Hoy estamos celebrando la fiesta de Pentecostés. El Espíritu desde Dios desciende sobre el mundo para transformarlo en Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre la Iglesia para transformarnos en creyentes y cristianos. Por esto hoy es la fiesta de la Iglesia, con todo lo que significa este término.

Qué es la Iglesia

Iglesia… ¿qué es la Iglesia? Antes que nada es un término que no existe en sí mismo. ¿qué significa esto? Pensemos en lo blanco. La blancura como tal no existe en sí misma. Existen las cosas más o menos blancas: una pared, una tiza, un papel es más o menos blanco. (Una ropa es más o menos blanca… si la lavamos con ala.. diría la propaganda). Por lo tanto, la blancura no existe sino como una propiedad de las cosas.

De manera análoga es la Iglesia. En sí misma no existe, sino como una doble realidad. En primer lugar existe en aquellos que han escuchado la Palabra de Jesús y, desde sus signos sacramentales y con sus propios actos, la hace suya. La Iglesia existe desde la Trinidad que, con la acción del Espíritu Santo la anima.

Por esto lo que decíamos al comienzo tiene una verdad muy importante para nuestras vidas. El Espíritu desde Dios desciende sobre el mundo para transformarlo en Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre la Iglesia para transformarnos en creyentes y cristianos. La Iglesia es así el conjunto de aquellos que, transformados por el Espíritu Santo, como pueblo le dicen sí a Dios y al Camino que su Hijo nos marcó.

Somos seres espirituales

En todas las Misas de hoy se reza, antes de la proclamación del Evangelio, la secuencia al Espíritu Santo. Allí se le pide que, como un rayo de luz, descienda sobre nosotros. Que nos transforme en seres espirituales, en el verdadero y profundo sentido de esta palabra. El varón espiritual no es quién vive en la estratosfera. La mujer espiritual no es quién está encerrada en una burbuja. Todo lo contrario.

En la secuencia se lo define al Espíritu Santo como el “dulce huésped del alma”. Del alma, es decir, de lo profundo del hombre, del ámbito en el cual la libertad, la verdad, la bondad y la belleza tienen su sede. Allí hay Alguien como huésped.

Distingamos entre la visita, la que viene a tomar unos mates y luego se va, del huésped. Este es quien ha sido recibido en la casa, a quién se le da una cama, con el cual se comparte la mesa y, hasta ese extremo, se le abre la puerta de la heladera. El huésped es parte de la propia familia, alguien que está y no como un extraño.

Cómo viene el Espíritu Santo

El Espíritu Santo, que desciende a nosotros a través de los sacramentos cristianos, viene a estar en nosotros. No solamente camina junto a nosotros guiándonos en nuestro andar. El está EN nosotros, dándonos templanza, valor, consuelo, alivio, alegría… Por eso nos transforma en seres espirituales: templos del Espíritu Santos, inhabitados por la Santísima Trinidad.

Y esta presencia es, en primer lugar, para que como pueblo podamos decir a Dios “Abbá”, es decir, Padre. Pero también está en nosotros para animarnos a la construcción del mundo. “Nadie puede ser peregrino del cielo si huye de la ciudad terrena”. Por esto el que es verdaderamente espiritual es aquel que siente los problemas de los demás como suyos y se arremanga para solucionarlos.

El Espíritu desde Dios desciende sobre el mundo para transformarlo en Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre la Iglesia para transformarnos en creyentes y cristianos. Ven Santo Espíritu, ven a mi alma. Habítame. Y hazme alegre con tu presencia, santo con tu amor, audaz en la esperanza, constructor de este mundo necesitado de eternidad.

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