El 28 de abril de 1872 se constituyó la Sociedad Protectora de la Enseñanza que dio origen dos años más tarde a la Sociedad de Beneficencia. El 8 de agosto de 1874 se reunieron las señoras socias fundadoras: Bonifacia Álvarez de Álvarez, Josefa Zavala de Otaño, Nina J. de Jones, Ignacia Romero de Parera, Nicolasa Álvarez de Zarco, Manuela Puig de Echague, Josefa F. de Ferreira, Jacinta A. de Berduc, Ángela A. de Garmendia, Francisca de Auli y muchas otras con el fin de trabajar para ayudar a otros.
En este nuevo aniversario de la mujer, que bueno recordar a muchas que en forma desinteresada dieron su tiempo y esfuerzo para trabajar por la educación, el bienestar, las familias, los niños sin hogar, las mujeres desamparadas, la construcción de capillas como la del famoso hospital de la Caridad.
El Asilo Buen Pastor
Este grupo en particular, son las fundadoras del Asilo Buen Pastor, cuando el 1 de mayo de 1910 lo inauguran con el fin de ayudar y contener a mujeres desamparadas.
El edificio ubicado en Carbo y Gualeguay, nombre de la calle en esa época, es el actual colegio de las Mercedarias. Fue atendido primero por las Trinitarias, según consta en el convenio del 9 de marzo de 1909. Entre lo que vemos en el texto del mismo que compartimos, ellas vienen de Madrid a Paraná. Llegaran después las Mercedarias.
El Hospital de la Caridad
Esta sociedad también está trabajando en el Hospital de la Caridad, y serán las responsables de concluir la obra de la capilla.
Dice Ofelia Sors en un artículo del tema que,
“En 1858, se ordenó la confección de un censo de los enfermos del “Mal de Hansen” existentes en la provincia, para su atención y cuidado, se decide la construcción en Paraná de un hospital. Sucesos políticos posteriores imposibilitaron su construcción.
Diez años más tarde, en 1866 se señala el buen estado sanitario y el normal funcionamiento del Hospital Militar, hasta entonces el único, atendido por el gobierno y algunas limosnas que la caridad pública hacía llegar.
A fines del año siguiente, se instala un lazareto en la ciudad y se toman medidas sanitarias, con el fin de evitar las epidemias y en 1872, se refacciona el Hospital Militar ampliándolo y construyendo salas para mujeres, además de la capilla para los enfermos.”
En 1875, el presidente municipal, nombra una comisión integrada por el doctor Antonio Zarco, consejero y representante de la Sociedad de Beneficencia, el señor Celestino Ortiz y el albacea de la Testamentaria Masffer, don Ramón Sola. De acuerdo a los planos y proyectos del arquitecto Teodoro Vidaechea, debían contratar la construcción de mejoras en el edificio del hospital.
Por Ordenanza del 7 de setiembre de ese año se encargó a la Sociedad de Beneficencia la administración interna del Hospital Municipal. Los gastos los iba a cubrir el Municipio con sujeción a la Ley de Presupuesto.
Esta sociedad, agregó fondos recolectados y dos testamentarías destinados a la construcción de un edificio complementario del hospital, que hasta entonces estaba en funcionamiento.
Las Hermanas de Caridad Hijas de María del Huerto
El 1° de noviembre de 1876 se instalan en el hospital las Hermanas de Caridad Hijas de María del Huerto, para la asistencia y cuidado de los enfermos.
Y otra vez tenemos a mujeres trabajando juntas, las monjas del Huerto. En enero de 1860, llegaron de Italia veinte Hermanas acompañadas por la R. M. Luisa Solari, quienes, juntamente con la R. M. y el Sr. Don Juan R. Gómez, especialmente invitado por otra Sociedad de Beneficencia, se dirigieron hacia Buenos Aires, donde se hacen cargo del manicomio de mujeres y Asilo de Expósitos.
Durante días y noches las hermanas tuvieron que atender a centenares de heridos, disponer lo necesario para las operaciones, preparar alimentos y consolar a los pobres enfermos. Después de atender heridos, enterraron a los muertos liberando a la ciudad de los peligros de una infección.
El 7 de abril de 1871 la fiebre amarilla hace estragos en Buenos Aires y allí también están las hermanas del Huerto, diría Feliz Frías, llegaron a tiempo como el soldado al campo de batalla.
Por aquellos años, la ciudad, que había sido sede del Gobierno Nacional de 1854 a 1860, vivía un tiempo de desánimo, de crisis. Había sentido el impacto de la Batalla de Pavón y el traslado de la Capital de la Nación Buenos Aires. Los signos de la prosperidad que se habían vislumbrado en la época anterior, se derrumbaban.
El primer Colegio para Niñas
Los vecinos de Paraná, entonces, como una forma efectiva de trabajar para superar la crisis, conformaron una Comisión que proyectó la creación de un Colegio para niñas, al amparo de María, con la seguridad de que las mayores posibilidades que se ofrecerían a la mujer por su educación, redundarían en el progreso y el bien general.
El Gobernador Justo José de Urquiza, quien tenía una particular preocupación por la educación de la mujer, brindó un decisivo apoyo a la iniciativa, dictando un decreto que acordaba una subvención mensual para el proyectado colegio.
El Presidente de la Nación, Dr. Bartolomé Mitre, al conocer la aspiración del vecindario de Paraná y el deseo de contar con un edificio donde pudiese funcionar el colegio, cedió, en calidad de préstamo, para tal fin la casa del senado de la Confederación. Paralelamente, se habían realizado gestiones ante la Superiora Provincial de Montevideo de las Hermanas Hijas de María Santísima del Huerto, Hermana Clara Podestá, quien comprometió su colaboración “para prestar sus humildes servicios a esa amable juventud”. Así llegan a Paraná a fundar el Colegio del Huerto y a trabajar en el hospital.
El reglamento del hospital fue presentado por la Sociedad de Beneficencia y aprobado por el Municipio en 1878. Se lo denominó “Hospital de Caridad”, bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús, su misión era recibir y curar a todos los enfermos pobres sin distinción de religión ni nacionalidad.
La Capilla (hoy demolida) del Hospital
En 1877 se inició la construcción de la capilla, inaugurada en el año siguiente, bajo la misma advocación, aledaña al hospital frente a la actual Plaza Sáenz Peña (ambos demolidos).
En enero de 1878 el Obispo Gelabert autoriza la erección del vía Crucis de la capilla a nombre de la sociedad de beneficencia en la persona de Josefa Zavala de Otaño.
Esta capilla, bendecida el 18 de julio de ese año, bajo la advocación del Sagrado Corazón, tuvo como padrino al presidente municipal Manuel M. de Fontes.
El altar fue construido en Buenos Aires, el púlpito costeado por Gregorio Fernández y José González del Solar. Este fue el inicio de la parroquia Sagrado Corazón de Paraná, construida años más tarde en el mismo lugar.
La Escuela San José
También esta sociedad va a seguir colaborando con la escuela San José, primera escuela católica de Varones. Creada en 1886, que después se traslada al Seminario Conciliar construido en 1898 en el predio donado por la Señora Ana de Folk.
Cuantas mujeres conocidas y cuantas anónimas a lo largo de nuestra historia, hicieron eso precisamente, historia, con su pasión, sus ganas, sus entregas y frustraciones para ser hoy lo que somos. Reconocer nuestro pasado nos enseña a caminar hacia el futuro. Tanto todavía por hacer, pero mucho camino recorrido.