Qué es la Iglesia

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7.- Las 4 notas de la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica

Estas cuatro notas de la Iglesia, fundamentada en el Credo niceno-constantinopolitano, son un elemento central en la comprensión de la identidad y la misión de la Iglesia. No solo son características distintivas, sino que también revelan la esencia misma de la Iglesia como comunidad de fe que se origina en Cristo y se desarrolla a través de los siglos.

Una

La primera nota subraya la unidad de la Iglesia. Esta unidad no se limita a la mera organización o estructura, sino que tiene su fundamento en Cristo mismo. El, como cabeza de la Iglesia, deseó que todos sus discípulos fueran uno, como él y el Padre son uno (Juan 17,21).

Esta unidad se manifiesta en la comunión de fe compartida por todos los miembros de la Iglesia; en la celebración del culto común, especialmente en los sacramentos, y en la sucesión apostólica que une a los fieles a través del tiempo con los Apóstoles y, por ende, con Cristo.

Desde los primeros días de la Iglesia, esta unidad ha sido un objetivo fundamental. Los primeros cristianos "se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan (eucaristía) y en las oraciones" (Hch 2,42). Esta unidad espiritual y sacramental es la que constituye el Cuerpo Místico de Cristo, una realidad que trasciende las divisiones temporales y geográficas.

Santa

La santidad de la Iglesia reside en su origen divino y en la acción santificadora del Espíritu Santo. Cristo fundó la Iglesia para santificar a sus miembros mediante la gracia y la participación en los sacramentos.

A través de los siglos, la Iglesia ha sido el instrumento divino para la santificación del pueblo de Dios, llamándolo a vivir en conformidad con los mandamientos y la enseñanza de Cristo.

La santidad de la Iglesia se manifiesta en la vida de los santos y en el testimonio de fe de sus miembros a lo largo de la historia. Aunque los miembros individuales podemos ser pecadores, la Iglesia como Cuerpo de Cristo es santa y está llamada a ser un faro de luz en el mundo, invitando a todos a la conversión y a la vida de gracia.

Católica

La tercera nota enfatiza la universalidad de la Iglesia. Esta catolicidad significa que la Iglesia está destinada a todos los pueblos, tiempos y culturas. Esta universalidad se expresa en la predicación del Evangelio a todas las naciones (Mt 28,19), en la aceptación de personas de todas las condiciones sociales y en la diversidad de ritos litúrgicos que enriquecen la expresión de la fe.

La Iglesia Católica abraza la plenitud de los medios de salvación y de la verdad revelada en Cristo. Esta plenitud se manifiesta en la riqueza de sus sacramentos, en la comunión de los fieles bajo la guía de los sucesores de los Apóstoles, y en la preservación de la sana doctrina transmitida desde los primeros tiempos.

La catolicidad de la Iglesia es un llamado a la unidad en la diversidad, manteniendo la comunión en lo esencial mientras se respeta la libertad en cuestiones opinables.

Apostólica

La cuarta nota se refiere a la continuación de la misión apostólica en la Iglesia. Jesucristo fundó la Iglesia sobre el testimonio de los Apóstoles y les confió la tarea de enseñar, gobernar y santificar en su nombre.

Esta sucesión apostólica se transmite mediante la ordenación de Obispos, que son los sucesores de los Apóstoles y que mantienen la fidelidad a la enseñanza de Cristo y a la tradición apostólica.

La Iglesia Apostólica conserva y transmite la enseñanza recibida de los Apóstoles, guardando celosamente la sana doctrina y defendiéndola de errores doctrinales. Esta sucesión apostólica asegura la continuidad histórica y doctrinal de la Iglesia a lo largo de los siglos, protegiendo así la autenticidad de la fe cristiana.

Un camino de integridad

Estas notas no solo definen qué es la Iglesia. También orientan la vida de los fieles hacia la unidad en Cristo, la búsqueda de la santidad, la universalidad en la misión evangelizadora y la fidelidad a la enseñanza apostólica. Así nos proporcionan un marco doctrinal crucial para entender y vivir nuestra fe en el contexto contemporáneo y mantener la conexión vital con la fuente misma de la salvación, que es Cristo Jesús nuestro Señor.