Estamos festejando un nuevo aniversario de la Diócesis Paranaense. Si bien en los textos de algunos autores encontramos la referencia a la diócesis del Litoral no es el nombre que tuvo en los documentos.
Me pareció interesante investigar de donde proviene esta referencia que generalmente repetimos sin preguntarnos mucho sobre el tema. Y para eso un poco de historia no viene mal.
Las diócesis del período colonial
A partir de la ocupación y colonización de las tierras del Nuevo Mundo, se fueron fundando las ciudades, y a medida en que la evangelización fue creciendo, fue necesaria la creación de las primeras diócesis americanas.
La primera en América del Sur, fue Coro, creada en junio de 1531. Se encontraba en la lejana Venezuela, abarcaba todo el sub-continente.
Cuando en 1537 se creó la diócesis del Cuzco, en el Perú pasó nuestro territorio a depender de ella.
Diez años más tarde, cuando Pablo III, en 1547 erigió el obispado de Río de la Plata, con sede en Asunción, la jurisdicción de la nueva diócesis, tomó todo el este del cono sur.
Desde julio de 1609, las de Asunción, Santa Cruz de la Sierra, La Paz, Tucumán y Buenos Aires, pasaron a depender del arzobispado de La Plata (hoy Sucre), hasta la segunda mitad del siglo XIX.
La primera diócesis en territorio argentina
La primera jurisdicción diocesana en el actual territorio argentino fue la del Tucumán, creada el 10 de mayo de 1570 con sede en Santiago del Estero que abarcó todo el noroeste y la zona central, menos las provincias de Cuyo qué dependieron hasta 1807 de la diócesis de Santiago de Chile
Siempre recordamos que fuimos parte de la diócesis de Buenos Aires que comprendió, hasta bien entrado el siglo XIX, el territorio que pertenece hoy a la República Oriental del Uruguay. Mientras que las provincias cuyanas pertenecieron a la diócesis de Santiago de Chile hasta inicios del siglo XIX. Y cuando se creó la arquidiócesis porteña, uno de los obispados sufragáneos que se le adjudicaron fue el de Asunción del Paraguay.
Los procesos y acontecimientos anteriores a tal fecha se pueden dividir en dos, según el historiador Roberto Di Stefano: el período colonial y las inmediatamente sucesivas a la revolución caracterizada por una iglesia colonial dependiente de España.
El período de las revoluciones americanas
Y otro período posterior a 1830 donde se recompone la jerarquía eclesiástica luego de las turbulencias revolucionarias, por medio de nombramientos episcopales que se realizan a partir de entonces sin la participación de la corona española.
La Santa Sede comienza a intervenir directamente y de modo más eficaz en la vida de las iglesias rioplatenses.
Loris Zanatta, historiador especializado en la historia de la Iglesia argentina durante las décadas de 1930 y 1940, dice que:
"el Estado argentino, en proceso de unificación e institucionalización, logra adecuar mejor la geografía eclesiástica a la propia, con la elevación de Buenos Aires a sede arzobispal y, por lo tanto, desvinculada de la arquidiócesis de Charcas, a la que habían pertenecido las Iglesias argentinas hasta entonces."
La historia eclesial del Paraná
Habiéndonos ubicado en la línea de tiempo volvemos a Paraná. Empezamos a hacer este camino que se va a concretar en el Obispado.
El 5 de abril de 1851 había fallecido el Obispo de Buenos Aires, Mons. Mariano Medrano y Rosas prohibió que se trasmitiera a las provincias esta noticia. A causa de esto cesaban las facultades que había delegado a los Vicarios foráneos.
La necesidad de una nueva jurisdicción
El nuevo Vicario Capitular debía renovar estas facultades para el regular funcionamiento de la Diócesis, cosa que no sucedió. ¿Qué hacer entonces? Todas las miradas se posaron en el General Urquiza que preparaba la campaña libertadora.
Y él se dio cuenta inmediatamente de la conveniencia de desmembrar estas provincias del Obispado de Buenos Aires creando una nueva sede episcopal a la que estuvieran sujetos estos dilatados territorios, idea que le fue sugerida por algunos eclesiásticos de su tiempo.
El Doctor Acevedo, el Dr. Miguel Vidal y el Doctor Juan José Álvarez expusieron este proyecto, de un nuevo obispado para las provincias de Litoral.
Entretanto el ministro Diógenes Urquiza, prescindiendo de la Curia de Buenos Aires, y por las instrucciones del Gral. Urquiza, se dirigió al Internuncio Apostólico de Rio de Janeiro pidiendo la instalación de un Pro Vicariato en vista de la situación anormal que atraviesa la República Argentina y por hallarse rotas las relaciones de estas provincias con Buenos Aires. Recomienda para dicho cargo al Pbro. José Leonardo Acevedo.
La Argentina actual que comienza en Paraná
El triunfo de Caseros y los sucesos que le siguieron retardaron la creación de este obispado. A pesar de todo, el congreso constituyente sanciono la constitución nacional y el año 1854 Urquiza fue electo primer presidente de la Confederación. Apenas se hubo normalizado su gobierno, resolvió gestionar ante la Santa Sede la creación del Obispado.
Del 10 de julio de 1855, este repositorio guarda un interesante documento del Padre Acevedo que está en latín y que tiene la particularidad de ser el único que ha quedado con el sello de Provincia de San Miguel que dice:
“Acevedo Delegatus eclesiasticus hujus provincia s. michaelis Arcangeli de Entre =Rios Alma Eclessia Bonaerensis Episcopus canonicusHonorarius, et nova Diocesis Litoralensis Episcopus…”
Es mucho más extensa y adjuntamos la copia.
La cuestión legislativa nacional
El 25 de septiembre de 1855 el Senado y la Cámara de Diputados de la Confederación Argentina sancionan con fuerza de ley, proveer al Poder Ejecutivo para proceder por los trámites civiles y canónicos, a la erección de una nueva Diócesis denominada Diócesis Litoral, compuesta de las provincias de Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos.
En el artículo 2 dice que propondrá al Congreso las sumas necesarias para la congrua dotación de la iglesia, el Prelado, funcionarios eclesiásticos y demás necesarios a la organización y servicio de la nueva Diócesis.
Del 3 de octubre de 1855, el Vicepresidente Carril decreta: Presentase a Su Santidad para Obispo del Litoral al antedicho Señor Dr. Don José Leonardo Acevedo.
La decisión eclesial
Mons. Marino, en virtud de las facultades delegadas por el Papa, resuelve desmembrar las Provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, de la Diócesis de Buenos Aires. Expide el 4 de agosto de 1858 el decreto por el que dispone la Instalación del Vicariato.
Envía copia al Obispo de Buenos Aires, Mons. Escalada, quien acata el pedido y ordena al notario Eclesiástico que revise el archivo de la curia episcopal para enviar a Paraná los documentos que pudiesen corresponder a las tres provincias y que bajo inventario se entregaran al Dr. Juan José Álvarez para que fuese su portador
En funciones el Vicario Apostólico Paranaense
La gran ceremonia fue el 15 de agosto, y en ese día entraron en posesión de la jurisdicción y gobierno de la nueva iglesia el Sr. Canónigo senador de la Nación, Licenciado D. Miguel Vidal con el carácter y título de Vicario Apostólico Paranaense y el Sr. Canónigo Dr. Juan José Álvarez que hace esta reseña histórica, en el de Provisor y Vicario General, tomando este también a su cargo, interinamente, el curato de la iglesia matriz de esta ciudad.
De la documentación que con el Gobierno Nacional guarda nuestro archivo adjunto copia de cartas de 1858. Una de Juan del Campillo a Vidal encabezada Al Obispo Electo de la Diócesis Litoral. De diciembre de ese año, dos cartas de Pedro Funes del Gobierno Nacional dirigidas al Vicario Apostólico Miguel Vidal por diferentes motivos, pero ambas concluyen con la satisfacción por la tarea de organización canónica de las Iglesias del Litoral tanto tiempo privadas de los solícitos cuidados de un Pastor.
A la búsqueda de un Obispo
En los mismos días en que se llevaban a cabo estos actos, se procuraba encontrar un candidato a presentar en lugar del primer Obispo Electo, ya fallecido.
El senado en sesión del 10 de agosto votó la terna cuyo primer lugar ocupaba el Pbro. Luis José Gabriel Segura y Cubas, que obtuvo 9 votos. Por lo tanto Urquiza resolvió hacer la presentación de este sacerdote al Papa y expidió el correspondiente decreto el 17 de agosto de 1858.
Designo además un Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial al Dr. Juan del Campillo. Su misión era negociar un “concordato con la Santa Sede bajo las bases de nuestra religión y los principios fundamentales de nuestra Constitución” como decía su credencial. Si bien no solucionó algunos puntos de este Concordato, si logro la Erección Canónica de la Diócesis y la Preconización para la misma de Mons. Segura y Cubas.
La erección canónica
Efectivamente, el 13 de junio de 1859 el Papa Pió IX expidió la Bula Vel a Primis, ereccional del Obispo Paranaense que confería a la ciudad de Paraná el rango de ciudad episcopal.
El 27 de diciembre, el delegado Apostólico Mons. Marini, dicto el decreto de ejecución de la Bula.
El Vicario Apostólico cesaba ipso facto, luego que fuera preconizado y tomara posesión el nuevo prelado. La Diócesis abarcaba, las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. No se menciona Chaco y Formosa, territorios poblados por indios y pertenecientes al Obispado de Salta.
Se fija la sede diocesana
Se establecía la sede del Obispado en Paraná, Capital de la Confederación Argentina. Se recomendaba el cumplimiento de la promesa de construir un nuevo templo, en honor del Arcángel San Miguel, destinado a Catedral, e instituía en Catedral la Iglesia del Rosario, allí existente.
Aceptaba la promesa del gobierno de adjudicar un edificio cerca de la Catedral para habitación del Obispo y su Curia y otro dotado de lo necesario para el seminario.
Consta en el texto de la bula, donde especifica el territorio que ha de abarcar, la construcción de un nuevo templo y en su consecuencia,
“con la misma autoridad Apostólica mandamos, que todos los instrumentos y cualesquiera escritos relativos a los habitantes, bienes eclesiásticos, lugares, cosas, derechas, causas, privilegios, gracias y favores de este nueva Diócesis Paranaense, se extraigan inmediatamente de la curia Episcopal de Buenos Aires, para colocarse y conservarse fielmente en la del Obispado para cualquier ocurrencia ulterior que pudiera surgir” .
Se fija el lugar de la Cátedra del Obispo
El Gobierno Nacional prometía adjudicar un edificio cercano a la Catedral para casa habitación del Obispo y su curia. Hasta ese momento la casa destinada para residencia y el establecimiento de la curia era la perteneciente a Doña Isabel de La Torre de Carriegos y el gobierno había pagado el alquiler.
Por este decreto se erige en Catedral la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, pero como el Gobierno se propone edificar un nuevo templo para catedral, se trasladan los derechos inherentes a la catedralidad, desde ahora y hasta que la obra se termine al nuevo templo, dice el texto de la Bula.
Al concluir el periodo presidencial de Urquiza, fueron electos Presidente Santiago Derqui y Vice Juan Esteban Pedernera que asumieron el 5 de marzo de 1860. El 18 de marzo de ese año, con la presencia del Presidente Derqui en la antigua y provisoria Catedral de Paraná se proclamó la Bula. Por circular del día 20, Vidal comunico a las parroquias el haberse hecho la instalación definitiva de la nueva Diócesis y Catedral Paranaense.
Se instala el nuevo Obispo
El nuevo Obispo llegaba a Paraná el 23 de mayo de 1860, acompañado entre otros por Fray Mamerto Esquiú, quien ocuparía el cargo de secretario de Cámara y Gobierno.
A su fallecimiento queda a cargo de la Diócesis, Mons. Miguel Vidal hasta la llegada del segundo Obispo Mons. José María Gelabert
Del 22 de septiembre de 1868 adjuntamos copia de la carta dirigida al Obispo del litoral José Maria Gelabert, otra del 11 de enero de 1870, estas y otras más hasta 1899 emanadas del Ministerio de Culto, usan esta denominación para nuestra Diócesis Paranaense.
El nombre de la nueva diócesis
Vemos en la historia de las diócesis argentinas que las primeras creadas hacían referencia al lugar geográfico como San Juan de Cuyo o Córdoba del Tucumán.
En este caso entiendo que el pedido, como se hizo para las provincias del Litoral, se usó indistintamente en la correspondencia de la época. Por esta razón así aparece nombrada en muchas publicaciones.
En adjunto compartimos copia de cartas como así también imágenes de nuestra Bula Vel a Primis del Obispado Paranaense.