Este 11 de octubre de 2024 quedara marcado en el calendario bajadense. No será un día más y esta parroquia con tanta historia agregara una nueva fecha. Después de un tiempo de espera, la reliquia del beato Juan Pablo I llega a su último destino en nuestra modesta iglesia.

La enfermedad complicada

Fue en 2011 que Candela Giarda, una niña de nuestro barrio y de nuestra iglesia en particular, enfermo gravemente. Su mama Roxana, sus tías, empezaron a pedir a Jesús, a la Virgen y a quien quisiera escucharlos por su recuperación. De los lugares menos pensados recibieron ese apoyo, esa oración pidiendo por la Cande.

Al entrar a terapia aquí en la ciudad, gente de la parroquia los acompaño con la oración, especialmente los hermanos Lucia y Juan Carlos Moreira, el Padre Mario Taborda, nuestro párroco en ese momento. El Padre Orlando también, en las misas de Sanación que se hacían los jueves.

Las hermanas de Roxana, viajaban continuamente a Buenos Aires: Ester, Alicia, Gladys y las hermanas gemelas de Candela, Karen y Giuliana, que en ese momento eran adolescentes.

Candela

Una de las tías de Candela me conto que cuando fue la primera vez a Buenos Aires para acompañar a Roxana, sintió todo el tiempo que alguien estaba con ella, que era otra persona la que hablaba con el señor del taxi, la que hacia los tramites o averiguaba donde debía ir, que ahora a la distancia piensa como se sintió en ese momento tan difícil y que nunca estuvo sola.

Otra tía me cuenta que le preguntó a su pediatra por ella, ya que tenía un niño de un año y él le dijo, Candela se va a morir. Así de duros eran los pronósticos…

Y contra todo pronóstico, se reforzó la oración en la parroquia, nos unía un único interés común. No entendíamos la gravedad o el nombre de la enfermedad. Cuando alguien de tu comunidad enferma, todos sentimos ese dolor y el no saber cómo acompañar.

Candela fue trasladada a Buenos Aires. Su familia la acompaño. De aquí en más, la historia la conocen todos: tenía entonces 10 años y padecía “encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, shock séptico”. Ante la gravedad de su cuadro clínico, había sido trasladada a la Fundación Favaloro en Buenos Aires para recibir tratamiento.

Candela padecía crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía. Según contó su madre Roxana, nadie sabía explicarle que tenía. Años después, los especialistas concluyeron que la patología era FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad que afecta a una persona en un millón y cuyo desenlace suele ser fatal.

“Desde que llegamos a Favaloro, Cande empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida. Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa”, contó Roxana.

El 22 de julio de 2011, una de las médicas que trataba a la nena le dijo que no podían hacer nada más por ella. “Cande se muere esta noche”, le anunció y la abrazó.

Candela y Juan Pablo I

La intercesión de Juan Pablo I

Entre lágrimas, Roxana fue a la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, a pocos metros de la clínica para pedirle al Padre José Dabusti que fuera a ver a Candela. En los días de internación de su hija ese cura se había convertido en un sostén para Roxana y ahora ya era su último recurso.

“Cuando se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I”. Roxana rezó y unas horas después de invocar a Juan Pablo I, la niña empezó a evolucionar de manera favorable.

Nadie pudo explicar qué pasó, pero Candela pronto pudo dejar la terapia intensiva, y finalmente volver a su casa.

La lenta recuperación

Pero como Dios trabaja de formas diferentes, tenía para ella otro destino marcado. Otra historia que comenzaba a gestarse y fue la de la sanación de esta niña. Solo tiempo después supimos de la intervención del Padre José y del milagro del Beato Juan Pablo I.

Ella se integró al grupo Scout. Eran Adrián Palacios y Carolina de Palacios los dirigentes en ese momento. Adrián, persona querida, reconocida y nunca olvidado de esta iglesia, porque ya no está entre nosotros, la llamaba su Milagrito.

Le pedí un testimonio a Carolina de Palacios, su señora y también dirigente del grupo hasta ahora. Ellos conocieron a Candela a través de los primos, los hijos de Alicia, que eran del grupo Scouts.

Estos chicos estaban tan tristes, dolidos, sin esperanza y el grupo los cobijó, los acompaño durante este largo tiempo y que parece que fue rápido mirando a la distancia me cuenta Carolina.

Después que Candela termino su rehabilitación en Galarza, los primos quisieron llevarla al grupo. Se había sumado Karen, una de sus hermanas. Roxana, la mamá la acompañaba y se quedaba en un rincón, no quería dejarla sola. Cuando ella llegó al grupo, venia tambaleando, no caminaba bien todavía. Adrián ya estaba enfermo y la tomaba del brazo le decía, “vos son mi milagrito, pedí por mí”.

“Lo que siempre rescatábamos de Candela, era su sonrisa, nunca la vimos seria, padeciendo, ni de mal humor. Comenzó con mucho entusiasmo el grupo, hizo de todo, caminatas, juegos, tirolesa. La mama no podía creer verla tirarse en la tirolesa. Ella fue el milagro para el grupo, perteneció, pertenece aun porque el lema scouts es Scouts hoy, scouts siempre. Cande recibió su pañuelo, hizo su promesa, llevo sus insignias. Es un milagro viviente por el beato Juan Pablo I y estamos seguros que el Inmaculado Corazón de la María la quiso cobijar y sostener a toda su familia que fue la que paso los momentos más duros.”

Nosotros entendimos que ella volvió a nacer, tuvo que aprender todo de nuevo, a manejarse sola, a comer, a leer. Un duro y largo camino acompañada de todos y sobre todo de la oración. Iba a la escuela, se estaba preparando para los sacramentos que recién los pudo tomar cuando cumplió 15 años y tuvo su festejo en el salón parroquial.

Juan Pablo I

La devoción a Juan Pablo I

Como comunidad comenzamos también a pedirle a Él, a nuestro Beato, la intercesión para nuestros problemas cotidianos, nuestros dolores, nuestros conflictos internos, lo que parece no tener solución. Si fuimos testigos de este milagro tan cercano, como no creer que Dios siempre tenga una historia de amor preparada para cada uno de nosotros.

Hacemos conocer su oración, le dedicamos una misa de sanación de los enfermos al mes. Desde la catequesis pre-bautismal entregamos esa oración y les contamos a los papás, el milagro de Candela. Está su imagen en el templo y en las misas, ya es parte de nuestros afectos, conocido por todos los que trabajamos en esta parroquia.

Este caminito de hormigas está llevando su tiempo. Muchísima gente de la comunidad que conoce a la familia, no conocía el milagro. Una familia de años de la iglesia, su abuela, sus tías han sido siempre encargadas de ermita, como llamamos nosotros a los misioneros de la Virgen.

Gente de barrio con mucha fe, devotos del Inmaculado Corazón de María y que ahora tendremos un nuevo regalo, un tiempo especial de gracia con esta llegada.

Estamos todos conmovidos por este regalo y como comunidad preparando el lugar que ocupara en la iglesia esta reliquia.

Este Papa, del que poco conocíamos, se ha ido metiendo en nuestros corazones, es parte de nuestras vidas, esperamos su próximo milagro y solo Dios sabe todo lo que nos tiene preparado. Dios siempre nos sorprende, nos regaló a la Virgen, nuestra Madre del Inmaculado Corazón de María como patrona. Nos regaló el milagro de Candela y ahora esta reliquia para que como iglesia sigamos dando testimonio “de lo que hemos visto y oído” dice un texto de las escrituras.

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1 COMENTARIO

  1. Realmente emocionante el testimonio del Milagro de Candela.. Hemos sido testigos de mcchas sanaciones en nuestra comunidad, pero este milagro que el Señor quiso hacer por intercesión del Beato Juan Pablo I nos ha marcado realmente...El Señor quiso mostrarnos la vida de este hombre de Dios, de este Papa realmente poco conocido debido a su corto tiempo en el papado, pero Dios ha querido obrar de esta manera y debemos descubrir a través del testimonio de vida de Juan Pablo I que nos está pidiendo como comunidad, y no solo parroquial sino a toda la arquidiócesis y a toda la Iglesia. Bendito sea Dios por sus maravillas!!

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