Cada tanto cuando recordamos historias de nuestro pasado, hablamos de esta en especial, tan triste pero tan necesaria para que la verdad se conozca. Y como en otros casos que sean los documentos los que cuenten la historia.
El artículo del Diario La Acción
Nos remitimos al 24 de enero de 1926, donde en un artículo recortado y muy oscuro del Diario La Acción encontramos esta noticia:
A la Virgen del Rosario de nuestra Catedral, le ha sido restituido un rosario de oro que fue hurtado hace más de medio siglo.
¿Y que sabemos de esta triste historia? Tenemos los documentos y el rosario, que mejor que conocer los hechos.
Según cuenta el artículo, fue una noche o madrugada de un día festivo,
“durante aquellos agitados tiempos de revueltas de blancos y colorados, en que se cometió un robo sacrílego en nuestra Catedral, de la cual los ladrones hurtaron un rosario de oro a la imagen de la Patrona, un rosicler a la imagen de la Purísima, unos incensarios de plata, etc.”
Los males porteños
Con la venida de las tropas nacionales que a Paraná trajo la intervención federal, los robos en todas formas estaban a la orden del día. Las autoridades trataban de reprimir tanta ratería que no solo redundaba en descredito del ejercito sino también de la autoridad de la Nación, a la que llaman muchos “los porteños”.
Y así fueron fusilados varios soldados y civiles por tales delitos, hasta que sucedió este hecho que colmó la medida y el escándalo.
Teniendo en cuenta las circunstancias especiales de estos agitados tiempos, la violencia, la inseguridad, la legislación militar, eran moneda corriente los fusilamientos por estos delitos. Imperaba la Ley Marcial, y descubierto el robo, venia la aplicación fría de la pena capital.
El “responsable” del robo es fusilado
Según este artículo fue inculpado un capital del ejército de la Nación, del que no se da el nombre. Pero en una conferencia del Dr. Santiago Moritan, él indica que fue el Capitán Mortimer Dahl.
Siguiendo con esta historia, no faltaron personas que aseguraron que los culpables eran de graduación más alta, “pero el hilo se corta por lo más delgado” y no hubo atenuantes, ni intervenciones que pudieran salvarlo.
Muchas señoras piadosas con apellidos de prestigio pidieron piedad y la conmutación de la pena, pero el Coronel Francisco Borges, que había sido designado Jefe Militar para la ciudad después del asesinato de Urquiza, cuando ya se había retirado la Capital de la Nación a Buenos Aires, no quiso escuchar este pedido.
Cuenta Moritan, que también solicitaron la ayuda de su novia, la Señorita Haslam, pero ella muy respetuosa de la situación de su novio se negó a intervenir.
En Paraná era voz corriente que el condenado no era culpable y si inocente víctima de un complot de jefes superiores responsables de este y otros robos. Y así proclamando su inocencia fue fusilado en la Plaza hoy Alvear…
Aparece el rosario robado
Sesenta y cinco años después, cuando nadie recordaba esta tragedia dolorosa, manos anónimas devuelven el rosario.
Un conocido sacerdote de Santa Fe, en sobre cerrado y acompañado de una carta, manuscrita y sin firma, hizo llegar el rosario a la virgen a la cual pertenecía.
La carta era dirigida al Cura Rector de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y la transcribimos.
Carta textual
Ilustrísimo y Reverendo Padre:
Ese rosario que adjunto a la presente fue robado a la Virgen del Mismo Nombre muchos años antes y me fue regalado; hoy que soy grande, comprendo que no me pertenece y como no puedo devolverlo a la verdadera dueña y como nuestra Gran Madre del Rosario es una sola lo pongo en sus manos para que lo aga llegar a nuestra Gran Patrona la Virgen del mismo nombre. El motivo de no devolverlo a su dueña que me fue regalado cuando era muy pequeña ella nunca lo creería y mas decirle que fue el marido quien lo robó.
Reverendo Padre: pido que Vd pida por ésta pecadora y además por el delincuente que se osó posar sus ojos en alahaja que no le pertencia.
Pida mucho por mi que talvez sin culpa estoy pagando por que la Virgen esta sorda a mis ruegos. Pida por el alma de ese hombre indigno que el no sabía talvez que era un crimen que la justica del mundo no la castigo per la justicia de nuestro señor Jesucristo que todo lo ve ya lo juzgará.
Las repercusiones nacionales de la aparición
Y así concluye esta historia relacionada con nuestra Señora del Rosario. Adjuntamos copia de la carta, del artículo del diario La acción, de la Revista Caras y Caretas que también menciona está información, junto al relato de los hechos sucedidos en un documento firmado por Mons. Tortolo.
Otra de las interesantes historias de nuestro archivo.