestros templos se puedan abrir, que nuestras iglesias puedan estar no solamente abiertas, sino que se pueda celebrar del culto a Dios y no el culto al dios consumo.
Que el Señor ilumine a los que tienen que tomar las decisiones y que entonces podamos dar pasos hacia esta nueva normalidad. Que nos encuentre a cada uno en su lugar, y que le dé a Dios el único lugar que le corresponde, que es el primero. Gracias.
Quien quiera escuchar directamente el audio, lo puede hacer desde este link.