En este tiempo de pandemia el silencio lo ha invadido todo. Aunque intentemos llenarlo con ruidos mediáticos, está golpeando constantemente a nuestra existencia.

Hace poco el Papa Francisco, en su Misa de Santa Marta, oraba con esta intención: “En este tiempo hay tanto silencio. Incluso se puede oír el silencio. Que este silencio, que es un poco nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga crecer en nuestra capacidad de escucha.”

Con sus preguntas, replanteos, recuerdos… nos mueve el piso de lo que creíamos ya consolidado, firme, definitivo. Por eso el silencio es fecundo, lleno de vida… si nos animamos a tomar decisiones fundamentales. Pero está lleno de muerte si queremos persistir en nuestra vida con conciencia de culpa.

Una experta en silencio

La Hermana María del Rosario, monja del Monasterio Nuestra Señora del Paraná, es experta en silencios. Su vida consagrada al Señor en la oración y el trabajo está repleta de estos momentos de mutismos de palabras y diálogos interiores.

Ella, además, es poeta y pone en versos sus riquezas interiores. Así como canta en el coro conventual las alabanzas al Dios Vivo, también hace resonar en sus escritos las letras que el Señor genera en su existencia.

Este poema nace de una pregunta y una experiencia:

Dios inventó el silencio
para que hablara con Él.
Plantó de luna la noche
y puso en ella el lucero,
puso en mi garganta versos
y en mis labios, vino nuevo.

Con el coraje en el vino
la copla nació despacio.
Y Dios nació con la copla
y la copla con el llanto.

Tanta vida me dio el canto
que supe de abrazos tiernos,
sin más que un puñado cierto
de soles y claridades.
¡Cómo se abre el amor
cuando puja desde dentro!

Con un poncho de rocío
despierta la madrugada.
Se hace más tibia la helada,
más ferviente la oración,
cuando se trepa con el sol
con manos entrelazadas.

Dios me dio el horizonte
para soñar con estrellas,
para toparme la huella
en el frescor de los campos,
sentir que la fe es nardo
que perfuma ilusión.

Dios habla a mi corazón
con su silencio de salmos.

Un cura musiquero

El Padre Mario Taborda, de la Arquidiócesis de Paraná, es un sacerdote que con su guitarra y sus cantos toca los corazones humanos. Tiene un carisma muy especial para hacerte pasar de una letra comercial a una música mística que te hace resonar lo profundo de tu vida.

El tomó el poema de la hermana Rosario y lo hizo música en su Facebook. Así suena:

Un silencio que te convoca

Tu mundo interior está clamando por respuestas. Dios permitió que una pandemia te permitiera parar tu ritmo de vida. De pronto lo que era importante… urgente… imprescindible… se relativizó. De pronto comenzaron a surgir otras cuestiones… algunas olvidadas… otras nuevas… ¿no?

Hoy es tiempo de responder aquellas preguntas que son fundamentales. Preguntas que están en todos los seres humanos, creyentes o no: ¿quién soy? ¿porqué existo? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy?

Es tiempo también de responder a esas preguntas que son propias de los católicos: ¿quién es Jesús para mí? ¿por qué creo en Él? ¿es lo mismo ser cristiano que no serlo? ¿qué es la Iglesia? ¿vale la pena ser católico tibio? …

Preguntas que son para valientes. Para los que se animan al silencio y a las respuestas que transforman la existencia. Si, Dios inventó este silencio para que crezcas, para que alcances la plenitud, la armonía interior. ¿Te animás al silencio fecundo?

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