Ha partido a la Vida Eterna el Presbítero Héctor José Rodríguez. Con ese nombre… pocos lo ubicarán. Pero si hacemos referencia al Padre “Chamaco”… enseguida lo reconocemos.

El llamado a la Casa del Padre ha sido inesperado. Por su trabajo pastoral con una familia se contagió del Coronavirus. Y la enfermedad se ensañó con él. Terminó sus días en la soledad del aislamiento y la terapia intensiva. Pero con la cercanía espiritual de mucha gente que lo acompañó con dolor y oración. Fue sepultado en el cementerio para sacerdotes que tiene el Seminario Arquidiocesano de Paraná.

Se ha publicado un obituario en el cual están todos sus destinos y tareas pastorales. Lo pueden leer en este link. Pero ahora queremos compartirles dos textos, escritos por dos sacerdotes cercanos a él.

Uno de quién fuera vicario parroquial del Chamaco en Diamante. El otro, con el cual compartió el trabajo de la Cancillería en la Curia Arquidiocesana de Paraná. Dos textos que lo describen muy bien y nos hacen redescubrir al hombre-sacerdote que ejerció su ministerio por estos lares.

Padre Chamaco

El asador oficial del Banquete eterno

(Pbro. Esteban Madrid Páez)

Cuando se cerraron los ojos del Chamaco acá en la tierra, se abrieron inmensos y tranquilos -como ya lo eran en gran medida- pero allá, en el banquete eterno. Ahí escuchó de nuevo aquella voz que gritaba: «Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: vengan a las bodas» (Mt. 22,2-4). Un poco confundido por el repentino cambio de escenarios se fue habituando a aquel clima de fiesta y alegría.

Pero en la recepción misma se frenó en seco al escuchar aquel llamado: «iJoselitol» -era su madre querida, que lo había pedido con tanto cariño a la Guadalupana, que ahora lo recibía emocionada. «Te están esperando, apúrate» -y le acomodaba la ropa mientras lo acompañaba hacia el ingreso.

En la puerta San Pedro le agradeció sus diversos pastoreos por las lomadas entrerrianas. Se acordaron de sus jóvenes años en el Don Bosco, de su paternidad imborrable en Santa Teresita, de sus asados diamantinos, de su barrio en Luján, de su último tiempo en el Seminario... Pero la cosa tuvo que ser rápida y dejar tantos recuerdos perdidos porque lo estaban esperando para una misión central en el Reino de los cielos.

«Chamaco, cuando se es fiel en lo poco, se te confía lo grande» -le dijo serio San Pedro. Y lo condujo hacia el centro del Banquete. Allí, en una mesa preparada ya estaba un vinito Toro abrigado, una soda bien fresca y las herramientas de trabajo. El Chamaco se dio cuenta que lo conocían bien y que sin duda lo estaban esperando. Junto a aquella mesada estaba, por supuesto, la parrilla más grande que jamás hubiese visto u osado imaginar. Era el asador oficial del Banquete eterno. Y él el encargado de tomar posesión de su servicio.

Alguno podría pensar que no es esta la misión más importante del Reino, o que se lo hubiesen podido encargar a cualquier otra persona. Pero estaría muy lejos de la realidad. Bajo la mirada del Padre celeste, no había nada más importante que recibir en el banquete de su Hijo a toda la humanidad. No hubiesen podido encargarle nada más sagrado que servir esa mesa.

De hecho, era la misión que se le había encomendado ya de niño, con su sueño de ser cura. Y había sido un servidor bueno y fiel. Y en ese sentido. Chamaco no era uno más. Durante su vida se había preparado para ser anfitrión del banquete, especialista en hacer sentir en casa a sus invitados. Era capaz de armar una mesa de amigos y sostenerla por años; y al mismo tiempo, de recibir a uno nuevo haciéndolo parte de sus cuentos interminables, para que se sienta a gusto a su lado.

Y si el tiempo y la confianza abrían su boca, podía escucharse en las tardes del cielo una voz límpida y sonora, como de una mezcla de trompeta y trombón, que resuena llena de serenidad cantando con alegría.

Padre Héctor José Rodríguez

Cómo fruto maduro de un árbol

(Pbro. Hernán Quijano Guesalaga)

Querido Chamaquito, como fruto maduro de un árbol, Dios te tomó antes de tiempo. Dios hace los planes. De nosotros Dios espera la acogida. Cuando miramos en perspectiva cada biografía, advertimos cómo todo cierra y todo tiene sentido.

Agradecemos a Dios por tus últimos pasos por los senderos de tu vida, concebida con amor en el misterio de Dios Padre.

Tu paso por Cancillería, donde hiciste transparente tu corazón siempre dispuesto al servicio, tan querido, y ganaste el afecto y el reconocimiento unánime por tu testimonio de alegría.

Y el Seminario. ¿Por qué destinado al Seminario? ¡Estabas tan contento acá! El Seminario fue la casa en la que, cuando ingresaste como seminarista, como el discípulo amado al pie de la cruz, recibiste a María como Madre.

El Seminario fue la casa donde comenzaste a ser parte de tu nueva familia, hoy tu familia más cercana, el presbiterio. Aquí, en el Seminario, la casa de la Madre del Cenáculo, comenzó tu misión, y aquí debía terminar, en casa de la Madre.

Tiene mucho sentido que hayas regresado al Seminario, en el ocaso aun no intuido de tu vida. Fue un gesto de la ternura de Dios.

Como todo sacerdote, discípulo de Jesús que al pie de la cruz acogió en su casa a la Madre, después de tu muerte, sos recibido otra vez en esta casa, el Seminario, símbolo de la Iglesia, y de la casa del Padre eterno.

Chamaquito, gracias por tu amistad, tu vida entera honra el valor de la amistad, descansa en paz, y vive con alegría eterna la ternura y el afecto de Dios Padre. Y de la Madre.

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3 COMENTARIOS

  1. Qué conmovedoras las cartas. Gracias por compartirlas. Me dejaron conocer, aún en el momento de su partida, a un cura de esos que uno se alegra con su existencia, de esos que hicieron tanto bien a las almas. Gracias a Dios por ése hombre, y gracias a él por su entrega. Que Dios y la Virgen lo reciban y sea feliz por siempre.

  2. Gracias x haberlo conocido en Santa Tersita y luego seguir la amistad con mis hijos y hijas familia Cuenca

  3. Muchas Gracias por conocerlo en Santa Teresita.mis hijas de 8 y 10 años en ese entonces eran monaguillos durante la misa siempre recuerdo llegábamos a la iglesia y el Padre Chamaco y les decía llegaron mis brujas vamos ayudarme en la misa..siempre lo recordaremos con mucho cariño..Flia.Yugdar..

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