Para continuar con esta serie de biografías de los sacerdotes que fueron sinodales, hoy elegí a este sacerdote Benedictino, Padre Damián Errecart.
Un Vasco Francés
¿Qué sabemos de él? Su nombre era Francisco, hijo de Domingo Errecart y de María Ibarrart, francés de origen, nacido el 14 de mayo de 1875, en Oregue, Diócesis de Bayona en la Región Vasco Francesa. En la sencillez patriarcal de su pueblo, la familia ocupaba una posición destacada, tanto por sus prestigios sociales como por los bienes de fortuna. Uno de sus hermanos se enroló en las filas del clero seglar y otro fue intendente de su ciudad.
Desde pequeño, era muy activo y despierto y sintió el llamado de la vocación religiosa, decidiéndose por la vida Benedictina que florecía en la Abadía de Belloc. En 1886, a los once años entró en el Oblato, donde cursó sus estudios literarios en el Seminario de Larresore, Francia, famoso por la seriedad de su disciplina y su alto nivel intelectual.
El 5 de octubre de 1895 emitió los votos monásticos en la Orden de San Benito, con solo 24 años y en agosto de 1899 llegaba a la ciudad de Victoria con los primeros fundadores de lo que hoy es la Abadía del Niño Dios. Estudió en Bayona hasta el sub diaconado. Se despidió para siempre de su tierra natal y de la patria querida, aconsejado por el R. P. Ignacio Gracy, Maestro de novicios.
Y llega a Victoria
Más precisamente el 30 de agosto de 1899, es fundado en la localidad de Victoria por miembros de la Abadía de Belloc, provenientes de Francia, el primer monasterio benedictino de Hispanoamérica.
Fue ordenado sacerdote por Mons. Rosendo de la Lastra el 25 de mayo de 1900, siendo el segundo benedictino que llegaba a la cumbre de su sacerdocio en tierras argentinas. Antes había sido el Padre Teófilo Irigoyen el 9 de octubre de 1899.
Fue también un pedido de nuestro Obispo la instalación de este monasterio. Según un informe sobre la historia de los Benedictinos, Mons. De la Lastra, Obispo de la Diócesis de Litoral le pedía a la virgen, órdenes religiosas que lo ayuden en su tarea evangelizadora y cuenta:
“Me encontraba en Luján (septiembre de 1898) en el templo de Nuestra Señora patrona de nuestra nación. De rodillas yo pedía a la Virgen que me consiguiese religiosos para mi provincia de Entre Ríos. Acababa de levantarme de mi reclinatorio cuando me encontré con el R. P. Juan P. Arbelbide. Le comuniqué la oración que acababa de formular. Inmediatamente me contesta el Padre: Yo creo que la oración de Su Señoría será escuchada. Soy amigo personal del abad de una gran abadía en el país vasco francés. Es un apóstol y se halla al frente de una numerosa comunidad. Es preciso escribirle”.
El abad cuyo nombre se invocaba era Dom Agustín Bastres, OSB, y su monasterio el de Belloc, en la Vasconia francesa. Perteneciente a la provincia francesa de la Congregación de Subiaco y bajo el patronato del Inmaculado Corazón de María, esta casa había sido fundada en 1875 y había sido erigida en abadía en 1889.
Mons. de La Lastra, al ser nombrado Obispo de Paraná en mayo de 1898, se encontró con que su extenso territorio diocesano, que abarcaba las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, carecía de institutos religiosos de varones. De allí que la indicación del misionero vasco P. Juan Arbelbide en la Basílica de Luján fuese para él una revelación que lo apremiaría a entrar en acción cuanto antes. El 21 de septiembre de 1898 salía su carta dirigida al anciano Abad Bastres de Belloc, solicitando el envío de religiosos de su comunidad a Entre Ríos.
El anhelado proyecto del Obispo Diocesano encontró su complemento indispensable en otro proyecto del benemérito vecino de Victoria, D. Abraham Bartoloni había hecho surgir “Sociedad protectora de la Enseñanza cristiana”. Dicha sociedad se había propuesto fundar en Victoria una escuela agrícola-industrial, en un terreno de veinte hectáreas en las afueras de Victoria llamada “Quinta del Dr. Bravo”. El señor Bartoloni informó al nuevo obispo de estas gestiones y al mismo tiempo le solicitó que enviase religiosos que pudieran hacerse cargo de la obra. Ambas gestiones, la del Obispo y la del señor Bartoloni, fueron eficaces con eficacia de oración, pues ya en marzo de 1899 salía la vanguardia fundadora de la Abadía de Belloc y el 21 de abril de 1899 llegaban a Victoria. Cuando en abril de 1899 el obispo Mons. de La Lastra se dirigía al Concilio plenario latinoamericano convocado en Roma por el Papa León XIII, su oración a la Virgen de Luján ya había obtenido plena respuesta.
El Cura Párroco de Victoria
Siguiendo con la vida de nuestro padre Damián, sus superiores jerárquicos, rápidamente se dieron cuenta de su solido espíritu sacerdotal y de las excepcionales dotes de su inteligencia y corazón. Tras un breve estudio en el profesorado y economato de la floreciente fundación le dieron al joven monje un amplio y adecuado campo de acción. El 4 de diciembre de 1904, el R. P. Ignacio Gracy, recién nombrado primer Prior de Niño Dios, le confió el importante y delicado cargo de Cura Párroco de Victoria.
En su faz constructiva mucho hizo por los católicos victorienses. Durante su gobierno al frente de la parroquia se levantaron las capillas de San Roque, del Perpetuo Socorro, del Huerto, del Sagrado Corazón en el Asilo de Huérfanas. Se fundaron las congregaciones piadosas de San Roque, Archicofradía del Huerto (Centro Hospital y Centro Colegio), del Perpetuo Socorro, del Carmen, de los Ángeles, del Niño de Praga, de las Antonianas, las Teresitas, San Luis, Unión de los Católicos, Círculos de Obreros.
No tenemos legajo personal de este sacerdote en nuestro archivo, solo las ordenes propias de su ministerio para celebrar. Poco sabemos de su tarea pastoral en la parroquia de Victoria o dentro de la Orden Benedictina, ya que en la actualidad corresponden a la Diócesis de Gualeguaychú. Pocos son también los documentos que tenemos para investigar sobre su vida.
Desde los primeros años de la fundación de su Monasterio algunos de los Padres colaboraron en el Boletín eclesiástico de Paraná, fundado por Mons. de La Lastra y entre ellos nuestro Padre Damián. En 1912 apareció el Boletín parroquial de Victoria con el título de “La Verdad”, que más tarde se transformaría en “Ideales” y fue su principal redactor el P. Damián Errecart.
Encontramos en la documentación que tenemos de la Parroquia de Victoria de esos años, algunos informes que el Padre Damián enviaba al Obispo sobre las actividades que se llevaban a cabo. Por ello sabemos que en Mayo de 1913, en la Parroquia Nuestra Señora de Aránzazu se llevo a cabo una misión con los Padres Lazaristas desde el 13 al 27 de abril de ese año. Cuenta el Padre Damián
“que si bien el primer día asistieron solo 150 niños y niñas, el número fue creciendo hasta llegar a 650… se cerró el 20 con 1800 niños, bendición que tuve el inmenso placer de impartir personalmente, después de la emocionante consagración de los pequeñuelos de Victoria al Divino Niño Jesús y a la Santísima Virgen.
¡Impresionante y encantador cuadro que se resiste a toda ponderación! ¡Qué hermosura observar desde el altar esta apiñada multitud de niños y de niñas agitando flores en sus manos y al par que estas flores, depositando sus juramentos de fidelidad a los pies de Jesús y María.
No menos de 250 caballeros, asistieron a las conferencias a ellos destinadas, versando también estas sobre temas de reconocida actualidad. Estimo Ilmo. Señor, que dado el grado de indiferencia en materia religiosa, principalmente entre el sexo fuerte, tal asistencia señala ya uno de los buenos frutos de esta misión… debo confesar a S.S. Ilma. Que la comunión colectiva de los hombres, el 27 de abril, no pasó de 60, cifra reducida e insuficiente por cierto, pero es de advertir que fue por primera vez que esta parroquia veía un acto organizado y solidario como aquel. Confió que este principio, aunque modestísimo, servirá de base para conseguir, con nuevos impulsos en el futuro, mayores agrupaciones de hombres en la mesa eucarística”.
El 23 de julio de 1913 envía un extenso informe sobre la parroquia a su cargo. Gracias a este informe es que pude saber quiénes eran sus padres. Allí menciona además, que lleva 13 años de ministerio en la Diócesis. Son sus tenientes el Padre Teófilo Irigoyen, de 40 años, francés, ordenado en Paraná y Esteban Lomé, de 31 años, francés, ejerce el ministerio desde hace cinco años.
Hay en este momento en la Comunidad de los Benedictinos 14 sacerdotes, de 13 aspirantes al sacerdocio y 7 hermanos legos.
En el informe del 29 de diciembre de 1926 expresa al Obispo:
”Mi viaje a Europa y mi salud algo afectada a mediados del año pasado me han impedido ocuparme activamente…”
Fue Párroco de Victoria en los dos Sínodos diocesanos, el de 1915 y el de 1925. El 31 de enero de 1923, fue nombrado Director Espiritual de la Cofradía de Nuestra Señora del Huerto, del colegio del Huerto de Victoria.
En otro informe de enero de 1929 escribe que hay en la parroquia un Círculo de obreros, un centro de Estudio para jóvenes, cancha de deportes, talleres de costura para niñas pobres, un Asilo de Huérfanas, una Liga de Damas, siendo directores el cura Párroco.
El 4 de diciembre de 1929, cumplió sus Bodas de Plata con la parroquia de Victoria:
“La feligresía le tributo un testimonio sincero del cariño, simpatía y gratitud que guardan para con el amado pastor que se desvive por el cuidado de las almas confiadas a su celo…”
recuerda un artículo del Boletín Eclesiástico de Paraná de esa fecha.
Sus últimos años
El 12 de junio de 1935 es nombrado confesor extraordinario por tres años de las Hermanas del Huerto. El 10 de marzo de 1938, se le extienden las facultades especiales de párroco por dos años más. Y al día siguiente se le concede la delegación correspondiente para bendecir y colocar la primera piedra del templo a erigirse en Rincón del Doll. En algunos documentos firmaba Pedro Damián, en otros solo P. Damián, al no tener su legajo no podemos confirmar esta información, al igual que la de su nombre verdadero, ya que el mismo en uno de los informes enviados al Obispo, pone esta referencia.
En otro artículo del Boletín, en ocasión de su fallecimiento dice:
“no había sido toda su vida sino una entera, una generosa consagración de sí mismo a la gloria de Dios… y ha dejado esta tierra el bueno del R.P. Damián Errecart; ha dejado su parroquia amada de Victoria que por espacio de 36 años orientó con su palabra, rigió con su celo y su prudencia admirables, santifico con su apostolado fecundo y llenó con los ejemplos de su virtud acrisolada. Se ha ido él y ha quedado en la parroquia de Victoria y en la Arquidiócesis de Paraná el vacio enorme de su partida temporal.”
Después de un mes largo de sorpresiva enfermedad, el padre Damián volvió a su creador el jueves 13 de junio, a las 6,30 horas a un año apenas de distancia de la muerte de su asiduo colaborador el Padre Teófilo Irigoyen.
Otra historia más de los sinodales de 1915, otro sacerdote que pudimos conocer y valorar por su trabajo, su entrega, su vida dedicada a Dios.