Carlos “Rofy” Yaryez fue un joven enamorado de Jesús que, de la mano de María, quiso ser coherente con el mensaje del Señor. Comenzó a caminar en la fe con grupos de jóvenes que profundizaban en el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia y la participación en retiros espirituales ignacianos. Luego fue cimentando su pertenencia eclesial desde la Acción Católica, la cual lo formó tanto doctrinal como espiritualmente.
Hizo lo que todo joven normal haría: tenía novia, estudiaba (Ingeniería Electromecánica) y vivía con intensidad la amistad. Pero, al decir de su novia Sandra, “lo cotidiano lo vivía en una forma extraordinaria porque lo vivía de la mano de Dios."
Uno de sus amigos, Juan Pablo, recuerda que “él siempre estaba atento a quién necesitaba alguna palabra o compartir una oración en ese momento. Hacía su apostolado de esa manera."
En plena juventud, lleno de proyectos y esperanza para su vida que estaba comenzando, le diagnostican Leucemia. "Carlos vivió su enfermedad de una forma de entrega total a la voluntad de Dios" nos cuenta la que era su novia, Sandra.
Cuando fue pasando el tiempo y Sandra se cuestionaba sobre la voluntad de Dios en el sufrimiento de su novio… sufrimiento que era “inexplicable” porque ellos vivían su fe con intensidad, incluido un santo noviazgo. Entonces él le dice:
"No le preguntes a Dios por qué. Preguntále para qué y ahí te vas a dar cuenta. Dios nos quiere redimir y depende de cómo nosotros vivamos esto, van a ser la cantidad de almas que se salven. Capaz de que vos ni yo lo vamos a ver, pero todo depende de cómo lo vivamos.”
En este video nos cuentan más datos sobre su vida y la Luz que lo inspiraba.
Carlos, junto a Víctor Manuel Schiavoni y María Cruz López tienen abierto un proceso que podría tener como punto final su canonización. Sin lugar a dudas, vidas que nos inspiran a crecer en nuestra fe.