Hace un tiempo leí en un periódico digital español el sugerente título en forma de pregunta: ¿por qué nunca vi rezar a mi padre? La experiencia personal del autor, un creyente católico, era la de tener un “papá que era tan bueno, trabajador y honrado, extraordinariamente simpático y amigo de sus amigos”, pero que, sin embargo, nunca le dio el testimonio de su oración personal.
Frente a esto... el contraste que nos dan las imágenes del mundo árabe: son hombres a los que se les ve rezar, sin miedo ni escrúpulos, incluso en la calle.
Lo mismo podemos decir de los judíos: ¿acaso no son a los varones que vemos junto al Muro de los Lamentos, con su libro en mano y sus rezos en sus labios?
Que contraste con la imagen de los cristianos en general, y de los católicos en particular. Pensemos un momento en la imagen de alguien católico rezando. Estoy seguro que en tu mente apareció una viejita rezando el rosario. ¿Es así, no? Toda una imagen que habla de nuestra cultura y de la manifestación de la fe. A los hombres los solemos ver, cada vez menos, leyendo las lecturas en la Misa o llevando en andas el Santo en la procesión.
La Providencia actúa de manera misteriosa en nuestra historia. Tal vez tantas imágenes de musulmanes rezando piadosamente sin avergonzarse o pensar que porque manifiestan públicamente su fe son menos hombres, tal vez tantas imágenes de musulmanes rezando han sido permitidas por Dios para que los hombres en general se pregunten por su relación con el Altísimo.
Mas de uno que escucha estas palabras seguramente dirá: “Yo rezo... pero a mi manera…” ¿Será así en verdad? Por lo pronto muchos hijos y nietos se están perdiendo la oportunidad de tener un testimonio de fe en las actitudes que no ven de parte de sus padres o abuelos.
¿Serán menos hombres porque den gracias a Dios antes sentarse a comer? ¿Su virilidad se verá afectada porque reúne a los suyos para dar gracias por un acontecimiento feliz o para suplicar fortaleza en medio de las tormentas de la vida? Que el testimonio de los hombres musulmanes y judíos rezando interpele nuestras vidas.
(Escrito el 01/10/2006 y actualizado en la fecha)
1. Gaby - Octubre 9, 2006[Edit]
Hola. Le agradezco nuevamente su contacto. Estuve leyendo su blog, y algunas notas que están en esta página.
Quisiera saber, si a usted considera adecuado, que yo pueda añadir su dirección web en mi blog. Yo estoy tratando de ampliar las perspectivas, cosa nada fácil, e incluyo blogs de personas cristianas que tienen la gracia de pensar, o tienen enormes experiencias de vida, o ambas cosas. No todos pertenencen a la misma denominación religiosas. Solamente conservo el núcleo de nuestra fe:es decir elijo a todos quienes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y por lo tanto es Dios. No estoy con ningún interés ecuménico con personas que manifiesten que Jesús es “un dios”, o “un mero maestro”, o “un profeta nada más”. Pretendo construir un blog de diversidad pero conservando esa unidad central.
Le pido permiso si puedo colocar en una columna lateral esta página suya, con un acceso directo para que se pueda ingresar a este sitio.
Soy cristiana evangélica bautista -muchas veces con vergüenza- y estamos intentando ya gran cantidad de gente, generar reflexiones públicas acerca de los abusos, las desgracias, y las tragedias que la exaltación de las denominaciones hacen y han hecho en contra de las personas.
Le dejo un saludo.
Muchas gracias
2. Cristian Moya - Octubre 12, 2006[Edit]
Interesante reflexión… te comparto mi experiencia, que gracias a Dios, es positiva. En mi familia, es mi papá el que nos enseñó a rezar. Recuerdo de niño, que después de que mi mamá nos acostaba, llegaba mi papá para rezar con nosotros. Era mi papá el que me llevaba a Misa, y hasta hoy, lo veo rezando siempre… en cualquier momento: si se sienta a la mesa, reza, si va a clavar un clavo, lo hace en el nombre de Dios. Dios me bendijo con un padre así.
Es extraño que en el catolicismo los hombres no rezan en público. Acá en la parroquia, con el grupo de madrugadores, que es solo de varones, hemos tratado de revertir eso, y gracias a Dios, ha sido positiva la respuesta de los varones. La religión no es solo cosa de mujeres, y los hombres podemos dar excelente testimonio al respecto. Los papás en ese punto, pueden influir y mucho en sus hijos. Bendiciones padre.
10:47 PM
Gaby dijo...
Le dejo un saludo y gracias por acceder a un encuentro de palabras y a un acercamiento de pensares.
Voy a responderle con mas tiempo, y atención. Pero creemos en esencia en lo mismo que usted escribió en mi blog. Y me alegra eso.
Lo de monja y guerrillera es una historia de motes familiares, que no tiene ninguna connotacion politica.
Hasta pronto!
el artículo es muy interesante... y me hizo reflexionar... no es un problema cultural? la generación intermedia ha dejado de rezar... no solo los hombres, también las mujeres... si todos lo hicieran, no veríamos cambios en la sociedad? menos violencia, violencia de género, separaciones, agresividad, odio, falta de respeto que es una forma de caridad. sin dios en nuestras vidas, volvemos al hombre primitivo. tal vez las parroquias puedan insistir en la catequesis sobre este tema y, de a poco, retomar un camino que nos hace mucho bien
Rezar es dialogo con Dios que lo eteriorizamos aveces en comunidad (misas, etc)pero es el dialogo interior en todo momento lo que nos conecta con Dios Padre no necesariamente repitiendo una oracion ya echa sino hablando como un hijo habla con su padre. todo esto si no tiene una consecuencia directa en nuestras acciones es como un hermoso cadaver, algo que no tiene vida. Si amamos a Dios lo tenemos que hacer necesariamente a traves de la gente que nos rodea y que nos necesita y que tambien necesitamos ya que es Cristo el que esta presente en ellos.Me gustaria cambiar ideas Un abrazo Diego