La Iglesia celebra el misterio de Cristo en el círculo de un año. Con el correr de los siglos se fueron poniendo fechas a las celebraciones principales y secundarias, de acuerdo a un orden que tenía que ver mucho con las culturas locales (en este artículo tenemos una síntesis histórica sobre los distintos calendarios litúrgicos en la historia).

El Concilio Vaticano II, de cara a la reforma litúrgica que los Obispos habían decidido realizar, dedica el capítulo V de la Constitución Sacrosanctum Concilium (SC) a brindar los criterios para llevarla adelante. Luego de un estudio prolongado, el Papa Pablo VI da a conocer el 14 de febrero de 1969 la “carta apostólica «Mysterii paschalis», dada en forma de «motu proprio» para la aprobación de las normas generales del año litúrgico y del nuevo calendario universal” (MP) (la pueden leer en latín en el sitio vaticano ). Con esto se promulga el Calendario Romano General que actualmente nos rige. De la mano de estos dos documentos trataremos de comprender el significado espiritual y pastoral del ordenamiento anual de las celebraciones cristianas.

Qué es el año litúrgico

Pablo VI nos dice el motivo que había llevado a los Padres Conciliares a la renovación del Calendario:

“Ciertamente, a lo largo de los siglos, la multiplicación de vigilias, fiestas religiosas y su celebración en octavas, igual que las múltiples inserciones en las diversas partes del año litúrgico, algunas veces condujeron a los fieles hacia peculiares ejercicios de piedad, de modo que su pensamiento se alejó, en cierta manera, de los misterios fundamentales de nuestra redención.”(MP)

Esta acumulación había llevado a que no se percibiera con sencillez la centralidad del Misterio de Cristo en el año litúrgico. Por eso el Concilio lo primero que hace es aclarar de qué se trata lo central de la “materia a reformar””:

“La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó «del Señor», conmemora su Resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa Pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua.

Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor.

Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.” (SC102)

A esto, con el correr de los tiempos se suma la veneración de la Virgen María, “el fruto más espléndido de la Redención”(SC 103). Y de la mano de la Madre de Dios hombres preclaros que vivieron el evangelio en intensidad:

“Además, la Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos, que llegados a la perfección por la multiforme gracia de Dios y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros. Porque al celebrar el tránsito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos.” (SC104)

También se fueron agregando cuestiones propias de la piedad popular:

“Por último, en diversos tiempos del año, de acuerdo a las instituciones tradicionales, la Iglesia completa la formación de los fieles por medio de ejercicios de piedad espirituales y corporales, de la instrucción, de la plegaria y las obras de penitencia y misericordia.” (SC105)

Criterios para la reforma

El eje del año litúrgico está puesto en el Domingo o Día del Señor (SC 106). Hoy no nos detendremos en este tema ya que le dedicaremos especialmente el próximo artículo. En los números siguientes da otros tres criterios para dar un orden a las fiestas.

El primero consiste en manifestar la centralidad del misterio de la redención cristiana:

“Revísese al año litúrgico de manera que, conservadas o restablecidas las costumbres e instituciones tradicionales de los tiempos sagrados de acuerdo con las circunstancias de nuestra época, se mantenga su índole primitiva para que alimente debidamente la piedad de los fieles en la celebración de los misterios de la redención cristiana, muy especialmente del misterio pascual.” (SC107)

El segundo tiene que ver con la distribución de las fiestas del Señor y el orden de prioridad:

“Oriéntese el espíritu de los fieles, sobre todo, a las fiestas del Señor, en las cuales se celebran los misterios de salvación durante el curso del año. Por tanto, el cielo temporal tenga su debido lugar por encima de las fiestas de los santos, de modo que se conmemore convenientemente el ciclo entero del misterio salvífico.” (SC108)

El tercero es la ubicación correcta de las fiestas de los santos:

“De acuerdo con la tradición, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas. Las fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y proponen ejemplos oportunos a la imitación de los fieles. Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las Iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la Iglesia sólo aquellas que recuerdan a santos de importancia realmente universal.” (SC111)

La ordenación del año litúrgico

Pablo VI la promulgó. Si bien la pueden leer completa desde el link que dábamos arriba, c reo interesante compartírselas aquí para que puedan ver de un solo golpe cómo se organiza el año litúrgico de manera práctica. Luego de una introducción general, desarrolla dos títulos. El primero está dedicado a establecer un orden de importancia de los días para que se pueda decidir cuál es la fiesta a celebrar cuando dos en la misma fecha. El segundo título despliega las distintas fiestas en el lugar que les corresponde a lo largo del año.

LOS DÍAS LITÚRGICOS

I. El día litúrgico en general

Cada día se santifica por las celebraciones litúrgicas del Pueblo de Dios, especialmente mediante el sacrificio eucarístico y el Oficio divino. El día litúrgico va de medianoche a medianoche. Pero la celebración del domingo y de las solemnidades comienza en la tarde del día anterior.

II. El domingo

Por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la Resurrección de Cristo, el primer día de la semana, llamado día del Señor o domingo, la Iglesia celebra el Misterio Pascual. Por eso el domingo debe considerarse como el día de fiesta primordial.

Dada la importancia del domingo, sólo tienen prioridad, sobre él, la celebración de las solemnidades y las fiestas del Señor. Pero los domingos de Adviento, de Cuaresma y Pascua tienen prioridad sobre todas las fiestas del Señor y sobre todas las solemnidades. Las solemnidades que coincidan con esos domingos se trasladan al lunes siguiente, a no ser que coincida con el Domingo de Ramos o el Domingo de la Resurrección del Señor.

El domingo excluye siempre la asignación perpetua de otra celebración. Sin embargo:

a) El domingo en la octava de Navidad, se celebra la Sagrada Familia.

b) El domingo después del 6 de enero, se celebra la fiesta del Bautismo de nuestro Señor.

c) El domingo después de Pentecostés, se celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad.

d) El último domingo ordinario, se celebra la solemnidad de Jesucristo, rey del Universo.

En los lugares donde la Epifanía, Ascensión y Corpus Christi no son de precepto, se les asigna un domingo como día propio, a saber:

a) Epifanía: el domingo que cae entre el 2 y el 8 de enero.

b) Ascensión: el 7° domingo de Pascua.

c) Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo: el domingo después de la Santísima Trinidad.

III. Solemnidades, fiestas y memorias

En la celebración del ciclo anual de los Misterios de Cristo, la Iglesia venera también con amor especial a la Bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, y propone .a la piedad de los fieles las memorias de los mártires y demás santos.

Los santos que tengan importancia universal son celebrados obligatoriamente en la Iglesia universal. En cuanto a los demás, o bien quedan inscriptos en el calendario, pero su celebración es facultativa; o bien se dejan a la devoción particular de una iglesia, nación o familia religiosa.

Las celebraciones se dividen según su importancia y se denominan: solemnidades, fiestas y memorias.

Las solemnidades corresponden a los días principales cuya celebración comienza el día anterior con las primeras vísperas. Algunas solemnidades tienen incluso una Misa propia de vigilia para la tarde de la víspera, si se celebra la Misa vespertina. La celebración de las grandes solemnidades de la Pascua y Navidad se continúan durante ocho días seguidos. Cada una de estas octavas se rige por sus leyes propias.

Las fiestas se celebran dentro de los límites del día natural. Por consiguiente, no tienen primeras vísperas, a no ser que se trate de fiestas del Señor que coincidan con los domingos ordinarios o del tiempo de Navidad y que sustituyan el Oficio del domingo.

Las memorias son obligatorias o facultativas. Su celebración se combina con el día de la semana (feria) correspondiente según las normas expuestas en la Instrucción General del Misal Romano y de la Liturgia de las Horas. Las memorias obligatorias que coinciden con las ferias de Cuaresma, pueden celebrarse solamente como memoria facultativa. Si varias memorias aparecen en el calendario en el mismo día, puede celebrarse una sola, omitiendo las demás.

Los sábados del tiempo ordinario, cuando no haya memorias obligatorias, puede celebrarse la memoria facultativa de la Virgen María.

IV. Las ferias

Se llama ferias los días de la semana que siguen al domingo. Se celebran de diversas maneras, según su importancia propia:

a) El Miércoles de Ceniza y los días de la Semana Santa a partir del Lunes Santo hasta el Jueves Santo, inclusive, tienen preferencia sobre cualquier otra celebración.

b) Las ferias del Adviento, del 17 al 24 de diciembre, inclusive, y todas las ferias de Cuaresma tienen preferencia sobre cualquier memoria obligatoria.

c) Las demás ferias ceden el lugar a todas las solemnidades y fiestas y se combinan con las memorias.

EL CICLO ANUAL

La Iglesia, a lo largo del año, conmemora todo el Misterio de Cristo desde la Encarnación hasta Pentecostés, y la espera de la Venida del Señor.

I. El Triduo pascual

La obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, Cristo la realizó principalmente por el Misterio Pascual, mediante el cual con su muerte destruyo nuestra muerte y con su Resurrección restauró nuestra vida. Por esta razón el santo Triduo pascual de la Pasión y Resurrección del Señor es el centro del ano litúrgico. Así como el domingo constituye el núcleo de la semana, también la solemnidad de Pascua constituye el núcleo del año litúrgico.

El Triduo de la Pasión y Resurrección del Señor comienza con la Misa vespertina de la Cena del Señor; tiene su centro en la Vigilia Pascual y concluye con las vísperas del domingo de Resurrección.

El Viernes Santo de la Pasión del Señor y -según las posibilidades- también el Sábado Santo hasta la Vigilia Pascual se guarda en todas partes el sagrado ayuno pascual.

La Vigilia Pascual, en la noche santa de la Resurrección del Señor, es considerada como «la madre de todas las santas vigilias», en ella, la Iglesia espera en vela la Resurrección de Cristo y la celebra en los sacramentos. Por consiguiente, la celebración de esta santa Vigilia debe hacerse totalmente de noche, es decir, empezar después del comienzo de la noche y terminar antes del alba del domingo.

II. El tiempo pascual

Los cincuenta días a partir del domingo de la Resurrección hasta el de Pentecostés se celebran en la alegría y exultación, como si se tratase de un solo día de fiesta, o mejor, de un «gran domingo». Son los días en que especialmente se canta el Aleluia. Los domingos de este período se consideran como domingos de Pascua, y, después del domingo de Resurrección, se los designa como: segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo domingo de Pascua. El domingo de Pentecostés cierra este sagrado periodo de cincuenta días. Los ocho primeros días del tiempo pascual constituyen la octava de Pascua, y se celebran como solemnidades del Señor.

La Ascensión del Señor se celebra el cuadragésimo día después de Pascua, a no ser que se traslade al séptimo domingo de Pascua, en los lugares donde no es de precepto (cf. n. 7).

Las ferias después de la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés, inclusive, son preparatorias a la venida del Espíritu Santo.

III. El tiempo de Cuaresma

El tiempo de Cuaresma esta ordenado a la preparación de la celebración de Pascua. En efecto, la liturgia cuaresmal dispone a la celebración del Misterio Pascual, tanto a los catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles, que recuerdan el bautismo y hacen penitencia. El tiempo de Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, exclusive. Desde el comienzo de Cuaresma hasta la Vigilia Pascual no se dice Aleluia.

El miércoles que comienza la Cuaresma, que es en todas partes día de ayuno, se imponen las cenizas.

Los domingos de este tiempo se llaman: primer, segundo, tercer, cuarto, quinto, domingo de Cuaresma. El sexto domingo, con el que comienza la Semana Santa, se llama «Domingo de Ramos de la Pasión del Señor».

La Semana Santa está destinada a conmemorar la Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en Jerusalén. Durante la mañana del Jueves Santo, el Obispo que concelebra la Misa con su presbiterio, bendice los óleos sagrados y consagra el santo crisma.

IV. El tiempo de Navidad

En la Iglesia, la celebración más antigua después de la del Misterio Pascual es la memoria del Nacimiento del Señor y sus primeras manifestaciones, que se realiza en el tiempo de Navidad. El tiempo de Navidad va desde las primeras vísperas de Navidad hasta el domingo después de Epifanía, o después del 6 de enero, inclusive.

La Misa de la vigilia de Navidad se celebra en la tarde del 24 de diciembre, antes o después de las primeras vísperas. El día de Navidad se pueden celebrar tres Misas, según una antigua tradición de la Iglesia Romana, o sea en la noche, en la aurora y en el día. El día de Navidad tiene su octava propia dispuesta de la siguiente manera:

a) Domingo dentro de la octava, o en su defecto, el día 30 de diciembre: fiesta de la Sagrada Familia.

b) El 26 de diciembre: fiesta de san Esteban, el primer mártir.

c) El 27 de diciembre: fiesta de san Juan, apóstol y evangelista.

d) El 28 de diciembre: fiesta de los santos Inocentes.

e) El 29, 30, 31 de diciembre son días «dentro de la octava».

f) El 1 de enero, octava de Navidad: solemnidad de santa María Madre de Dios, en que se conmemora también la imposición del santo Nombre de Jesús.

El domingo entre el 2 y 5 de enero se llama Domingo 2° después de Navidad.

La Epifanía del Señor se celebra el 6 de enero, a no ser que se transfiera -donde no es de precepto- al domingo situado entre el 2 y el 8 de enero (cf. n. 7).

La fiesta del Bautismo del Señor se celebra el domingo siguiente al 6 de enero.

V. El tiempo de Adviento

El tiempo de Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida del Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, el ánimo se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa y alegre esperanza. El tiempo de Adviento comienza con las primeras vísperas del domingo que cae el 30 de noviembre, o más próximo a ese día, y concluye antes de las primeras vísperas de Navidad.

Los domingos de este tiempo se llaman: primer, segundo, tercer y cuarto domingo de Adviento. Las ferias del 17 al 24 de diciembre, inclusive, se ordenan más directamente a la preparación de la Navidad.

VI. El tiempo común «durante el año»

Fuera de los tiempos que poseen su característica propia, quedan en el ciclo anual, 33 ó 34 semanas en que no se celebra ningún aspecto particular del Misterio de Cristo. Con todo, también se celebra en ellas el mismo Misterio de Cristo en su plenitud, especialmente el domingo. Este período se llama tiempo «durante el año».

El tiempo «durante el año» comienza el lunes siguiente al domingo que cae después del 6 de enero y se continúa hasta el martes anterior a la Cuaresma, inclusive: comienza nuevamente el lunes después del domingo de Pentecostés y se acaba antes de las primeras vísperas del primer domingo de Adviento. Por esta causa, se usa una serie de formularios para los domingos y ferias de este tiempo, que se encontrarán en el Misal y en la Liturgia de las Horas.

VII. Las Rogativas y Cuatro Témporas anuales

Durante las Rogativas y las Cuatro Témporas anuales, la Iglesia acostumbra orar al Señor por las diversas necesidades de los hombres, en particular por los frutos de la tierra y el trabajo de los hombres, y dar gracias públicamente. Para que las Rogativas y las Cuatro Témporas anuales puedan adaptarse a las diversas necesidades de lugares y personas, es preciso que sean ordenadas en cuanto al tiempo y modo de su celebración por las Conferencias Episcopales. Por consiguiente, teniendo en cuenta las necesidades locales, las autoridades competentes establecerán normas sobre la amplitud de su celebración en uno a varios días, o sobre su repetición a lo largo del año. Para cada día de estas celebraciones elíjase entre las Misas para diversas necesidades la más adecuada a la intención por la cual se hacen las súplicas.

Este tema de las Rogativas y Témporas se ha perdido en la Argentina. O, tal vez, nunca fue importante para nosotros. Eran oraciones que tenían que ver con la cultura agraria europea. Esto nos hace descubrir como el calendario es una cuestión cultural y que puede ser cambiado en el futuro.

En esta página vaticana podrán encontrar más material de cada uno de los tiempos litúrgicos.

Sobre todo esto hablaremos con más detalle hoy en nuestro programa de radio Concilium (a las 22.00 hs por FM Corazón, 104.1 de Paraná). Bienvenidos todos los aportes y sugerencias.

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1 COMENTARIO

  1. Gracie's padre por tan complete articulo sobre el a~ o liturgico. Aprendi y recorde.

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