Cada vez son más abundantes… en la tele y en la vida real. Si… leyó bien: en la vida real. Es que el misterio de los muertos vivos, de los vivos que están muertos… o como se quiera decir… da para mucho. Tienen un hambre voraz y se alimentan de otros seres humanos vivitos de verdad. Entonces… les dejo una pregunta: ¿qué hay de verdad detrás del misterioso caso de los zombies… cristianos?

El diccionario dice que el zombie es una “persona que se supone muerta y reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad”. Nos basta con eso. Pero si quieren saber más acerca de este mito… visiten esta página de la Wikipedia.

Pero yo no quiero hablarles de estos zombies irreales. Quiero compartir lo que pienso de los zombeis reales… bautizados.

El muerto que parece vivir

Es una paradoja. Parece que está vivo… pero está muerto. Y… lo peor… es que no se da cuenta… como le pasa a cualquier zombie que se respete como tal. Y, como es costumbre con la especie, tiene un hambre feroz, insaciable… come y come… pero esa comida no lo llena… para nada.

¿De qué está hablando el cura? ¿El frío lo ha trastornado? Para nada. Partamos, para entenderlo, simplemente compartiendo esta frase de San Pablo:

“El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.” (2 Cor 5,17)

Y, por si nos queda algo de dudas, lo completamos con esto otro:

“Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.” (Ef 2,10)

Esta es la realidad profunda del católico: ha renacido desde lo alto gracias a la fuerza redentora del Agua Viva que brotó del costado abierto de Jesús. Tenemos una vida humana y el regalo de la Vida Divina que nos habita.

Sin embargo… actuamos y vivimos como muertos… el “hombre viejo” nos mueve. ¿De qué manera? Dejemos hablar de nuevo a San Pablo:

"Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos y tienen la mente oscurecida. Ellos están apartados de la Vida de Dios por su ignorancia y su obstinación, y habiendo perdido el sentido moral, se han entregado al vicio, cometiendo desenfrenadamente toda clase de impurezas.

Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús.

De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.

Por eso, renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su prójimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros.

Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados, dando así ocasión al demonio.

El que robaba, que deje de robar y se ponga a trabajar honestamente con sus manos, para poder ayudar al que está necesitado.

No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan.

No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención.

Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad." (Ef 4,17-31)

¿Queda alguna duda de porqué a veces no solamente parecemos sino que, muchas veces, somos verdaderos zombis? Esto sin ninguna duda: yo el primero.

Los vivos que están muertos

Parece igual al título anterior… pero es lo contrario. Y es la identidad profunda del católico. Partamos, nuevamente, de San Pablo:

“Ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo.

Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia.

Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.” (Rom 8, 9-11)

Esta es una gran diferencia con los zombies. Nosotros estamos sometidos a la muerte, como cualquier ser humano, pero ya tenemos en nosotros las primicias de la vida plena: la que nos adelantó el bautismo.

Una gran diferencia… pero hay otra

Alimentarse de la carne

Los zombies necesitan comer la carne humana para saciar un hambre que no tiene fin. Muertos en vida comen un alimento que ni les da vida ni los alimenta.

Nosotros, católicos, si vivimos de acuerdo al hombre viejo, también corremos desesperado detrás de las cosas que hoy nos satisfacen pero mañana nos dejan el corazón vacío. La experiencia del desengaño, que viene luego del disfrute de lo transitorio, es en verdad frustrante.

Claro… si somos humanidad renovada en Cristo tenemos otro alimento. Como los zombis queremos comer carne buena y verdadera. Y la tenemos muy a mano. Para darles luz… esta vez permítanme citarlo a Jesús:

"Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí." (Jn 6,54-57)

La promesa es grande: darle un bocado a la carne de Jesús me da Vida plena, felicidad que no tiene fin.

¿No es una verdadera paradoja que los católicos busquemos excusas para no comer la carne y beber la sangre de Jesús cada domingo? ¿Será por eso que somos muertos en vida… zombies espirituales?

Y ustedes… ¿Qué opinan del misterio de los zombies?

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2 COMENTARIOS

  1. Padre Fabian q buena reflexión para aplicarla primero a mi vida y para compartirla con los q me rodean gracias Dios le bendiga

  2. Espectacular la reflexión, cdo no iba a Misa mi papá me decíA vas andar como zombi en la vida sino te acercas y convivía con Jesús ojo nena el colado está agazapado para hacerte caer. Pocas veces le hice caso

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