Lo que sigue es un artículo que escribí en mi blog el 08/07/2006. Lo comparto... porque la preocupación de ese momento ya es una realidad en nuestra argentina actual.

Hay momentos en los cuales las palabras corren el riesgo de perder el sentido de representación de la realidad que tienen. Cuando esto ocurre, podemos usar la misma palabra, pero pensar en cosas diametralmente opuestas. Y la consecuencia es lógica: decimos lo mismo, pensamos en cosas distintas y se destruyen nuestras relaciones por falta de comunicación. Hay quienes explotan en su provecho la confusión de los términos. Por esto es un buen ejercicio detenerse a pensar y definir los términos que usamos.

Si hacemos una encuesta tendremos como resultado que el argentino rescata el valor de la familia como contención afectiva y social, como ámbito del desarrollo pleno de la persona. El problema vendría cuando le pidamos que defina a la familia.

En busca de una definición

Una consulta al diccionario nos diría que es el grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas. Luego también nos dice que es el conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje. De esta manera el diccionario nos da como características la cohabitación y los lazos de sangre.

Si miramos al gran catequista de nuestra cultura, es decir, los medios de comunicación, especialmente la televisión, el término familia se hace mucho más difuso. Puede ser que esté constituida por los padres y los hijos, como los Argento o los Simpson. Pero se agranda a los demás familiares, o se achica a la pareja que no tiene ni quiere hijos. También puede ser la mamá con su nene y el papá ausente. También una neopoligamia compuesta por la pareja a la cual se le suma la o él amante de turno o los cuatro padres que se hacen cargo de un hijo, cuidándolo en el estricto turno que les adjudicó el juez. Y la última y rutilante moda que nos presentan: dos mujeres o dos hombres viviendo bajo el mismo techo y unidos por sus relaciones íntimas. Hay de todo en la gran vidriera.

En nombre de la tolerancia

Tolerancia es un término que nos ayuda a crecer en la convivencia cotidiana. Tolerancia significa respetar las opciones personales del otro, siempre y cuando no sean un atentado al bien común. Pero tolerancia no significa aceptar que las ideas, que el otro vive en su intimidad, se hagan cultura cuando uno está convencido que producirá un grave daño a la convivencia social.

Debemos tolerar como cristianos las distintas opciones de vida que nuestros hermanos hacen. Pero eso no significa callarse en la corrección fraterna, es decir, decirle que está obrando mal y que se perjudica y perjudica así a otros. Y en el ámbito de la familia, con amor y responsabilidad, nuestra voz debe volver a sonar para hacer una propuesta desde la Palabra del Dios vivo que nos llega a través de Jesús.

El desafío para los católicos sobre la familia

Es hora de volver a hablar de la familia compuesta por padres en matrimonio monogámico y por hijos que han nacido como fruto del amor de esa unión. Es sumamente necesario y profético hacer esto en un mundo que ha perdido el rumbo y se hiere con opciones que dañan a las personas.

Es necesario redescubrir a la familia como una comunidad de vida y amor, santuario de la vida, educadora del bien común, Iglesia doméstica. Y esto no desde la doctrina que se hace papel en los documentos. Esto desde el testimonio silencioso y valiente de los cristianos que, desde su fe y en medio de los dramas cotidianos, hacen realidad esta definición de familia.

No es necesario que se haga prensa. Solamente que cada uno apueste al compromiso de contar su experiencia en su pequeño ámbito de influencia. Solamente que se aconseje hacer “bien las cosas” al joven, hijo, sobrino o extraño, que está comenzando a construir su pareja. Solamente que manifestemos a nuestro grupo de amigos el escándalo que nos produce el adulterio o la convivencia de homosexuales.

Si esto ocurre, me animo a predecir que, dentro de 10 años las leyes serán distintas, la cultura será distinta, los programas de televisión serán distintos. Si esto no ocurre, no nos quejemos que nos pase como se pretende hacer en España: cambiar en el registro civil las palabras madre y padre por progenitor A y progenitor B.

(Comentario final de hoy... los 10 años a los que hacía referencia se cumplieron en 2016... y las leyes cambiaron...)

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4 COMENTARIOS

  1. hola padre, soy Natalia Luna, ex legionaria, me esta interesando mucho saber mas cosas de la familia, asique si es de su agrado,podria escribir algo mas sobre ella? especialmente la relacion de PADRES e HIJOS.

    desde ya muchas gracias

    natalia

  2. Estimada Zayra. Estúpido es "necio, falto de inteligencia". Por lo tanto algo nulo en su razonamiento. Decir que algo es estúpido y no decir porque es estúpido es algo propio de un estúpido (sin ánimo de ofender). Si querés aportar al dialogo, bienvenida seas. Pero si decís ofensas sin dar razones... quedáte en tu Méjico natal y no des vueltas por estos lados.
    El blog sigue abierto para escuchar tus razones.

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