Hay una sugerencia de algunos episcopados al respecto. Otros lo adoptaron como la única manera por la emergencia sanitaria. Por esto… la comunión eucarística con la mano ha venido para instalarse por un tiempo.
Frente a esta práctica hay dos “prototipos” de personas que se oponen.
Por una parte, los ideologizados. Son los que responden a un líder de opinión ciegamente. Ya sea este un obispo, sacerdote, teólogo, líder de movimiento. Basta que su líder afirme tal cosa para que obre en consecuencia. Y hay líderes que se oponen sistemáticamente a la comunión con la mano por considerarlo un método impío, causante de profanaciones al Santísimo y de transar con el mundo…
Este prototipo de personas no entra en razones cuando se le dan argumentos teológicos. Sólo confían en sus líderes y ellos ya han dicho que está mal. Y punto.
El otro “prototipo” son los espirituales. Ya sea por costumbre cultural o porque confían en alguna revelación privada, no se consideran dignos de tocar a Jesús eucaristía con sus manos. Pero tienen la mente abierta a las razones, por lo menos para sopesarlas y cambiar su actitud si lo consideran justo y correcto.
Es a este último “prototipo” y a los que no tienen problemas en recibir a Jesús eucaristía con sus manos, que les dedicamos estos tips pneumatikos.
Son solamente tres, pero van en importancia decreciente para que puedas comprender desde el todo.
1.- Lo que importa es comulgar con Jesús
Ya sea que lo recibas en tus manos o directamente en tu boca, nunca debes de perder de vista lo esencial del sacramento de la eucaristía. Es una Comunión real con la Presencia divina.
Es Dios que viene a hacer de tu cuerpo un Templo, un hogar dónde lo encuentras y charlas como con un amigo. Esto es lo central. El resto es comentario.
2.- Nadie es digno de recibirlo en su cuerpo
Si. Nadie es digno de recibirlo ni con las manos ni con la boca. Nadie es digno de que Dios lo habite. Y esto es tan cierto que lo reconocemos al decir: “Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme”.
El que se crea digno peca de soberbia y recibe sin discernir el Cuerpo del Señor, ya sea que lo haga con las manos o con la boca. El humilde se abre a su presencia como un Don Gratuito. El humilde no piensa tanto en cómo lo recibe sino a quién recibe.
3.- Cómo hacerlo correctamente
No es tan complicado. Extendé tu mano izquierda con la palma bien abierta. La mano derecha por debajo. (Si sos zurdo, al revés.) El ministro te va a mostrar a Jesús Eucaristía y te va a decir: “Cuerpo de Cristo”. Vos respondes con fe: “Amén”.
El ministro va a depositar la Hostia sobre tu palma. Recién entonces lo tomas con los dedos de tu mano derecha y lo comulgas. Es importante, para evitar profanaciones, que lo hagas de inmediato y delante del ministro. Revisá en tu palma y si quedó una partícula, consumila: por más pequeña que sea sigue siendo la Presencia del Jesús Resucitado.
Luego dirigite a tu banco a rezar: adorá a Jesús que te habita, agradecele, pedile, charlá como con un amigo. Esto es lo más importante de comulgar.
Hoy la Iglesia nos pide que comulguemos con la mano por cuestión de salud pública. Pasada la emergencia, decidí vos cual es la manera más piadosa, la que más te ayuda a vivir la comunión. En tiempos normales hay dos prácticas autorizadas que no se contraponen. No metás la ideología en esto. Es simple cuestión de vida piadosa personal. Meditalo.