José María Mestres nació el 5 de febrero de 1912 en Corrientes. Hijo de Javier M. Mestres y de Cirila Cambra. Algunos de sus hermanos fueron Monserrat, Mercedes, Javier, Cira, es lo poco que pude averiguar de él.
En el Seminario
Ingresó al seminario de Paraná en marzo de 1923, lugar adonde se habían trasladado sus padres y donde cursó sus estudios eclesiásticos. Encontramos en su legajo una tarjeta de invitación a su ordenación que será conferida dice el texto en la
”Capilla del Seminario el 29 de julio a las 6 horas y 45 minutos y a su Primera Misa Solemne que celebrará en la Iglesia Parroquial de San José de Gualeguaychú el día 5 de Agosto a las 8 horas”.
Después de su ordenación, se quedó en el Seminario como Profesor hasta enero de 1935.
Vicario parroquial de Nogoyá
En ese año el padre José María Mestres fue designado Vicario Parroquial de Nogoyá, entre 1935 y 1936. En junio de 1936 escribe una carta su Pastor, agradeciendo las paternales observaciones, dice el texto, que le ha dirigido en su última carta.
“Tenga la seguridad que haré lo posible, dentro de su flaqueza, para merecer de su Eccia un concepto más de acuerdo con su carácter sacerdotal tanto en el ministerio sagrado como en su misma vida espiritual. Siempre quedare agradecido de cualquier observación que se digne indicarme, porque siento una verdadera necesidad de ellos, para no enfriarme en el servicio de Dios.”
En julio del mismo año, en otra carta de su legajo, agradece a Mons. Zenobio Guilland la generosidad que ha tenido aliviando las cuentas pendientes que sus hermanitos tenían con el seminario.
Le cuenta que su agradecimiento va más allá de las finanzas, más particularmente por el gesto de su acto.
“En la larga cuenta que llevo pendiente”…le dice “llevare anotada esta ultima y ya que no puedo saldarla en otra forma, será con mis pobres oraciones y mostrándome más sumiso a sus paternales indicaciones”.
A Concepción del Uruguay
En 1937 el Pbro. José María Mestres regreso a Paraná siendo nuevamente profesor del Seminario y Capellán del Liceo Pensionado. Entre 1942 y 1943 fue cura párroco de Gilbert. Luego vicario Cooperador de la Inmaculada de Concepción del Uruguay entre 1944 y 1947.
Precisamente en abril de 44 le escribe a Mons. Guilland solicitando un préstamo para el Club Atlético Litoral, sub comisión deportiva del Circulo Católico de Obreros, para la ampliación del campo de deportes. Refiere entonces que se facilita el sano esparcimiento de la juventud preferiblemente obrera, pide además fondos para solventar gastos del Hospital San José. Concluye esta carta que es más extensa diciendo
”no dejo de agradecer a S.E. la oportunidad de trabajar mucho y a gusto y con buenos compañeros en esta parroquia“.
El 10 de mayo se dirige nuevamente a Mons. Guilland, le cuenta que el Padre Bidal ya está dando clases de religión en el colegio Nacional, y agrega:
“estamos todos asustados del estupendo ambiente para la enseñanza religiosa. Especialmente entre los muchachos. Las ramas de estudiantes secundarios de la A.C. crecen en cada nueva reunión. De seguir así nadie va a dar abasto. Tendremos que pedirle dos tenientes mas para Uruguay. Es conmovedora la vuelta en masa de la juventud hacia la fe”.
Posteriormente fue cura de la nueva parroquia Santa Teresita de Concepción del Uruguay entre 1948 y 1957.
Incardinado en Gualeguaychú
Cuando en 1957 se crea la Diócesis de Gualeguaychú José María Mestres queda incardinado en ella y fue su Secretario Canciller. Desde 1958, Rector de su Seminario hasta 1972 en que fue llamado por Mons. Tortolo para ser Vicario General de nuestra Arquidiócesis.
José María Mestres regresa a Paraná
Por decreto del 29 de marzo de 1977, Mons. Tortolo lo nombra Director de la Obra de las Vocaciones Eclesiásticas y le encomienda reorganizar la Comisión Arquidiocesana integrándola con las personas que crea conveniente.
El 7 de marzo de 1974, el Papa Pablo VI lo eligió Obispo Auxiliar de Paraná y Titular de Dárdano. Fue consagrado Obispo en la Catedral de Paraná el 21 de abril de ese año. Desde su regreso Mons. José María Mestres residió en el Seminario dando clases de latín y de Historia de la Iglesia hasta 1989.
A cargo de la Arquidiócesis
Cuando en abril de 1981 Monseñor Tortolo enfermó, tuvo a su cargo la arquidiócesis hasta marzo de 1983, en que tomó posesión Monseñor Karlic. El 21 de marzo de 1983 al tomar posesión de la Arquidiócesis de Paraná el nuevo Arzobispo Coadjutor y Administrador Apostólico “ Sede Plena” lo nombró Vicario General de la misma .
Después de haber cumplido los 75 años, su Santidad Juan Pablo II le acepto la renuncia como Obispo Auxiliar y en octubre de 1987 pasó a retiro, aunque continuo con su tarea docente hasta que enfermó.
Su enfermedad final
Por una carta que envía monseñor Karlic al Nuncio Mons. Ubaldo Calabresi informando acerca del estado de salud del padre José María Mestres, sabemos que:
“recientemente hemos sabido que padece un tumor canceroso de esófago, que compromete gravemente su vida. Monseñor Mestres ha tomado la decisión de permanecer en Concepción del Uruguay, en casa de su sobrina. Hace dos semanas vino a Paraná. El testimonio de fortaleza y de amor a su sacerdocio que demostró ante todos nosotros fue admirable. Su serena y viril confianza hizo mucho bien a los seminaristas “.
Al conocer su enfermedad Mons. José María Mestres decidió trasladarse a casa de su familia en Concepción del Uruguay, donde falleció el 7 de junio a la madrugada.
En su entrega fiel y generosa, dice un escrito del diario de Paraná, ha dejado el recuerdo entre cuantos lo han conocido de una vida sacerdotal vivida con seriedad y profunda alegría. El testimonio que dio en los últimos meses de su vida, dedicados a preparase serenamente para bien morir, es una prueba de la profundidad con que se entregó al Señor y lo dejó que se hicieran realidad en él las palabras del Apóstol: Vivo yo, no ya yo, es Cristo quien vive en mí.
A pedio suyo y con la autorización de la Santa Sede fue sepultado en la Capilla del Seminario Arquidiocesano, en el Altar de la Santísima Virgen. También por su voluntad se puso en su lapida “monstra te esse matrem” demuestra que eres madre y Amó a la Iglesia y al Seminario.
Sabemos por las necrológicas del diario los nombres de sus hermanos, como asi también que fue asesor de Acción Católica.
Mons. Karlic en una carta que le escribe a Mons. Sartori, sobrino del fallecido, diciendo de él que dejo en su lecho
”el más precioso de los legados, su profunda fe en Jesucristo, su confianza serena durante la enfermedad que poco a poco lo fue consumiendo y su gran amor a la iglesia y al sacerdocio. Solo Dios sabe cuánto bien ha hecho.”