En este año del sínodo seguimos recordamos los sacerdotes que hicieron la historia con su vida de entrega y esfuerzo, hoy elegimos a Clementino Balcala, primer Párroco de San Miguel, Deán de la Catedral, Vicario Capitular, Sinodal.

Clementino Balcala

No hay registros probados de su bautismo, solo figura que nació en Entre Ríos. Realizo sus estudios en el Colegio de la Inmaculada Concepción que los Padres Jesuitas tenían en Santa Fe. De esta época se conserva en su legajo el recibo de pago por sus estudios que Mons. Gelabert hace como tercer pago de la pensión de octubre a diciembre de 1869.  En 1875 se inicia allí el Seminario Conciliar del Litoral con la dirección de estos padres Jesuitas.

Recibió las primeras órdenes el 20 de octubre de 1878,  el Sub Diaconado, el 19 de enero de 1879, Diaconado el 26 de enero y Presbiterado, el 2 de febrero de 1879 de manos del Sr. Obispo José María Gelabert y Crespo. En este año es nombrado Capellán de Coro, junto con el Pbro. Luis Niella.

El párroco de la Catedral

El 1 de febrero de 1881, fue nombrado párroco de la Catedral y en la terna presentada por el Senado para elegir el sucesor  de Mons. Gelabert, ocupo el tercer lugar, detrás de Mons. De La Lastra y Jacinto Viñas.

El 16 de enero de 1898 es nombrado Canónigo Honorario, y en ese año es además nombrado en la parroquia San Miguel. Desde el 14 de julio de 1909 y hasta el 15 de mayo de del año siguiente desempeño el cargo de Vicario Capitular, por elección del Cabildo eclesiástico, a la muerte de Mons. Lastra.

Sabemos que fue él, quien asistió a Mons. Rosendo cuando alrededor de las 21 hs.

“pidió los auxilios de la Religión y con la gran solemnidad del ritual en esos caso, le fueron dados por el Deán Clementino Balcala “

dice en su libro el escritor Hugo Orlando Quevedo sobre la vida de nuestro Obispo. Fue también el Deán quien presidio el solemne funeral, acompañado de los canónigos Gentile y Dutari Rodriguez en la mañana del día siguiente.

En un artículo del Boletín de 1909, encontramos la referencia a su elección como Vicario Capitular. Dice el texto:

“El V. Cabildo Eclesiástico, reuniose en sesión permanente, después del sepelio de los restos del Ilmo. Obispo Fallecido, y al fin eligió Vicario Capitular al Sr. Deán de la Catedral Pbro. Clementino Balcala. Sacerdote distinguido por sus virtudes, que le han granjeado el respeto y la estimación de cuantos le conocen; hombre virtuoso y de prudencia, condiciones indispensables en los que gobiernan, no podemos menos que aplaudir tan acertada elección y desde estas modestas paginas le enviamos el tributo de nuestra adhesión y respeto”.

Algunas cartas

Encontramos en su legajo una carta pastoral de su autoría del 15 de julio de 1909, con motivo del fallecimiento de Mons. De La Lastra. En ella dice que ha sido elegido por Cabildo Eclesiástico para desempeñar el gobierno de la Diócesis mientras dure la vacante producida por el fallecimiento del Obispo:

“debemos dirigiros estas breves palabras para manifestaros en primer lugar nuestro sentimiento de dolor por la muerte del que tan sabiamente dirigió los destinos de esta iglesia  huérfana de Padre y Pastor y para tomar algunas disposiciones necesarias en estos momentos.

Si nos colocamos en estos tiempos de tanto indiferentismo religioso, en que todos trabajan de consuno para suprimir las prerrogativas de la iglesia. Como poder público comprenderemos cuan ardua tarea sea la del Episcopado, sobre el que gravitan las responsabilidades de todo un pueblo, confiado a sus cuidados pastorales”.

Habla de todas las virtudes del Obispo, que jamás descansó de sus tareas apostólicas para buscar la gloria de Dios y la salvación de las almas

“Disponemos pues que en todas las iglesias parroquiales y vice-parroquiales, en las que no se hubieren celebrado aun exequias fúnebres por el Ilmo. Obispo del Paraná, se celebren cuanto antes.

Además disponemos que no se altere nada de cuanto el Prelado dispuso acerca de asuntos eclesiásticos, debiendo todo ello seguir el orden establecido, sin innovaciones de ningún género. Esta carta será leída en todas las iglesias el primer día festivo después de recibirla.”

El 14 de mayo de 1910 le escribía al Obispo Mons. Bazán, diciéndole que

“todavía no había pisado la tierra entrerriana y ya se le preparan algunos desagrados por los mismos que hace meses le están haciendo ruido con una grandiosa recepción. Estos señores como si fueran obispos pasaron circulares a todos los curas párrocos y congregaciones religiosas, fijaron por cuenta propia el itinerario a recorrer, la casa donde debía revestirse etc. Etc., yo, haciendo caso omiso de estos obispos de levita, hice pasar contra circulares a los párrocos, fijé el templo de San Miguel, situado en la ribera del rio Paraná para que  S. S. tome la capa pluvial y bese el crucifijo, y la casa de Otaño Zaballa, familia fundadora y tradicionalmente piadosa, de meritos indiscutibles para con la iglesia, para que se revista de pontifical.”

Sigue diciendo en esta carta que le han informado que quieren cambiar lo que él ha dispuesto pero

“como se trata de una viva intriga, que los informantes son los interesados en enturbiar el agua, yo mantendré mi resolución, porque en la que cuadra a la dignidad y prestigio de la autoridad eclesiástica, única que en estos asuntos debe mandar. A Dios lo que es de Dios”.

Además tuvo cargos en el Seminario Conciliar, en la curia, en la Catedral y Casa de religiosas de Paraná, con celo, desinterés y competencia ejemplares.

En la Comisión del Sínodo del 1915

Por decreto del 25 de junio de 1914 se nombra la Comisión compuesta por el Vicario General Mons. Luque, que la presidirá, del Venerable Deán de la Catedral, Dn Clementino Balcala, Canónigos Tomas Dutari Rodriguez, José Zaninetti, Dr. Juan Vilar y R. P. Bonifacio Fernández. Esta comisión tendrá por objeto preparar los trabajos necesarios para la celebración del sínodo, teniendo en cuenta, a más de las leyes generales de la iglesia y los decretos generales de las congregaciones Romanas, las disposiciones vigentes del Episcopado Argentino y de los Prelados que han regido esta iglesia hasta la fecha.  El 15 de diciembre del 14 esta comisión presenta el Esquema de los Estatutos Sinodales. El 28 de enero de 1915 se expide el Decreto nombrando los Oficiales del Sínodo y entre los jueces de excusas encontramos a nuestro Señor Deán de la Catedral.

Fue nombrado Examinador Sinodal por decreto del 7 de febrero de 1915, según el Concilio de Trento, debía nombrarse no menos de seis Examinadores. Encabezando la lista nuestro Padre Clementino, encontramos también a Manuel Boedo, Juan Cresta, José Zaninetti, Juan Vilar y José Finocchi. Estos examinadores además de los oficios que por derecho común les correspondía debían examinar a los sacerdotes para la aprobación ad audiendas confessiones  y a los Sacerdotes jóvenes durante los cinco primeros años de su ministerio.

Textos que hablan de él

En la copia de un extracto del Boletín Parroquial que hiciera el Padre Ezcurra en sus biografías, dice de él:

“todos los que lo conocieron, católicos y no católicos, tendrán ante el distinguido muerto la misma palabra de elogio, ha caído el sacerdote más venerable de la diócesis de Paraná.

 Sigue diciendo este texto, sin tiempo para dar mayores detalles acerca de su vida,

“solo diremos que el Deán Balcala era el genuino representante de nuestro clero nacional. Que durante muchos años fue cura párroco de esta ciudad de Paraná. Que desde el año 1900 desempeñaba el cargo de Deán del V. Cabildo. Que a la muerte del M. de la Lastra gobernó la Diócesis y fue un sacerdote modelo de virtud.”

Después de una breve enfermedad de 15 días confortado  con todos los auxilios de nuestra religión, falleció en la mañana del 3 de abril de 1919, en medio del respeto, veneración y el cariño de sus compañeros de sacerdocio y toda la sociedad y el pueblo cristiano.

“En la mañana del 4 de abril se celebraron los funerales solemnes en la Catedral, oficiando la misa el Sr. Obispo Auxiliar Mons. Nicolás de Carlos acompañado y asistido del Cabildo Eclesiástico, del Seminario Conciliar y Clero Regular y secular de la Ciudad. El Obispo diocesano Mons. Abel Bazán y bustos, pronuncio una breve y sentida oración fúnebre.

A las cinco de la tarde del mismo día tuvo lugar el sepelio en la misma Catedral, siendo colocado precisamente junto a su tan concurrido confesionario, donde ha desarrollado una larga y meritoria labor de conciencias, de padre espiritual de muchas almas y de consejero prudente de muchos  hogares.

Ambos actos celebrados en la Catedral, se vieron favorecidos por la enorme concurrencia de amigos, admiradores y agradecidos,”

dice el texto de este artículo de la Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires que recuerda su fallecimiento y que fuera transcripta por el Padre Ezcurra.

Entre las cosas que me llamaron la atención de este sacerdote, fue la poca información de su legajo, no pude reconstruir su vida mas allá de que en 1869 estaba en el colegio, y en 1878 recibe sus primeras órdenes.

Otros datos

Según el Registro del Clero nació en noviembre de 1864, pero encuentro en los bautismos de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Paraná que está asentado el bautismo de José Clementino, nacido el 14 de noviembre de 1853, bautizado en la campaña ese mismo día y asentado en los libros parroquiales de la Catedral., en enero de 1854, hijo de  Juan Barcala y Estanislada Roa. (Libro 11 de bautismos de Catedral, folio 261) Este dato coincidiría con la edad de su fallecimiento el 3 de abril de 1919, a los 65 años.

Tuvo por compañero de ordenación a Mons. Luis Niella que fuera el primer Obispo de Corrientes y en cuya biografía encontramos la referencia a este sacerdote diciendo:

que con el tiempo había de ser piadosísimo deán de la catedral del Paraná, Clementino Balcala, cuyo recuerdo perdura como un perfume de santidad en todos los que lo conocieron.

Existe en el Archivo  dentro del legajo de los Jesuitas un listado de los alumnos que estaban cursado allí los grados superiores en 1862, dentro del cual no está registrado el nombre de este sacerdote, ni tampoco del padre Niella, pero dice el informe que no se registran allí los nombres de los alumnos de los primeros cursos.

No pude encontrar en el archivo ninguna foto de él para ilustrar este artículo, pero luego de publicarlo en El Boletín recibimos la donación de la fotografía de este sacerdote, que generosamente nos la hizo llegar  un descendiente suyo, Mons. Jorge Torres Carbonell, Obispo auxiliar de Lomas de Zamora.

Solo me basta decir que hay también documentación relacionada con él, dentro de la administración de la curia hasta 1908. Y con esto concluimos este artículo sobre el Padre Clementino, del que rescatamos, más allá de todas las tareas pastorales o no que realizo en su vida, el ser recordado por su piedad. Otro ejemplo de vida para nuestros sacerdotes y laicos en este nuevo sínodo.

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