Este 7 de septiembre pasado la comunidad de la Parroquia Inmaculado Corazón de María a la cual pertenezco tuvo un doble festejo. Por un lado el habitual y ya tradicional en Bajada de la fiesta Náutica que no pudo ser y los cuarenta años de la imposición del corazón de oro para la Madre.
Sin Procesión Náutica, igual hubo fiesta, las ermitas hicieron su recorrido virtual por el barrio. Cada encargado de ermita como aquí llamamos a los misioneros, rezo cada día por cada familia que tenía en su recorrido. Tuvimos novena y misa de consagración, para la cual nos preparamos también en esta nueva forma de comunicación virtual.
Esta parroquia con una rica historia y mucho amor hacia esta advocación nuestra del Inmaculado Corazón, tiene dos fiestas importantes durante el año. La fiesta litúrgica de junio y la Procesión Náutica de septiembre.
Un lugar con aroma a canciones yugoeslavas
No siempre fue así, esta sencilla comunidad fue visitado por los sacerdotes diocesanos primero que desde la Parroquia San Miguel los atendían, por los padres Agustinos cuando estos se hicieron cargo de esa parroquia y por último las sacerdotes Claretianos, devotos del Inmaculado Corazón.
Cuenta la historia que un día pasaban los misioneros por el camino del río y le pidieron a él un lugar para dar la misa, eran el Padre Albarracín y Marcelino Carrera, les ofreció esa habitación al fondo de su hogar. El padre venia una vez al mes al principio, se quedaba en la fonda de Bruna Mendizabal de Eguren y Antonio Eguren, casa que quedo sumergida en la laguna. Comenzaron a pensar en un terreno para construir un templo y eligieron un terreno baldío que rodeaba la casa de Peralta.
Los inmigrantes yugoslavos que no conocían el idioma se reunían allí después del trabajo cantando las canciones de su patria, bailando y especialmente pidiendo la protección de la Virgen. Y ella los escuchó.
El comienzo de la Capilla
El 6 de febrero de 1933 se da inicio a las obras de la capilla. La piedra fundamental consistió en una caja conteniendo papeles con las intenciones espirituales para la zona.
Y el 12 de marzo de 1933 se inauguró la capilla del Corazón de María con la presencia de Mons. De Carlo, el párroco de San Miguel Pbro. Oromi y el padre Marcelino que estaba preparando todo para este momento.
Fue creciendo la comunidad de esta zona, pasamos a depender de la Parroquia del Carmen al ser creada ésta, el amor a la Virgen creció y se extendió como la población y los años que pasaron.
Con el carisma del Padre Orlando Mattiassi
El 3 de abril de 1976, llego el Padre Orlando, que es designado Capellán Residente en esta Capilla, la del Sagrado Corazón de María. Ya la Madre nos ha traía un sacerdote permanente, y la capilla abre su corazón al barrio. Se convierte en la casa de todos, se llena de vida, crece la afluencia de fieles para honrar a la Virgen.
Y sale al encuentro de todos, llega a cada casa, a cada familia, los encargados de ermita hacen posible esta misión. Ella está en los corazones de todos y todos confiamos en el suyo.
Comienzan las procesiones náuticas, María nos reúne como comunidad en torno al rio, al trabajo de su gente. Son los pescadores los que custodian a su madre en este camino de procesión diferente. Ellos que consagran sus largas jornadas de trabajo al cuidado de la Madre y son devotos de su Inmaculado Corazón, son ellos quienes llevan en su precarias canoas su imagen como signo de ese amor.
Muchas cosas cambiaron con la llegada del Padre Orlando, como decía antes, la salida de los misioneros a recorrer el barrio que este 6 de septiembre se cumplieron 43 años de esta tarea y 44 años de la Primera Procesión Náutica.
Esta fiesta diferente de este año tan complicado por la pandemia, nos obligó a hacer memoria agradecida como dice el Padre Lalo, nuestro párroco actual y mirar hacia atrás este camino recorrido para agradecer a la Virgen que eligió quedarse con nosotros en este barrio de Bajada Grande.
Un corazón de oro para María
Pero el tema a compartir fue este cuarenta aniversario del Corazón de Oro. Le pregunte al Padre Orlando la razón de esta idea y me dijo que se le ocurrió, así de golpe, no lo dudo y hablo con el Arzobispo Mons. Tortolo.
Con su aprobación, puso manos a la obra, entusiasmo a sus fieles y entre todos juntaron lo necesario para este corazón. Cada miembro de la comunidad colaboro de corazón con lo que podía o quería para que María tuviera su corazón de Oro.
Con el molde listo, viajo a Buenos Aires, y trajo dos corazones. Uno está siempre puesto en la imagen y el otro se usa para las fiestas patronales.
Esto fue en 1980, que mejor que septiembre, año del Congreso Mariano Nacional, el pueblo de la Bajada regalo a su Madre un CORAZON DE ORO que fue impuesto por el mismo Arzobispo, simbolizando de esa manera que le regalaban el propio corazón para que ella lo guie por el camino de la santidad.
Fotos que son historia de fe
Del archivo parroquial, rico en fotos elegí algunas para compartir con todos de este momento, de los días 6 y 7 de septiembre de ese año 1980, donde se le coloco el nuevo corazón, y terminaba la novena y al día siguiente fue la Procesión Náutica que termino en la plaza Gregoria Pérez.
Estamos convencidos que eligió quedarse en este barrio y sigue caminando entre nosotros. Que nos eligió porque nos ama y sabe que aunque seamos ingratos a veces, nos sostiene en la adversidad, en el dolor, en el abandono, en la tristeza y nos acoge en su Corazón de Madre.
Nos ha dado identidad, este es su barrio, su comunidad y vemos como a su paso se nos quiebra el alma de ternura, de gratitud, sin su presencia nos falta todo.