Mi grupo... mi grupete... mi grupúsculo... a veces la vida de Iglesia de algunos se resume solamente a los cercanos... a los que piensan como uno... a los que tienen la misma experiencia espiritual... y nos empobrecemos.

La vida de la fe es abrirse a la acción del Espíritu Santo en el propio corazón. Pero, por eso, es abrirse a lo que el Santo Espíritu produce en los demás. Un sacerdote argentino le llamó a eso el "ecumenismo del amor".

Es descubrir cómo el amor de Dios también está vivo y operando en los otros. De eso trata, brevemente, este video.

Y vos... ¿te encerrás con los tuyos o te abrís a la riqueza del Espíritu?

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