Nos acercamos al mes de noviembre, mes que recordamos el día de la tradición y sobre todo al famoso Martin Fierro. Hablar de esta obra tan cara a los argentinos es hablar de su autor José Hernández y de otro de los hombres famosos que pasaron en algún momento de su vida por esta ciudad de Paraná.
Este querido escritor y periodista un 8 de junio de 1863, en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario (Catedral de Paraná) contrajo matrimonio con Carolina G. del Solar.
Sus primeros pasos en la vida
José Rafael Hernández y Pueyrredón, había nacido el 10 de noviembre de 1834, en la Chacra Pueyrredón, Partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, propiedad de su tía Victoria Pueyrredón.
Sus padres fueron Rafael Hernández e Isabel de Pueyrredón, prima hermana de Juan Martín de Pueyrredón. Fue bautizado el 27 de julio de 1835 en la actual Basílica de la Mercedes, que por entonces se conocía como Catedral del Norte. Tuvo dos hermanos, Rafael y Magdalena.
Sus padres viajaban seguido a las estancias de su propiedad en el sur de la Provincia de Buenos Aires, y dejaban al niño al cuidado de su tía Victoria, a la que apodaba "Mamá Toto". Cuando (por razones políticas) ella debió emigrar, quedó al cuidado de su abuelo paterno, José Gregorio Hernández Plata, que poseía una quinta en Barracas, sobre el Riachuelo.
Estudió en el Liceo Argentino de San Telmo, dirigido por Pedro Sánchez, entre los años 1841 y 1845, recibiendo clases de lectura y escritura, doctrina cristiana, historia antigua, romana y de España, aritmética, dibujo y gramática castellana. En 1845 se agregaron cursos de francés, geometría y geografía sin costo adicional, en reconocimiento del director Sánchez de su capacidad y conducta.
En lo profundo de las pampas criollas
En 1843 falleció su madre. El niño padecía un problema en el pecho, que por prescripción médica debía ser tratado con un cambio de clima, lo que lo obligó en 1846 a abandonar sus estudios y trasladarse a las pampas de la provincia de Buenos Aires.
Se fue con su padre, que era mayordomo de las estancias del gobernador Rosas en la zona de Camarones y Laguna de los Padres. Esto le permitió entrar en contacto con los gauchos; aprendió a andar a caballo y a realizar todas las tareas que éstos realizaban.
Además fue la base de sus profundos conocimientos de la vida rural y del cariño por el paisano que demostró en todos sus actos.
En ese período tuvo una visión directa de la realidad del hombre de campo, donde pudo “captar el sistema de valores, lealtades y habilidades que cohesionaban a la sociedad rural”.
Militar y periodista del Estado de Buenos Aires
Tras iniciarse como militar en defensa de la autonomía del Estado de Buenos Aires, entre 1852 y 1872 desarrolló una intensa actividad periodística, enfrentado al predominio de la ciudad de Buenos Aires en la organización de su país. En una época de gran agitación política, sostuvo que las provincias no debían permanecer ligadas al gobierno de Buenos Aires.
Se enroló en las milicias del Estado de Buenos Aires poco después de la Batalla de Caseros. Bajo el mando de Pedro Rosas y Belgrano y Faustino Velazco, intervino en 1853 en la represión del levantamiento del coronel Hilario Lagos contra el gobernador Valentín Alsina. Fueron derrotados en San Gregorio el 22 de enero del año siguiente. Siendo ya teniente, participó en la victoria en la batalla de El Tala en noviembre de 1854.
Su trabajo como periodista en Paraná
Debió abandonar las filas del ejército por razones políticas en 1858, y se mudó a la Provincia de Entre Ríos para dedicarse al periodismo. Hay referencias que afirman que el trabajo de Hernández fue de colaborador. Otras lo ubican como corresponsal en Paraná, adonde había debido trasladarse en 1858, tras un duelo con un dirigente opositor, que a su vez le forzó a dejar el ejército porteño. Allí trabajó como empleado de comercio y en la Administración Nacional.
Posteriormente a la batalla de Cepeda trabajó como taquígrafo del Congreso Nacional en esa ciudad entrerriana.
Sus supuestas colaboraciones de esa época en La Reforma Pacífica no pueden ser verificadas por no estar firmadas. Recién en 1860 se puede determinar que un artículo firmado bajo el seudónimo de "Vincha" es de su autoría. Las colaboraciones como Vincha se sitúan entre el 13 de febrero de 1860 y el 12 de enero de 1861.
Su casamiento en la Catedral de Paraná
Es aquí donde contraen matrimonio con Carolina Rosa González del Solar.
Carolina era nacida en Paraná en 1839, hija legitima de Andrés G. del Solar, natural de Cantabria y de Margarita Fuente, de la Republica del Uruguay y casados en la Iglesia San Miguel de Paraná.
Aquí se conocieron seguramente y un 8 de junio de 1863 se casaron en la Iglesia Matriz. Fueron testigos de esta celebración Eugenio Ocampo y Margarita Fuentes González del Solar. De este matrimonio celebrado en la Catedral de Paraná, adjuntamos copia.
Tienen ocho hijos, los dos primeros nacidos en Paraná, Isabel Carolina Hernández González del Solar nacida el 16 de mayo de 1865 y Manuel Alejandro nacido el 6 de noviembre de 1866. María Mercedes el 24 de septiembre de 1867en Corrientes
Después sus otros hijos, Margarita Teresa nacida en San Martin, Buenos Aires, el 28 de mayo de 1871; Juan José; María Sofía nacida en Buenos Aires el 20 de junio de 1876, María Teresa nacida en San Martín el 24 de octubre de 1877; y Carolina nacida en Buenos Aires el 7 de abril de 1879.
La conmoción por la muerte del Chacho Peñaloza
El 12 de noviembre de 1863 le tocó cubrir en su medio el asesinato del general Ángel Vicente Peñaloza, cuya cabeza fue exhibida en la plaza de Olta, La Rioja.
El hecho conmovió profundamente a Hernández, que lo reflejó en las editoriales de su periódico. Durante el mes del ajusticiamiento del caudillo riojano le dedicó varias editoriales, que posteriormente serían reunidos con el nombre de Vida del Chacho, o Rasgos biográficos del general D. Ángel V. Peñaloza.
En ellos, aunque denotaba no conocer exactamente las circunstancias de la muerte del caudillo, acusaba por su muerte a los unitarios, especialmente a Sarmiento, y prevenía al general Urquiza que le esperaba el mismo destino a manos de estos.
A fines de 1863 dejó de aparecer El Argentino. Hernández permaneció en Entre Ríos, dedicado a actividades comerciales. También colaboró en el diario El Litoral de Paraná, propiedad de Evaristo Carriego (padre) de quien era amigo.
Junto a las tropas de Urquiza y López Jordán
Intervino posteriormente en las batallas de Cepeda y Pavón a órdenes de Justo José de Urquiza. Si bien en tres ocasiones Hernández manifestó su lealtad a Urquiza, es probable también que su relación estuviera marcada por los recelos.
Participó junto con su hermano Rafael de la batalla de Cañada de Gómez, en la que también fueron derrotados por los mitristas. Se trató de una incursión sorpresiva de tropas del Estado de Buenos Aires sobre las de la Confederación Argentina.
Desde las páginas de El Río de la Plata, Hernández apoyó en 1869 al general Ricardo López Jordán, partidario de Evaristo López, quien había resignado sus aspiraciones a recuperar la gobernación. Formó parte de la última rebelión gaucha que intentó defender la autonomía de esa provincia y al Partido Federal contra los embates del presidente Sarmiento.
Se trasladó a Entre Ríos, donde en noviembre-diciembre de 1870 se incorporó a las fuerzas rebeldes de Ricardo López Jordán. El 26 de enero de 1871 López Jordán fue derrotado en la batalla de Ñaembé, y desde abril de 1871 hasta principios de 1872 permaneció junto a Hernández en Santana do Livramento.
Hernández se pronunció abiertamente contra el asesinato de Urquiza “porque no creemos que sobre la sangre pueda cimentar jamás nada que sea sólido y duradero”.
El exilio y el regreso
Se mudó a Montevideo, Uruguay, y más tarde, amparado por una amnistía promovida por Sarmiento, regresó a Buenos Aires para escribir su famoso libro Martín Fierro. Tuvo algunos contactos con el general López Jordán en Santana do Livramento.
Regresó al Uruguay a mediados de 1873, al estallar la segunda rebelión jordanista, ya que sus vínculos con el jefe rebelde eran notorios. Mientras el gobierno nacional le ponía precio a la cabeza de éste y su equipo de colaboradores, Hernández acompañaba al caudillo en su invasión a Entre Ríos.
Regresado a Montevideo, Hernández retomó las tareas periodísticas en el diario a partir del 1 de noviembre de ese año. Por entonces al diario lo dirigía Héctor Soto, hijo de Juan José, el que fuera editor de "La Reforma Pacífica".
Su partida hacia la Casa del Padre
José Hernández falleció el jueves 21 de octubre de 1886 en su quinta de Belgrano, ubicada en la entonces calle Santa Fe 468, a causa de una afección cardíaca —una miocarditis que derivó en un ataque cardíaco. Sus últimas palabras fueron: “Buenos Aires... Buenos Aires...”.
Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.