Ya en otras oportunidades hemos hablado de las estancias jesuíticas del norte de nuestra arquidiócesis y que fueron compradas por particulares. Harto conocido el oratorio que dio origen a la Capilla de Alcaraz de la que publicamos un artículo en esta web.

También los mencionamos al investigar las estancias jesuíticas de la otra banda del rio Paraná y como con la expulsión de la Compañía estas tierras pasaron a ser administradas por una junta de temporalidades que desarticuló el sistema de estancias, las fraccionó y enajenó.

Las del lado entrerriano se enajenaron entre varios compradores. En 1774 se remató una de las estancias, la de Feliciano de tres leguas. Juan Ventura Denis compró una legua en el Feliciano y formó una estancia que más tarde fue administrada por su viuda Gregoria Pérez; que en 1811 la puso a disposición de Manuel Belgrano cuando se preparaba su campaña al Paraguay.

Francisco Candioti compró otra importante fracción entre el arroyo Caballú Cuatia y el Guayquiraró. Francisco de Andreu y Colobran compró otras tierras heredadas más tarde por su sobrina Manuela Puig, esposa del General Echagüe.

Francisco Candioti Coloreada con IA

Los Oratorios del campo

Cuando vemos los dueños de los campos adquiridos inmediatamente relacionamos los lugares donde encontramos Oratorios muy antiguos que dieron origen después a las parroquias que hoy conocemos.

Cuando hablamos de Alcaraz, estamos hablando del Oratorio edificado por Francisco Colobran y Andreu en su campo adquirido después de la expulsión. En 1795 fue vendido a Feliz Troncoso 59 leguas y fracción. Y fue él quien compró la imagen de la Dolorosa tan antigua de Alcaraz Norte para su oratorio que después sería la primera capilla de Alcaraz.

Y del Oratorio del campo de Francisco Candioti ubicado al norte del arroyo Cabayú Cuatiá que comenzó a construirse el 11 de noviembre de 1807, se inauguró sin terminar el 8 de septiembre de 1829 en la zona de la hoy parroquia de La Paz. Este había sido vendido por la Junta de temporalidades a Candioti en 900 $.

Datos ancestrales de Candioti

Y en esta oportunidad les quería compartir información importante de este personaje conocido como el Príncipe de los gauchos, y que tenía en su estancia este oratorio.

¿Y quién era este Príncipe, llamado así por el viajero inglés Juan Parish Robertson en virtud de su vigor, su amor a la pampa y su cortesía? Cita una fuente de Efemérides argentinas sobre él.

“El 23 de agosto de 1743 nace en Santa Fe Francisco Antonio Candioti. Según los santafesinos, muchos de los capataces de sus estancias eran sus hijos naturales. Contrajo matrimonio con Juana de Larramendi y Manso, descendiente de Juan de Garay y de Jerónimo Luis de Cabrera, siendo las herederas de todos sus bienes sus dos hijas legítimas: Dolores (1802), esposa de Antonio Ignacio Crespo Zavalla y Petrona (1809-1889), casada con Urbano de Iriondo Narbarte.

Miembro de la poderosa y tradicional familia Vera Mujica, se dedicó desde joven al comercio fluvial hasta el Paraguay. Por corto tiempo fue comandante de fronteras de la "ciudad de Coquimbo" (La Serena), en Chile, pero pronto regresó a Santa Fe.

Allí se dedicó al comercio de mulas entre su provincia y la de Salta, usando la ruta que pasa directamente de Santa Fe a Santiago del Estero, sin pasar por Córdoba. Este cambio le significó grandes ganancias, que invirtió en la compra de estancias en la Entre Ríos. Llegó a poseer 300 leguas cuadradas, unas 750 mil hectáreas, donde pastaban 250 mil vacunos y 300 mil caballos y mulas. También tenía tierras y derechos en el Perú y en la ciudad chilena de La Serena, por lo que era el hombre más rico del Río de la Plata”.

El príncipe de los gauchos

Dice este viajero Parish Robertson en sus "Cartas desde Sudamérica”:

“Un día, después de siesta, medio transformado en santafecino, estaba yo sentado, sin chaqueta y chaleco, con el grupo de familia de Luis Aldao en el zaguán, cuando llegó al tranco de su caballo el caballero anciano más apuesto y lujosamente equipado que habíase presentado a mi vista. Ah! dijo Aldao, viene mi tío Candioti.

A menudo lo había oído nombrar ¿a quién que haya estado en aquel país no le ha sucedido lo mismo? Era el verdadero príncipe de los gauchos, señor de 300 leguas cuadradas de tierra, propietario de 250.000 cabezas de ganado, dueño de 300.000 caballos y mulas; y de más de 500.000 pesos atesorados en sus cofres, en onzas de oro importadas del Perú.

Llegaba a la sazón de una de esas excursiones a aquel país; se sentaba sobre el lomo de un bayo lustroso y potente; decididamente el animal más lindo que yo había visto en el país. Nada más espléndido como caballo y jinete tomados en conjunto, y en relación al estilo gauchesco de montura en boga, se podría encontrar en Sud América.”

Por información de este mismo sitio, sabemos que tenía un trato muy amistoso con los indios del Chaco, a quienes pagaba peajes por el paso por sus tierras y, en caso de necesidad, dirigía la defensa de Santa Fe con conocimiento de las divisiones entre las tribus. Vivía a caballo y no se bajaba más que para comer y dormir; incluso escribía cartas montado en su caballo.

Recibió en vida el nombre de Príncipe de los Gauchos, mote muy prestigioso en su provincia y despectivo en boca de los porteños.

Su impronta en Paraná

Ayudó a fundar la villa de la Bajada del Paraná, la actual ciudad de Paraná, pero por presión suya, ésta siguió dependiendo de Santa Fe. Fue juez del consulado de comercio de Santa Fe, cargo que renunció en 1801.

El 12 de noviembre de 1805 el presbítero Luis Manuel Cabiedes, párroco de La Bajada, completó un censo o empadronamiento de feligreses de la parroquia de La Bajada, que resultó en 152 personas mayormente residentes en los cascos de estancias y puestos. Los parajes dependientes de la vice parroquia de Alcaraz en los que se realizó el censo fueron:

“vecindarios del Arroyo Antonio Tomás, Arroyo Hernandarias, Arroyo Alcaraz, Arroyo Feliciano, Achiras, "Caballo Cuateado", Puestos de las Estacas y de las Biscachas de Don Francisco Candioti, Puesto de los Manantiales, Puestos del Arroyo Grande, del Caballo Cuateado, de los Algarrobos, del Rincón, de las Tacuaras, de la Mula; Arroyo Hondo; Arroyos de la Mula, de Guerreros, del Sauce, de las Yeguas, de Diego López; Puntas de Feliciano y Guaitiraró, "Costa del Guaitiraró, intitulado Sauce de Luna".

La creación de la Parroquia de Alcaraz

Con la llegada del obispo Lué y Riega, en su visita “hubo en su tiempo y por sus empeños multiplicación de curatos en la diócesis de la Plata…”. (Bruno, Vol. 7: 63).

Como parte de esta visita cuando proyectaba erigir una parroquia, el 29 de diciembre de 1806 el obispo escribió al cura párroco de La Bajada, Antolín Gil Obligado mencionando la creación de la vice parroquia de Alcaraz el año anterior:

“Haviendo reconocido pr. mi mismo la necesidad de división de ese Curato que interinamte. tiene Ud. á su cargo pr. la desmedida distancia de su comprehensión, y precedido Acuerdo con el Exmo. Sor. Vice Rl. Patrono; he tenido á bien hacer en él Erección de un nuebo Curato con la advocación de Dolores de Alcaraz, dándole pr. Iglesia provisionalmte. el Oratorio del mismo título de que es dueño Dn. Franco. Colobran, y por términos divisorios los siguientes. Por el Sur el Arroyo llamado Antonio Tomás; pr. el Norte el Guayquiraró; pr. el Leste el Río Gualeguay; y pr. el Oeste el Paraná; con una Ayuda de Parroquia en el Oratorio de Dn. Franco. Candioti, concluida que sea su construcción, si se contemplase necesaria, ó combeniente, pa. la mejor administración del pasto espiritual.”

Belgrano, San Martín y Artigas

Como vemos este oratorio aparece en los registros de la época. Colaboró con Manuel Belgrano en su expedición al Paraguay y prestó grandes cantidades de dinero a los gobiernos de la Revolución, que sólo recuperó en parte. Buena parte de la caballería de los ejércitos nacionales hasta 1814 montó en sus caballadas y mulas, incluidos los caballos del Regimiento de Granaderos a Caballo de José de San Martín.

La interrupción casi completa del tráfico mercantil con el Alto Perú depreció las mulas y trabó su venta. En una de las invasiones realistas a Salta, los militares españoles le requisaron todas sus mulas.

Progresivamente se inclinó hacia el federalismo del caudillo de la Banda Oriental José Gervasio Artigas cuando éste se enfrentó a los triunviratos y al Directorio. Cuando los artiguistas derrotaron a las fuerzas directoriales en Entre Ríos, Candioti medió entre el Directorio y Artigas, firmando con éste un tratado de paz en Belén.

El 24 de marzo de 1815, el último teniente de gobernador de Santa Fe, Eustaquio Díaz Vélez —frente a la imposibilidad de enfrentar la invasión de un ejército artiguista al mando Manuel Artigas y de Eusebio Hereñú ayudado por una pequeña escuadra naval comandada por Luis Lanché y con el fin de no exponer al pueblo de Santa Fe a los desastres consiguiente de una guerra— decidió entregar el mando al cabildo, abandonar Santa Fe y retirarse con sus tropas hacia Buenos Aires.

El 31 de marzo el cabildo santafesino nombró interinamente a una persona de crédito, celo y actividad como gobernador político y militar e intendente de Hacienda hasta la reunión de un Congreso General del Pueblo. El cargo recayó en Francisco Antonio Candioti. Santa Fe se iniciaba como una provincia autónoma.

El gobernador interino Candioti recibió a Artigas en Santa Fe, confirmando que esa provincia estaba aliada al caudillo federal y al gobierno de Buenos Aires, pero que se negaba a ser subordinada a éste. El 26 de abril Candioti fue electo como gobernador.

Durante su corto gobierno se dedicó a lograr la defensa contra las permanentes amenazas de los indígenas del Chaco organizando fortines, firmando tratados de paz y enviándoles frailes franciscanos.

A poco de asumir, Candioti enfermó de gravedad, justo cuando avanzaba sobre su provincia una expedición unitaria porteña que debía seguir a Entre Ríos y la Banda Oriental para atacar a Artigas. Pero el 3 de abril, la vanguardia de ese ejército se sublevó en Fontezuelas, en un movimiento que terminó en el derrocamiento del director supremo Carlos María de Alvear.

Francisco Candioti murió en Santa Fe el 27 de agosto de 1815, cuatro meses después de haber asumido como gobernador y dos días después de la entrada de Viamonte en Santa Fe.

Su herencia entrerriana

En 1815 al dar su poder para testar a su legítima esposa, doña Juana Ramona de Larramendi, pidió ser sepultado en la Iglesia de Santo Domingo y amortajado con el hábito de la Orden. Finalmente, instituyo como legítimas, únicas y universales herederas a sus hijas María de los Dolores y Petrona Ramona. María de los Dolores casó con don Antonio Crespo (1818) y Petrona Ramona casó con Urbano de Iriondo (1827).

Antonio Crespo fue gobernador de Entre Ríos, y Urbano de Iriondo, padre y abuelo de dos gobernadores santafesinos: Simón de Iriondo y Manuel María de Iriondo.

No solo el oratorio quedó en estas tierras, ya que parte de su familia continuará su vida en ella en la línea de Antonio Crespo y su esposa Juana Ramona de Larramendi de descendiente de Juan de Garay y de Jerónimo Luis de Cabrera la línea Larramendi tan conocida ya por su generosidad con nuestra iglesia.

Este interesante personaje fue parte de nuestra historia. No quedan rastros del oratorio, pero cada uno de ellos fue el germen que dio su fruto en las parroquias de nuestra arquidiócesis.

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